San Enrique Morse

San Enrique Morse

Enrique Morse

San

  • Death: 02/01/1645
  • Nationality (place of birth): Inglaterra

Henry Morse (1595-1645) fue arrestado cinco veces por ser católico y cuatro veces lo dejaron en libertad o escapó él. Esta habilidad para salir de prisión se traduce en que logró permanecer más tiempo trabajando como sacerdote en Inglaterra que la mayoría de los jesuitas.

Empezó sus estudios en Cambridge y luego emprendió el estudio del derecho en el Barnard’s Inn de Londres; simultáneamente iba desencantándose de la religión oficial y se convencía más de que la verdad estaba en la fe católica. Fue recibido en la Iglesia católica en el Colegio Inglés de Douai, en Flandes, y luego volvió a Inglaterra a prepararse para entrar en el seminario aquel otoño. Las autoridades portuarias inglesas le pidieron que hiciera voto de sumisión reconociendo la supremacía del rey en materia religiosa. El reciente converso se negó a hacerlo y fue arrestado por primera vez. Le encerraron en prisión durante cuatro años antes de dejarlo libre en 1618, cuando el rey indultó a cientos de disidentes religiosos exiliándolos a Francia. Morse marchó a Douai, pero el Colegio Inglés tenía demasiados estudiantes, de modo que fue enviado a Roma, donde estudió teología y fue ordenado el año 1623.

Antes de dejar Roma, Morse tuvo un encuentro con el Superior General de los jesuitas y le pidió que le admitiese en la Compañía; el general le dijo que le admitiría en cuanto volviese a Inglaterra. Entró en la Compañía probablemente el año 1624, y pasó el tiempo de noviciado en trabajo pastoral por la zona de Newcastle, al norte de Inglaterra. Tras 18 meses de andar de un puesto a otro, tenía que hacer el mes de Ejercicios Espirituales para completar el noviciado. El lugar fijado era Watten, en Flandes; pero el barco al que subió para que le llevara hasta allí fue detenido en la desembocadura del río Tyne y unos soldados lo registraron en busca de un sacerdote, quizá disfrazado de comerciante. En su lugar descubrieron al P. Morse, aunque sólo llevaba un rosario. Fue arrestado por segunda vez. Al poco tiempo detuvieron a otro jesuita, el P. John Robinson, compañero suyo de clase en Roma, que llegaba para sustituir al P. Morse. Ambos acabaron en el castillo de York, donde Robinson dirigió los Ejercicios Espirituales de Morse, de modo que éste culminara su noviciado. Tres mese pasó en prisión antes de que lo dejaran libre y le expulsaran del país. Volvió a Flandes y trabajó como capellán de los soldados ingleses que servían en el ejército español, por aquel tiempo en ese país. Pero tuvo que dejar esta ocupación cuando se salud se resintió; entonces le hicieron ayudante del maestro de novicios.

En 1633 le destinaron de Nuevo a Inglaterra para trabajar en la parroquia de S. Gil, en un barrio pobre de las afueras de Londres. Estando allí la ciudad sufrió una epidemia de peste. En 1635 se localizaron algunos casos aislados, pero a mediados de abril tanto la ciudad como los suburbios se vieron afectados por la temible enfermad. Morse se entregó a cuidar a los enfermos al modo clásico de los jesuitas. Buscó medicinas para los enfermos, llevó el viático a los moribundos y preparó a los muertos para su enterramiento. El premio que recibió por su desinteresada entrega fue que, tras ser reconocido por un caza-sacerdotes, le arrestaron por tercera vez y le metieron en la prisión de Newgate. El 22 de abril fue llevado a juicio, donde se defendió hábilmente, a pesar de lo cual fue condenado, aunque la sentencia nunca fue confirmada. Le dejaron libre el 17 de junio gracias a la intervención de la reina Enriqueta María, que así reconocía su dedicación sirviendo a las víctimas de la epidemia. Por un breve tiempo volvió al trabajo pastoral, pero ya no podía moverse con seguridad, de modo que retornó al continente y volvió a trabajar como capellán del ejército.

Volvieron a destinarle a Inglaterra en 1643, pero esta vez lo enviaron a Cumberland, donde era menos conocido. La estrategia funcionó 18 meses, hasta que una noche tropezó accidentalmente con un grupo de soldados a altas horas de la noche. Al verlo andar sólo sospecharon que era un sacerdote, lo arrestaron y lo retuvieron toda la noche en casa de uno de los oficiales del puesto. Afortunadamente la mujer del oficial era católica y le ayudó a escapar. Disfrutó de la libertad seis semanas, hasta que tuvo la enorme mala fortuna de llamar a una puerta preguntando unas señas, porque se había perdido. El hombre que le abrió la puerta era uno de los soldados que le acababan de detener y que le recordaba perfectamente.

Esta vez no hubo una quinta fuga. En enero de 1645 lo llevaron desde la cárcel local a la prisión londinense de Newgate y fue sometido a examen en Old Bailey; su mera presencia en Inglaterra lo hacía culpable de violar la ley, por su retorno tras haber sido desterrado. Fue prontamente declarado culpable de alta traición y condenado a muerte. A primeras horas del que sería su último día, celebró la Misa e inmediatamente lo arrastraron hasta Tyburn para ser ejecutado. Su carro fue colocado bajo el patíbulo, de modo que quedó colgando cuando el carro siguió adelante. Tras su muerte abrieron su cuerpo, le sacaron el corazón y quemaron sus entrañas. Expusieron su cabeza en el puente de Londres, y las cuatro partes en que fue divido su cuerpo en las cuatro puertas de la ciudad.

Otros mártires de Inglaterra y Gales

Originalmente compilado y editado por: Tom Rochford, SJ

Traducción: Luis López-Yarto, SJ