Viena es un lugar de encuentro entre Europa Occidental y Europa Oriental. Los jesuitas de la Provincia de Austria consideran que su tarea es promover el encuentro, el diálogo y la interacción entre las personas y los grupos sociales, entre aquellos que no quieren encontrarse. Habían elegido, como tema de la visita del Padre General a su Provincia, “Construyendo puentes”.

Con este espíritu, se ha puesto en marcha un reciente proyecto de la Provincia de Austria en relación con el trabajo del JRS (Servicio Jesuita a Refugiados). Se trata de Locugee. Al igual que muchos países europeos en los últimos años, Austria - y quizás Viena en particular, ya que la ciudad está situada en la frontera oriental del país - ha visto llegar a muchos refugiados de Siria, Afganistán y otros lugares. La acogida de los austriacos no ha sido hostil, pero sigue existiendo el riesgo de que surjan guetos, de que se cree división entre los recién llegados y las personas del lugar.

Para hacer frente a esta realidad el Provincial ha pedido al padre Martin Rauch, que trabaja desde hace años en la pastoral universitaria, que pusiera en marcha un proyecto para promover la cercanía entre los refugiados y las nuevas generaciones de austriacos. Hablamos con el P. Martin de su experiencia.

¡Hemos abierto tres casas del proyecto LOCUGEE y hasta ahora hemos acogido a 28 personas. El nombre es una creación, una amalgama entre las palabras “local” y “refugiado” (refugee, en inglés) y quiere abrir horizontes. Creo firmemente que cuando los “locales”, la gente de aquí, y los refugiados se juntan, se abre un espacio de encuentro.

Y eso es lo que está pasando. Les pondré un ejemplo de un tipo de cambio de mentalidad que se puede conseguir conociendo a la gente, compartiendo la vida cotidiana, como es el caso en nuestras tres casas en las que austriacos y refugiados viven uno al lado del otro. Se asombran de que sea posible, en una misma casa, aceptar que se expresen puntos de vista diferentes sobre cuestiones sociales y políticas. También les sorprende que nos atrevamos a cuestionarnos unos a otros, a cuestionar lo que hacemos.

Nuestro enfoque es lento y se basa en la experiencia de un colega jesuita, que me aconsejó cómo llegar a personas de otras culturas, especialmente a musulmanes, El primer año, sólo les dices ‘Tienes derecho a pensar’. El segundo año, añades: ‘Tienes derecho a decir lo que piensas’. El tercer año, pueden empezar a discutir asuntos relacionados con la fe.

Con estas ideas en la cabeza, me gusta ir a la mezquita y he aceptado muchas invitaciones de familias al final del Ramadán. Poco a poco, con delicadeza, invito a los que voy conociendo a que vengan a ver nuestra iglesia. Realmente creo que es a través de estos encuentros como podemos conocernos mejor. Este es el significado del proyecto Locugee”.

Martin Rauch tiene su residencia en una de las tres residencias deLocugee donde viven afganos de diferentes orígenes, que en su país, no tendrían contacto alguno. Se suele decir que los iranís desprecian a los árabes, que a los árabes no les gustan los judíos. Comenta Rauch que a los austriacos que él conoce no les gustan sus propios políticos. Ha colocado en el salón de la casa el Sagrado Corazón, una junto a otra, una sura del Corán, una menorá de siete brazos y una foto del canciller austriaco Sebastian Kurz, recientemente derrocado en el parlamento. Quiere así fomentar la reflexión y el diálogo. Pretende también hacer sentir a la gente la importancia de llegar hasta los diferentes, hasta los rechazados.