Romper el círculo vicioso de la pobreza
Kiss Ferenc, SJ - Provincia de Hungría
[De la publicación “Jesuitas 2022 - La Compañía de Jesús en el mundo”]
El ministerio pastoral entre los gitanos de Hungría.
Según las estimaciones realizadas en el censo de 2011 en Hungría, alrededor del diez por ciento de la población húngara pertenece a la minoría romaní o gitana, lo que la convierte en el mayor grupo minoritario de Hungría. Los individuos y familias romaníes y gitanas viven en una profunda pobreza en Hungría. Por ello, los jesuitas de este país participan en múltiples iniciativas para ayudarles.
El pueblo romaní y gitano en Hungría ha estado
presente entre las muchas naciones y etnias diferentes que vivieron en estas
tierras a lo largo de los siglos. Hubo épocas en las que se los miraba con
recelo y otras en las que se los buscaba por los oficios y las artesanías que
aportaban a los pueblos a los que iban. Con la desaparición de estos oficios y
la evolución de la sociedad a partir del siglo XVIII, se los fue considerando
cada vez más como un «pueblo problemático». Se hicieron esfuerzos para
asimilarlos o integrarlos, de forma más o menos agresiva. Durante la época
socialista, la mayoría de los varones gitanos tenían empleo (al menos
oficialmente) y casi todos los niños estaban escolarizados, aunque fuertemente
segregados y recibiendo un nivel educativo inferior al de las escuelas de la
mayoría.
Incluso antes del fin del socialismo en Hungría, la minería y otras industrias cerraron. Desde entonces, varias generaciones han crecido en una severa pobreza, viviendo del desempleo y de las prestaciones por hijos.
Romper el círculo vicioso de la pobreza y del desamparo heredados de sus antepasados, pero sin romper los lazos familiares y los de la comunidad, es el desafío que marca la diferencia entre asimilación e integración.
El Jesuit Roma
Residential College for Advanced Studies (JRRC – Colegio Mayor Jesuita para
Estudios Avanzados) abrió sus puertas en 2011 para los jóvenes romaníes y
gitanos con talento que asisten a la universidad en la región de Budapest. Los
estudiantes no solo viven en el internado, sino que también participan en
cursos y programas comunitarios. El objetivo es fomentar una comunidad con una
identidad étnica positiva y no vergonzosa. En muchos casos es difícil para
estos jóvenes volver a casa, ya que sus padres pueden sentir que han
traicionado a la familia, que sus propios hijos los miran por encima del hombro
al haber tenido acceso a una educación superior. Y es realmente un desafío
sentir amor y respeto hacia tus padres cuando apenas puedes mantener una
conversación con ellos en una comida familiar, porque no pueden entender lo que
estás estudiando o no pueden ayudarte con ello. A menudo, los estándares y el
nivel cultural de la capital son muy diferentes del modo de vida normal en el
pueblo pobre del que procedes. Así que cuando vuelves a casa, sientes que
ya no encajas.
El JRRC trata de apoyar a estos jóvenes para que representen a su grupo étnico en la sociedad mayoritaria con el fin de romper los estereotipos, animar a estos jóvenes intelectuales romaníes a volver a casa y enfrentarse a los retos de allí y, al mismo tiempo, ayudar y motivar a sus propias comunidades. En su mayoría estas familias son cristianas y Dios es de alguna manera importante para ellas, pero no asisten a la iglesia. Uno de nuestros colegas nos contó cómo hace treinta años, en su pueblo, el viejo sacristán ahuyentaba a los niños gitanos de la iglesia con un látigo. Hay muchas heridas que curar y mucha necesidad de reconciliación. En el Colegio Mayor hay oraciones vespertinas y grupos de catequesis, y se celebra la Santa Misa; los estudiantes y los colaboradores están invitados. Esperemos que esto nos ayude a crecer juntos como parte de la misma Iglesia, que es el cuerpo de Cristo.
En 2020, la Provincia húngara también comenzó a
trabajar en un pueblo, Arló, para implementar el «Programa de Reestructuración
de Pueblos» del gobierno húngaro, que está cofinanciado por el Estado y la
Unión Europea. Nuestros socios son la organización benéfica de la Orden de
Malta de Hungría y las hermanas franciscanas, que llevan dos décadas ayudando a
los habitantes de Arló. Nuestro programa se centra en las familias con niños
menores de tres años. En muchos casos, cuando van a la guardería, los niños han
vivido en un entorno que no les ha favorecido. Algunas casas no tienen
electricidad, la mayoría no tienen instalación de agua. Los niños tienen que
llevar el agua a casa en cubos desde el pozo. En invierno también salen a
recoger leña. A menudo, las familias de seis u ocho miembros viven en una sola
habitación.
Nuestros colegas ayudan en la escuela local y visitan regularmente a las familias. Intentamos mostrarles posibilidades, motivarlos, abrir locales donde sea posible estudiar, hacer deporte, aprender a tocar música o a bailar, todo lo cual fortalece la comunidad. También hay mucho trabajo que hacer para la reconciliación entre los gitanos y los no gitanos.
Como jesuitas que ayudan a la gente a «ver todas las
cosas nuevas en Cristo», esperamos que el JRRC pueda inspirar a los jóvenes
gitanos y ser un miembro importante de la Red Ecuménica de Colegios Cristianos
para Gitanos. También esperamos poder ser una inspiración y un buen socio para
el creciente número de pueblos que participan en el «Programa de Reestructuración
de Pueblos».