Servir a los enfermos y a los pobres
31 de julio: Fiesta de San Ignacio de Loyola

Un episodio de la vida del fundador de los jesuitas puede inspirar nuestra meditación de hoy.
En 1535, tras completar sus
estudios en París, Ignacio regresó a su tierra natal, a Azpeitia.Rechaza la invitación de su hermano de alojarse en la
casa-torre de Loyola, y se instala en el hospital de La Magdalena de Azpeitia.
Míralo sirviendo a los enfermos, junto a los pobres, pidiendo limosna y
hablando de Dios a los paisanos.
En este hospital empezó a hablar con muchos que iban a visitarle de las cosas de Dios, y con su gracia se obtuvo mucho fruto. En cuanto llegó, determinó enseñar cada día a los niños la doctrina cristiana; pero su hermano se opuso mucho a ello, asegurando que nadie vendría. Él respondió que le bastaría con uno. Pero después que comenzó a hacerlo, iban continuamente muchos a escucharle, y aun su mismo hermano. (…) Hizo también que se diese orden para que a los pobres se les socorriese pública y constantemente.