Ser diácono jesuita

Ya hemos descrito el contexto de las ordenaciones diaconales en la Compañía de Jesús (ver artículo del 6 de mayo). Después de estudiar teología durante al menos tres años, los escolares jesuitas pueden ser invitados por su Provincial - después de que el Provincial haya tomado información sobre el candidato - a ser ordenados diáconos. Se habla de diaconado “transitorio” porque, para la mayoría de los jesuitas, es una etapa de transición hacia la ordenación sacerdotal, que a menudo tiene lugar aproximadamente un año después del diaconado. El diaconado transitorio es, por tanto, distinto del diaconado permanente, al que son llamados hombres, a menudo hombres casados. Estos últimos se dedican de diversas maneras tanto a los ritos sacramentales como a otras tareas que expresan el servicio evangélico según las necesidades de la Iglesia local, a menudo entre los pobres.

Hemos pedido a algunos de los diáconos jesuitas ordenados este año que nos contaran qué significaba para ellos este paso. Ya hemos publicado los testimonios de Sunny Costa, de Bangladesh, ordenado diácono en Roma, y de Bùi Huy Đąt, vietnamita ordenado en Ciudad Ho Chi Minh. Hoy, presentamos los testimonios de Guillermo Medina, mexicano ordenado en Bogotá (Colombia) y Rivelt Silnéus, haitiano ordenado en París.

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Guillermo Medina, SJ.

Guillermo Medina, SJ

La ordenación diaconal la recibo, en primer lugar, como un regalo de Dios. Después, la recibo como una confirmación vocacional que se ha venido dando durante estos años, pero que no termina en esta etapa. Me permite más bien constatar la necesidad de un servicio adecuado al pueblo al modo de Jesús pobre y humilde.

En esta etapa del ministerio diaconal, me siento llamado a caminar con las personas que sufren y que desean una renovación eclesial sin expresiones de clericalismo, cosas que nos hacen mucho daño. Quiero vivir esta etapa más bien en apertura al diálogo y a la reconciliación, tan necesarias en nuestros pueblos de América y en el mundo.

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Rivelt Silnéus, SJ.

Rivelt Silnéus, SJ

Nací en Camp-Perrin, en el sur de Haití, y crecí en una familia cristiana católica, donde la fe que me fue transmitida iluminó constantemente mi camino espiritual. Habiendo recibido la fe, me comprometí en la parroquia de mi ciudad natal, donde aprendí a servir a Cristo y a los demás. Hoy, como diácono transitorio en la Iglesia, me siento feliz de poder seguir comprometiéndome en el seguimiento de Cristo.

De hecho, la palabra clave de la experiencia de mi ordenación como diácono el 20 de abril de 2024 es: Gracia. Esta nueva etapa corrobora mi sentido de servicio y mis primeros compromisos en la Iglesia y en la Compañía de Jesús como ministro ordenado. Lo ilustro con la experiencia de Pedro cuando el Señor Resucitado le pregunta si lo ama y le confía la tarea de ser el pastor de sus ovejas (Juan 21, 15). Una misión que, con la gracia de Dios, espero asumir con gran libertad interior. De este modo, esta ordenación diaconal es la respuesta a la llamada de Jesús, que me ha elegido para ir a dar fruto en medio de su pueblo, y que me invita a permanecer en el Padre (Jn 15,16).

Reconozco que esta misión está cargada de responsabilidad, pero la acepto con todas mis limitaciones “porque cuando soy débil, es cuando soy fuerte” (2 Co 12,10), porque mi fe en Dios es la conciencia de la necesidad de su presencia en mi vida y en mi camino de jesuita. En definitiva, mi ordenación diaconal, por la que doy gracias al Señor, ha reavivado en mí el deseo ardiente de continuar en la escuela de Cristo al servicio de los demás.

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Publicado por Communications Office - Editor in Curia Generalizia
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