Zamboanga, en Filipinas, tiene una población de apenas un millón de habitantes, que resulta insignificante, si se compara con Manila, que tiene casi 17 millones de población, y con el país en su conjunto, que cuenta con unos 117 millones. Sin embargo, la presencia de los jesuitas en el sur del archipiélago ha dejado su huella en varias ciudades de la gran región de Mindanao. Entre ellas figuran Cagayán de Oro, en el norte, Davao, en el sur, y Zamboanga, en el oeste. En cada una de estas ciudades, los jesuitas fundaron y siguen dirigiendo una universidad. En Filipinas, los centros educativos jesuitas se llaman “Ateneo”.

Los jesuitas españoles estuvieron presentes en Mindanao desde finales del siglo XVI hasta su expulsión en 1768. En aquella época, Filipinas era una colonia española, por lo que la expulsión de la Compañía de España también afectó a las colonias. No fue hasta 1859, tras la restauración de la Compañía de Jesús, que los jesuitas regresaron a Filipinas, eligiendo Mindanao y otras islas más al sur como territorios de misión. La labor de evangelización y fundación de parroquias exigió al principio todas sus energías, pero en 1912 se abrió una escuela parroquial. Poco a poco, la educación se convirtió en la principal actividad de la Compañía de Jesús en la región: escuela primaria, luego secundaria, colegio universitario, universidad reconocida, facultad de medicina: todas ellas denominadas oficialmente “Ateneo de Zamboanga University” (AdZU) desde 2001.

En la actualidad, la comunidad jesuita cuenta con una decena de miembros, todos ellos involucrados de un modo u otro en la labor educativa de la Compañía en Zamboanga. Conocimos al superior, Arnel Ong, que nos habló del contexto educativo, social y religioso en el que trabajan los miembros de su comunidad.

“Cuando los jesuitas regresaron tras la expulsión, quisieron dar prioridad a Mindanao. Los jesuitas deben estar en Mindanao Occidental para compartir la Espiritualidad Ignaciana y ser agentes de reconciliación a través del apostolado de la educación.

La Universidad Ateneo de Zamboanga atrae a personas de diferentes tradiciones religiosas por su educación de alta calidad y su enfoque integrador de la formación. Hoy en día, el número de estudiantes musulmanes en la educación básica y superior está aumentando. Hay entre un 25% y un 30% de estudiantes musulmanes en cada unidad. Sin embargo, no se ha realizado ninguna investigación sistemática sobre por qué quieren estudiar en una escuela católica y jesuita. Pero en conversaciones informales, estos estudiantes han declarado que se sienten apreciados, respetados e incorporados en la universidad.”

Esta zona de Mindanao es conocida por la agitación social y, a veces, por la violencia. En los años 80 fue el New People’s Army, un movimiento guerrillero maoísta. Más recientemente, los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas filipinas y grupos islámicos radicales han amenazado el ambiente social. El P. Arnel comenta las relaciones con la comunidad musulmana.

“Los jesuitas afrontan las tensiones que se han producido en Zamboanga City en el pasado mediante la educación y la inculturación. La universidad estableció ciertas oficinas y programas para atender estas preocupaciones. El gobierno local siempre consulta a la universidad por su influencia en la región.

Con el aumento de la población de estudiantes musulmanes en la universidad, los jesuitas han tomado conciencia de la necesidad de incorporarlos. En todos los actos y programas tenemos dos oraciones: cristiana y musulmana. Durante la celebración eucarística de la comunidad, se celebra un servicio de oración separado para los estudiantes, profesores y personal musulmanes. La universidad también asignó un espacio para una sala de oración, en cada unidad, para estudiantes, profesores y personal. Se reúnen los viernes al mediodía para la oración. En la universidad, los estudiantes musulmanes se matriculan en la asignatura de Estudios Religiosos para el Islam, mientras que los cristianos cursan la de Estudios Religiosos para el Cristianismo. También para los universitarios, hay retiros y Ejercicios separados, impartidos por miembros del personal de cada grupo religioso. Todos los años, al final del Ramadán, la Universidad patrocina la cena del Gran Iftar.

A través de estas diferentes actividades integradoras, los estudiantes y profesores musulmanes sienten que forman parte de la Universidad. Son respetados y bienvenidos.”

En términos más generales, ¿a qué necesidades y retos se enfrentan los jóvenes en este ámbito? Sea cual sea de hecho su religión.

“El problema común que hemos visto crecer entre nuestros jóvenes está relacionado con su salud mental. Ha sido generalizado durante el confinamiento por pandemia y las clases en línea. Muchos estudiantes se deprimieron por falta de actividades y de interacción social. Una parte de los estudiantes está obsesionada con las redes sociales, Internet y los videojuegos, lo que afecta a su bienestar general. Y, como en muchos otros lugares, los problemas familiares, las familias rotas y la falta de supervisión parental contribuyen a debilitar su equilibrio de salud mental. Nuestra presencia, a nivel pastoral y educativo, quiere ayudarles a superar sus situaciones problemáticas.”