Explosión en el puerto de Beirut – Un impacto que aún se siente

El tiempo pasa y los recuerdos se desvanecen. Pero, ¿quién puede olvidar la terrible explosión del 4 de agosto de 2020, en el puerto de Beirut, que destruyó y dañó gran parte de la ciudad? Ningún libanés, tanto si estaba en la ciudad ese día como si, viviendo en otras partes del mundo, tiene parientes y amigos en Beirut, puede olvidarlo.

La Universidad Saint Joseph de Beirut ha elegido convertir ese recuerdo en una fuerza fomentando la memoria de la fortaleza de su comunidad para las generaciones venideras. El 18 de marzo se instaló en la iglesia una vidriera conmemorativa dedicada a las víctimas de la tragedia, en particular a los alumnos y antiguos alumnos de la institución. En la catástrofe murieron 235 personas y más de 7.000 resultaron heridas, pero ahora las ventanas recuerdan el coraje de la comunidad después de la explosión.

A la ceremonia asistieron tanto las autoridades universitarias como familiares de las víctimas de la explosión. El profesor Christian Taoutel, director del Departamento de Historia, señaló que la vidriera tenía un profundo significado, ya que fue hecha a partir de los restos de vidrieras del siglo XIX de la iglesia, que fueron devastadas por la explosión. La mañana del 5 de agosto, el Profesor Taoutel fue a la iglesia a recoger los restos de las vidrieras esparcidos por el suelo. A continuación se puso en contacto con varios vidrieros y se elaboró un proyecto concreto.

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El P. Salim Daccache, rector de la USJ, expresó su solidaridad con las familias afectadas y alentó su resiliencia. Lo hizo denunciando el olvido y pidiendo a todos que se recuerde a los que perecieron. Dijo: “Aquel día, la sangre de mártires de diferentes edades, grupos y familias se mezcló, uniendo a los libaneses y ofreciendo una sola sangre en el altar de la patria. Sólo un necio puede negarse a admitir el mal cometido contra los mártires inocentes que nos dejaron, así como contra los mártires que viven en su dolor y su desastre.”

Catherine Nasr el-Khoury, la primera artista contactada por Christian Taoutel, compartió el proceso creativo de esta vidriera, destacando el simbolismo de las piezas restauradas y su mensaje de esperanza y recuerdo a través del vuelo de las flores, elemento central de la composición. “Fue el momento”, dijo, “en que sentimos que nuestro corazón, una parte de nosotros, estallaba en mil pedazos. Nos llevó mucho tiempo, mucho valor y toda nuestra fe en Dios para recoger esos pedazos, para hacer una nueva creación que llene ese gran vacío que teníamos dentro.”

Por último, un representante de las familias de las víctimas dijo que esta vidriera no sólo representa los corazones rotos de aquellos cuyas vidas fueron truncadas, sino también la determinación de sus padres de continuar la lucha por la justicia exigida por un entorno social y político que añade el crimen del silencio al desastre de la explosión.

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Publicado por Communications Office - Editor in Curia Generalizia
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