La Cuaresma es un tiempo de oración, reflexión y disciplina para los católicos de todo el mundo. En vísperas de la Semana Santa, publicamos reflexiones personales de jesuitas implicados en diferentes apostolados de la misión de la Compañía de Jesús. Nuestra última reflexión viene del P. Robert Ballecer, jesuita que trabaja la Oficina de Comunicación de la Curia General en Roma.

Por Robert Ballecer, SJ

Más que un simple recordatorio, la Cuaresma nos desafía a recordar el sacrificio de Cristo, y luego responder a ese sacrificio creciendo en nuestra fe: viendo realmente a los que nos rodean, observando el mundo más allá de las burbujas de nuestra vida cotidiana, abriéndonos más al movimiento del Espíritu Santo y escuchando su llamada. La Cuaresma nos encuentra donde estamos y, si estamos dispuestos, nos acerca a Dios para que podamos construir su Reino en la Tierra: una conversión.

Pero, ¿qué significa eso en un mundo digital?

¿Cómo vemos a los demás cuando estamos casi siempre solos? ¿Cómo asimilar el mundo cuando pasamos tanto tiempo aislados? ¿Cómo respondemos al Espíritu Santo cuando la voz de Cristo es ahogada por un flujo de mensajes contradictorios procedentes de nuestros dispositivos electrónicos? ¿Cómo construimos el Reino de Dios en la Tierra cuando nos pasamos la vida huyendo de él?

Soy hijo de una generación que realmente creía que la ciencia y la tecnología podían hacer del mundo un lugar mejor, así que durante la mayor parte de mi vida como jesuita he luchado por responder a esas preguntas. Desde la enseñanza de programación a estudiantes de barrios marginales de Chicago y Los Ángeles, pasando por la construcción de redes de comunicación en Asia y Sudamérica, por la pastoral juvenil parroquial en San José y Honolulu, hasta el trabajo con los medios de comunicación en Washington DC y San Francisco, mi vocación me ha llamado a entrar en contacto con la gente y a difundir el Evangelio en un mundo digital emergente.

Durante seis años trabajé como locutor y productor para una cadena llamada “This Week in Tech” (Esta semana en la tecnología) situada cerca de San Francisco, en California. Era una empresa audaz, que tomaba lo que antes había sido dominio exclusivo de conglomerados mediáticos multimillonarios y lo ponía en manos de una mezcla de jóvenes profesionales y veteranos del sector que ofrecían una experiencia única: contenidos inteligentes que celebraban el conocimiento, no eran complacientes y no ofrecían meras reseñas de aparatos, sino debates en profundidad sobre cómo la tecnología estaba cambiando nuestro mundo.

Fue un trabajo facilitado por Leo y Lisa Laporte - los propietarios de TWiT-, que me animaron a mostrar mi identidad jesuita y sacerdotal mientras aportaba conocimientos. Aunque escéptico al principio, con mucha gente a mi alrededor cuestionándose por qué un hombre vestido de clérigo hablaba de Ciencia y Tecnología, bastaron unas pocas semanas para que el público se diera cuenta de que un hombre de fe TAMBIÉN podía conocer el mundo y compartir sus mismas pasiones.

Fue un apostolado del TESTIMONIO, que condujo a un momento de “¡ajá!” en el que se cuestionó su visión de lo que era normal o incluso posible con la fe: una conversión.

Ahora, en Roma, continúo esa labor de provocar la conversión entre un público cada vez más cínico respecto a la bondad. Es el testimonio de la fe en forma digital. La Cuaresma, y la esperanza de conversión que representa, es mi respuesta a qué es el apostolado en un mundo digital.