El Hno. Jim Boynton, SJ, es el 30º Presidente del University of Detroit Jesuit High School and Academy. Con casi cuatro décadas de experiencia en la enseñanza y el liderazgo, 15 años en la Universidad de Detroit, tiene una perspectiva única de la interdependencia de la Compañía de Jesús a nivel mundial. El Hno. Boynton recibió al Padre General durante su reciente visita a Detroit.

Por James J. Boynton, SJ | University of Detroit Jesuit High School and Academy

El P. Jacques Marquette, SJ, fundó mi ciudad natal de St. Ignace, Michigan, en 1671. Él y otros jesuitas escribieron cartas a sus superiores en Francia describiendo sus vidas y su apostolado. Como estudiante de historia, me impresionó lo conectada que estaba la Orden jesuita en todo el mundo, y cómo su misión tenía una visión global. Mi propio tío abuelo, el P. William Goudreau, SJ, profundizó esta conexión cuando escribió a mi familia desde su misión en Patna, Bihar, India.

Como novicio, me di cuenta de que formaba parte de algo mucho más grande que yo mismo al experimentar las conexiones entre los jesuitas, los antiguos alumnos de nuestros colegios y las muchas personas dedicadas que trabajan con nosotros en todo el mundo. Cuando el entonces Superior General, el P. Peter-Hans Kolvenbach, visitó nuestro noviciado, mis compañeros y yo nos sentimos inspirados al oír hablar de nuestra misión universal. Era una lección de humildad comprender que ahora formábamos parte de ella. A lo largo de mi vida jesuita he tenido la gracia de vivir muchas experiencias en apostolados jesuitas fuera de mi propia cultura. El tiempo pasado en la India, México, Haití, e incluso Roma, ha tenido un profundo impacto en cómo veo nuestra misión global. Además, vivir y estudiar con jesuitas de otros países y con nuestros colegas ha ampliado mi visión.

Actualmente estoy en el University of Detroit Jesuit High School and Academy, fundado en 1877 porJean-Baptiste Miège, SJ, un jesuita francés. Nuestra capilla está dedicada a los mártires jesuitas de Norteamérica, y fue construida el mismo año en que fueron canonizados, 1930. Tenemos una larga historia de antiguos alumnos que han entrado en la Compañía de Jesús, incluyendo un hermano novicio, tres escolares y tres sacerdotes antes de los votos perpetuos. Nuestras conexiones históricas y actuales con el amplio mundo jesuita son fuertes.

Así como la misión de Marquette en San Ignacio formaba parte de un panorama más amplio, también era única y diferente de otras misiones. Era un lugar en el que se mezclaban los Anishinaabe, los Hurones y otras naciones, y era un centro para el estudio de su lengua y cultura. Estaba en el centro del comercio de pieles norteamericano, luchando contra la injusta venta de alcohol a los nativos americanos, y el punto de partida de las exploraciones jesuitas y de la cartografía del río Mississippi. Del mismo modo, ¿qué hace que el U of D Jesuit High School se destaque de las más de 90 escuelas secundarias jesuitas en América del Norte? Lo más importante, tenemos casi 150 años en la ciudad de Detroit. En un tiempo nuestra ciudad tenía más de 2 millones de habitantes, pero con los disturbios raciales de 1967 y el éxodo urbano, la ciudad tiene ahora menos de 700.000 habitantes. Todos los institutos católicos que existían antes de los disturbios cerraron o se trasladaron fuera de la ciudad... todos excepto el U of D Jesuit, que no sólo se quedó sino que creció en 1973 abriendo la Academia a los chicos de 7º y 8º grado. Nuestro discernimiento de quedarnos en la ciudad fue influenciado por Pedro Arrupe, quien sentía que debíamos quedarnos donde nos necesitaban. Hoy nuestra escuela es un faro en la ciudad, y refleja la diversidad geográfica, étnica, económica y religiosa del área circundante. Nuestros “Hombres para los demás” están comprometidos en el servicio, involucrados en retiros, y sólidos en el plano académico.

Ahora, que acabamos de acoger en nuestro colegio al Padre General Arturo Sosa, estamos en mejores condiciones para estrechar los lazos con nuestra misión global. Porque hoy, más que nunca, estamos conectados.