Beato Pedro Kasui Kibe

Pedro Kasui Kibe había nacido en la provincia de Bungo, en la isla de Kyushu, en 1587. Le enviaron a estudiar al seminario, que en aquel momento estaba instalado en Arima, al sur de Kyushu. No era consciente de que nunca más volvería a su tierra. Al terminar el ciclo de seis años en el seminario, Kibe pidió ser admitido a la Compañía de Jesús. Al serle negada la admisión, hizo voto privado, que escribió y firmó, de seguir pidiendo la admisión a la Compañía.

En los seis años que siguieron al fin de sus estudios en el seminario, trabajó para la Iglesia como dojuku, que en el siglo XVII equivalía a lo que hoy llamaríamos “voluntario”. Ayudaba a los jesuitas en las parroquias, incluso predicando y enseñando el catecismo. Era costumbre elegir un nombre nuevo para aquel que se hacía dojuku, y a Kibe le dieron el nombre de “Kasui”, que se podría escribir con los caracteres chinos de “agua viva”, que resultaba ser el nombre del general de la Compañía, padre Claudio Acquaviva, que, aunque Pedro entonces no le conocía, era el que le habría de admitir a la Compañía de Jesús.

La firme decisión de Kibe de hacerse sacerdote y jesuita se hacía cada vez más fuerte. En 1614, cuando los jesuitas fueron expulsados del Japón, Kibe salió con ellos hacia Macao, donde tenía esperanzas de acabar sus estudios y ser ordenado sacerdote. Fue una gran decepción hallar que era imposible. Cuando quedó claro que no sería ordenado ni en Macao ni en Japón, Kibe decidió zarpar para Roma e intentar que le ordenaran allí. Subió a un barco que desde Macao se dirigía a la India, y desde allí tomó una ruta terrestre hasta Israel. Era el primer peregrino japonés que entraba en Jerusalén. Allí subió a un barco que se dirigía a Roma. Era Mayo de 1620, tres años después del comienzo de su épica marcha, cuando por fin llegó a su destino y le fue posible completar los estudios de teología. Fue ordenado en noviembre de ese mismo año y cinco días más tarde le admitían al noviciado de la Compañía. Curiosamente se encontraba presente el año 1622 en la canonización de Francisco Javier, primer misionero de Japón.

En 1630, a la edad de 43 años, volvía a Japón el P. Pedro Kasui Kibe, S.J. Durante nueve años sirvió discretamente a los cristianos, hasta que un día un hermano en la fe, hambriento y obre, le vendió al Shogun. Le llevaron a Edo, capital imperial hoy llamada Tokio, donde fue sometido a interrogatorio y torturado. Junto con otros dos cristianos fue colgado cabeza abajo, y posteriormente ejecutado a golpe de espada por uno de los guardias. Era un 4 de julio de 1639.

Mártires de Japón

Originalmente compilado y editado por: Tom Rochford, SJ

Traducción: Luis López-Yarto, SJ