San Roberto Southwell

San Roberto Southwell

Roberto Southwell

San

  • Death: 02/21/1595
  • Nationality (place of birth): Inglaterra

Robert Southwell (1561-1595), uno de los más notables mártires ingleses, murió durante el reinado de la reina Isabel I. Procedía de una familia de buena posición. y tuvo que trasladarse al continente para poder estudiar en un colegio católico. En mayo de 1576 se matriculó en el Colegio Inglés de Douai, en Flandes. Más tarde estudió en París, donde encontró al jesuita Thomas Darbyshire. Southwell pidió ser admitido en la Compañía pero fue rechazado, ante todo porque era demasiado joven y también porque el noviciado estaba cerrado por su proximidad al frente de batalla. Con gran decisión el joven Southwell se dirigió entonces hacia Roma, donde fue admitido al noviciado de San Andrés en 1578. Estudió filosofía y teología en el Colegio Romano y fue ordenado en 1584. Trabajó como jefe de estudios en el Colegio Inglés, y también en Roma los siguientes dos años, formando para Inglaterra jóvenes sacerdotes. Finalmente le asignaron a la misión de su patria y hubo de dejar Roma el 8 de mayo de 1586, junto con el P. Henry Garnet.

Desembarcaron los dos jesuitas en una costa remota para evitar que los capturaran en un puerto de entrada. Encomendaron a Southwell que trabajara en Londres y sus alrededores, viviendo primero con la familia Vaux y más tarde en la mansión de la Condesa de Arundel cuyo esposo, Sir Philip Howard, había sido encarcelado en la Torre por su lealtad a la fe católica. El trabajo de Southwell consistía en visitar una docena aproximada de cárceles de la ciudad y visitar a los sacerdotes que acababan de entrar en el país. Cuando también su compañero de viaje, el P. Garnet, hubo llegado a Londres, Southwell comenzó a visitar a los católicos de los condados de la periferia. Prestó también ayuda para la publicación de catecismos católicos y otros libros de devoción, que editaba una imprenta secreta que había instalado el P. Garnet. Era la única fuente de literatura católica que tenían los católicos ingleses. Southwell reunió varias cartas que él mismo había escrito a Sir Philip para darle ánimos en la prisión. Estas cartas, una vez revisadas, fueron publicadas con el título de Una epístola de consuelo.

Durante seis fructíferos años ejerció Southwell el ministerio, hasta que fue traicionado por una mujer católica a la que habían convencido bajo presión para que le tendiera una trampa. Anne Bellamy había sido encarcelada tras negarse a asistir a ceremonias litúrgicas protestantes. Richard Topcliffe, caza-sacerdotes conocido como persona que torturaba a sus prisioneros, la había dejado embarazada y le había prometido casarse con ella y conseguir que su familia la perdonara, si convencía a Southwell de acudir a determinado lugar donde el prepararía la trampa. Cuando la dejaron en libertad la pobre mujer escribió al sacerdote rogándole que acudiera a verse con ella en casa de sus padres. Southwell fue convencido de que lo que quería era recibir los sacramentos. Pero quien lo esperaba eran Topcliffe y los suyos. Y, aunque Southwell logró escurrirse hasta una habitación muy escondida antes de que le echaran mano, acabó entregándose antes que traicionar a la familia.

Topcliffe estaba exultante de haber capturado a Southwell, considerando que era la mayor captura de su carrera. Cargado de cadenas llevaron al jesuita hasta la residencia de Topcliffe, cercana a la prisión de Gatehouse, y lo dejaron en una cámara de tortura que allí tenía. Atroces días de tortura no bastaron para que Southwell revelara un solo nombre de sacerdotes católicos. Se mantuvo firme aunque lo torturaron en trece ocasiones; finalmente lo arrojaron entre los mendigos expuesto al frío, el hambre y la sed. El padre de Southwell logró visitarle en la cárcel de los mendigos y quedó horrorizado ante el estado de su hijo. Se dirigió a la reina para pedirle que se le tratara como al gentilhombre que era, dejándolo libre o condenándolo a muerte. La reina concedió que fuera trasladado a la Torre donde recibió mejor trato, aunque no pudiera recibir visitas. Pero siguió escribiendo unos poemas en los que expresaba sus más íntimos sentimientos, y que más tarde serían publicados con el título de La queja de San Pedro.

Dos años y medio tuvo que soportar Southwell la soledad de su encierro, hasta que finalmente pidió a Lord Burghley que le dejaran libre, le permitieran recibir visitas o que lo llevaran ante un tribunal. Le concedieron lo último, y el 20 de febrero de 1595 fue juzgado en Westminster Hall. Allí Southwell confesó inmediatamente ser sacerdote católico, pero negó estar implicado en conspiración alguna contra la reina. Fue declarado culpable de alta traición y ejecutado al día siguiente. Para hacer el camino de tres horas hasta Tyburn, lo ataron a un madero y lo arrastraron por las calles hasta el cadalso. Al estar el nudo corredizo mal colocado en su cuello no murió inmediatamente tras ser colgado. El verdugo, compadecido, se colgó de sus pies para provocar el fin de la agonía. Southwell tenía 34 años. Lo decapitaron y fue descuartizado.

Otros mártires de Inglaterra y Gales

Originalmente compilado y editado por: Tom Rochford, SJ

Traducción: Luis López-Yarto, SJ