El Padre Sosa pasa dos semanas en Polonia, a cuyas dos Provincias pertenecen casi 600 jesuitas. Los primeros pasos ha sido en Cracovia, corazón de la Provincia de la Polonia meridional. El acento, el tema principal aquí ha sido la tercera Preferencia Apostólica Universal de la Compañía de Jesús: Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador. El Superior General ha ido a Polonia para conocer la realidad de las Provincias polacas, pero también con el deseo de ponerse en contacto con los jóvenes.

El 7 de mayo el Padre General se reunió con estudiantes y profesores en el Ignatianum, Universidad de la Compañía en Cracovia. Les dijo, recordando una declaración del P. Kolvenbach, que “la verdadera medida de las universidades de la Compañía consiste en saber en qué tipo de persona convierten a nuestros alumnos”.

El P. Sosa respondió a varias preguntas. Sobre qué caracteriza a las universidades de la Compañía, hoy en día, mencionó su aspiración a ser reconocidas por la calidad humana de sus diplomados, responsables de sí mismos, de los demás y de la tierra que habitan. Esta característica debe hacernos mirar al mundo con los ojos de Dios, dijo el P. General. En la práctica, esto se traducirá en una sensibilidad social que permita escuchar el grito de los millones de personas que realmente lo necesitan. Subrayó que las universidades deberían contribuir al cambio social. Y que la fuente e inspiración para tal proceso es el Evangelio.

Al ser preguntado sobre el lugar que ocupa el apostolado intelectual en la Compañía de Jesús, el Padre General sorprendió a la audiencia explicando que el apostolado intelectual no es un sector apostólico. Es una característica del carisma de la Compañía y una dimensión de su modo de proceder: debe formar parte de todo apostolado. ¿Qué es un apostolado intelectual, preguntó? Es buscar la sabiduría. No basta, por tanto, con que las universidades de la Compañía promuevan el conocimiento y lo transmitan, como elemento de una educación humana completa. El verdadero desafío es que llegue a constituir una manera de proclamar la Buena Nueva, de percibir la presencia de Dios en el mundo y la acción del Espíritu en la historia. El Padre Sosa hizo notar que la sabiduría no consiste en acumular conocimiento, sino que es un atributo que se reconoce en las personas cuyo nivel de humanidad y madurez ayuda a otros a tener una mirada más amplia y más profunda.

En cuanto al papel de las instituciones educativas de la Compañía en Europa, el P. Sosa dijo que representan un espacio privilegiado para el ejercicio de la libertad humana. Libertad para buscar y encontrar los caminos de la transformación social a través de la investigación y la enseñanza. Es un espacio donde el mensaje de liberación de la Buena Nueva puede contribuir a encontrar una forma de vida mejor en medio de las dificultades y la incertidumbre, abriendo un espacio de esperanza.

La Academia Ignatianum es uno de los casi doscientos institutos universitarios de la Compañía de Jesús en el mundo; unos 3.200 estudiantes frecuentan sus dos facultades, con once áreas de estudio en el ámbito de las humanidades y las ciencias sociales.

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