“Éste es ahora el tiempo favorable”
Reflexión para la Cuaresma
¿Cómo podemos creer, en este período de pandemia que aún continúa, que las palabras escritas por San Pablo a los cristianos de Corinto son relevantes hoy en día para nosotros? Es posible, si tenemos una mirada amplia que vaya más allá de las noticias diarias, una mirada, con una dimensión espiritual, que tenga en cuenta la condición humana, pero que reconozca la presencia de Dios “en todas las cosas”. Este es el modo de mirar que propone la espiritualidad ignaciana. Sobre esta base, al comienzo de la Cuaresma, el P. General y sus consejeros han orado juntos. Les invitamos a retomar, personalmente o en grupo, algunos de los puntos de meditación para su oración, inspirados por el Papa Francisco.
• Recuerda que eres polvo...:¿Para qué vivimos? ¿Por las cosas del mundo que pasan? ¿Para buscar un poco de prestigio, para hacer algo de carrera? Si vivimos así, no somos más que un poco de polvo.
• Las cenizas nos recuerdan el camino que va de la vida al polvo. Miramos a nuestro alrededor y vemos el polvo de la muerte. Vidas reducidas a cenizas. Escombros, destrucción, guerra. Y si nos miramos a nosotros mismos, vemos nuestra incapacidad para desactivar los conflictos, nuestra dificultad para perdonar, para volver a empezar. Vemos todo el polvo que ensucia el amor y afea la vida.
• Entonces, ¿qué podemos hacer? De camino a la Pascua, dos pasos. El primero, del polvo a la vida, de nuestra frágil humanidad a la humanidad de Jesús, que nos cura. Frente al crucifijo, rezar diciendo: “Jesús, tú me amas; transfórmame...”. Luego, segundo paso, para no volver a caer de la vida al polvo, recibir el perdón de Dios en el sacramento de la reconciliación, porque el fuego del amor de Dios consume las cenizas de nuestro pecado.
• Oremos, pues, con la confianza de quienes han percibido “el momento favorable”, el del encuentro con el Señor. “Señor, ayúdanos a reconciliarnos para que podamos vivir como pecadores perdonados, como enfermos curados, como viajeros acompañados. Ayúdanos a levantarnos, a caminar hacia la meta, la Pascua, viviendo la alegría de descubrir que nos resucitas de nuestras cenizas”.
• Esta
Cuaresma es, por lo tanto, un tiempo de gracia, un tiempo favorable para acoger
la mirada amorosa de Dios sobre nosotros. Sintiendo la fuerza de amor de esta
mirada, podremos cambiar nuestras vidas y retomar el camino que va del polvo de
las cenizas a la vida. Para concluir, oremos de nuevo: “Señor, que este tiempo
de Cuaresma permita que el fuego del amor arda en nuestros corazones. Que
seamos ciudadanos del cielo y que el amor a Ti y a los demás sea nuestro
pasaporte para el cielo. El amor que damos nos salvará, permanecerá para
siempre.”