Jóvenes italianos en “peregrinación” se reúnen con el P. General
Un domingo a la hora de comer en la Curia General: suele ser un momento tranquilo... De repente, un grupo de unas cincuenta personas, en su mayoría jóvenes de veinte años, suben la rampa que lleva al Aula de las Congregaciones, lugar emblemático de la Compañía de Jesús, donde se eligen los Generales desde hace cien años. Venían a reunirse con el P. Arturo Sosa, actual Superior General, en el marco de una peregrinación de un día a varios lugares ignacianos de la “Ciudad Eterna”. La actividad se repitió por la tarde con otros cincuenta participantes.
En el
marco del Año Ignaciano, cada Provincia está utilizando su creatividad para
organizar actividades que nos permitan adentrarnos en la experiencia de
conversión y nueva orientación que tuvo San Ignacio a partir de la famosa
batalla de Pamplona, de la que tanto se ha hablado en las últimas semanas. La
Provincia EUM (Euromediterránea) concibió esta actividad para llegar a los
jóvenes adultos que están vinculados de alguna manera a la Compañía, por ejemplo,
en el MEJ (Movimiento Eucarístico Juvenil). Procedían de varias ciudades
italianas, pero viajaron -de forma simbólica- a lugares importantes en la
historia de los orígenes de la Compañía de Jesús: Pamplona, Loyola, Monserrat,
Manresa. Acompañados y equipados con un cuaderno de itinerario del peregrino,
pudieron adentrarse en la experiencia propuesta para el Año Ignaciano, la de “ver
nuevas todas las cosas en Cristo”. La peregrinación se tituló: “De Pamplona a
Roma, tras las huellas de Ignacio”.
La etapa de la Curia era especialmente atractiva: ¿cuántos jóvenes tienen la oportunidad de pasar una hora dialogando con el Superior General de los jesuitas? Éste sólo hizo una breve introducción sobre su vida y la importancia del Concilio Vaticano II para guiar su camino, y luego dejó el espacio a sus invitados. Se podría decir que fue una aplicación práctica de la 3ª Preferencia Apostólica Universal: caminar con los jóvenes, sabiendo escucharlos primero. Entre los temas tratados, cabe destacar el estímulo a no abandonar la formación política para asegurar el compromiso al servicio de una sociedad que no deje a nadie al margen, la importancia de no aislar a Dios de las actividades habituales de la vida cotidiana, el reto de hacernos “puentes” entre personas y grupos, puentes sólidos. La importancia de crear espacios de silencio que permitan el cambio de los corazones.
El P. Sosa
aconsejó a los jóvenes que trabajaran para romper las zonas de sombras o las barreras
entre las generaciones. Les invitó a ser “intelectualmente responsables”,
buscando un camino de verdadera libertad y promoviendo la libertad de todos.
Esto ayudará a acabar con los problemas de soledad que sufren tantos jóvenes.
Refiriéndose al pensamiento del Papa Francisco, el P. General destacó que el
futuro está en la creación de comunidades de jóvenes laicos comprometidos y
felices de compartir lo que les hace vivir.