Crear algo “nuevo” en la “antigua” Abadía de Drongen
Un enorme edificio histórico, de hecho, una
abadía de monjes en la tradición de San Norberto, en pleno centro de la ciudad
de Drongen en Flandes: los jesuitas lo ocupan desde 1836. Durante mucho tiempo fue
noviciado, luego casa de Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Aunque los
retiros ignacianos siguen teniendo su lugar, ahora es un centro espiritual y de
conferencias abierto a diversas actividades de formación, así como a
actividades catequéticas y culturales. Y pronto, esta casa, dedicada durante
tanto tiempo al silencio y a la meditación, acogerá a algunos de los alumnos
del colegio jesuita Santa Bárbara, de la ciudad de Gante. Se trata de un cambio
totalmente nuevo, como nos explica la directora general Liesbeth Van den Bossche.

Es éste un momento clave en la historia de una obra jesuita. ¿Qué espera de este proyecto, que ya está en marcha, para renovar la “Oude Abdij” (Vieja Abadía)?
Como obra ignaciana, Oude Abdij es ante todo un centro de espiritualidad ignaciana al servicio de la Región Jesuita ELC (European Low Countries). Todas nuestras actividades se inspiran en los Ejercicios Espirituales. Pero el centro de conferencias ofrece también a grupos escolares, organizaciones sociales y culturales y empresarios la oportunidad de hallar paz y tranquilidad en el entorno místico de un recinto histórico donde pueden aspirar energía e inspiración para su porvenir. Aquí hay sitio para todos.
Y
además, también se está haciendo realidad un sueño que yo tenía cuando llegué:
la presencia de una comunidad jesuita residente. No son muchos los jesuitas en
la Región ELC y se me dijo que yo no era realista al soñar en tener una comunidad jesuita aquí. Sí, ya era
hora de que los laicos como yo asumiéramos la responsabilidad de las obras,
incluidos los centros espirituales. De acuerdo, pero la presencia de los
jesuitas disponibles es una ventaja, un “valor añadido”, y justo este año se han
instalado aquí cuatro de ellos. No habrá “nosotros, los laicos” y “ellos, los
jesuitas”. Formaremos un equipo, cada uno con sus propios talentos, para vivir
juntos un proyecto.

Dirigir un centro de espiritualidad en un entorno secularizado como el de Flandes es un reto en muchos sentidos...
Un reto, no cabe duda. El número de centros de espiritualidad ha disminuido mucho en nuestro país, pero tratamos de ofrecer una variedad de programas disponibles que, con una dimensión espiritual, incluyen el discernimiento, el arte, el cine, los talleres creativos e incluso el deporte. Atraer a los jóvenes no es fácil, pero es una de nuestras preocupaciones, en línea con una de las cuatro Preferencias Apostólicas de la Compañía de Jesús, y lo hacemos con el programa “Días de la familia” y con las actividades del primer domingo del mes, en las que los adultos asisten a una charla espiritual y los adolescentes se dan a su propia actividad.
También tiene otro proyecto que rejuvenecerá la “antigua abadía”...
Sí,
va a ser una nueva forma de “acompañar a los jóvenes”. La “Antigua Abadía”
compartirá pronto parte de su espacio con el colegio jesuita de Gante. Son los
adolescentes de los dos primeros años del colegio de secundaria. Para un centro
espiritual, será una búsqueda de equilibrio constante, pero es posible: es
bueno que un centro espiritual tenga jóvenes en su casa. Y, para el colegio, el
vínculo con un centro espiritual abre varias posibilidades nuevas. En ambos
casos, al ser una obra jesuita, partimos de los mismos fundamentos, los de la
espiritualidad ignaciana. ¿Serán los adolescentes demasiado ruidosos? Pasan la
mayor parte del día en clase y a las cuatro de la tarde se vuelven a casa.
¡Todavía habrá mucho silencio en Oude
Abdij!

¿Cómo ve usted la renovación de la Antigua Abadía en el contexto del apostolado de toda la Región Jesuita de la ELC?
La
Región tiene mucha vitalidad. Lo que ocurre aquí está también sucediendo en
otras obras jesuitas e ignacianas. Gracias a la red IgnAN -preferimos llamarla
“familia IgnAN”- trabajamos en equipo. En un contexto en el que todos, con sus
talentos, dan y reciben, la confianza crece. La red la nutre con sesiones de
formación repartidas en tres años. Así, aunque no haya muchos jesuitas, los
laicos escribimos conjuntamente la historia ignaciana. En la actualidad, ello
permite que la misión de la Compañía de Jesús y el compromiso con las cuatro Preferencias Apostólicas Universalesse
integren estructuralmente y se pongan en práctica en todas las obras ignacianas
de la ELC.
