Los Superiores Mayores aprenden juntos
El pasillo de las habitaciones de los visitantes de la Curia General ha vuelto a cobrar vida en noviembre. Entre los invitados, una docena de nuevos Superiores Mayores (Provinciales o Regionales) están terminando estos días una sesión de formación e información de dos semanas. Un tercio de ellos procede del Asia Meridional, otro tercio de distintas partes de Europa, pero también están representadas las Conferencias de Asia-Pacífico, Canadá y Estados Unidos, África y América Latina.
Se puede pensar quizá que quienes son elegidos por el P. General para ser Superiores de los jesuitas de su Provincia son hombres experimentados que ya saben casi todo sobre la Compañía y sus modos de proceder. ¡Pero no! El programa del “coloquio” - nombre tradicional de esta sesión - es intenso. Incluye visitas a los distintos departamentos de la Curia. Pero, sobre todo, abarca una docena de temas que incluyen:
• las buenas prácticas para los encuentros personales con los jesuitas
de su Provincia y cómo realizar las visitas a las obras y comunidades;
• las relaciones epistolares con el P. General, la Curia, el Economato y otros
órganos de la Compañía;
• los asuntos canónicos, pero también un capítulo importante sobre la cultura
de la protección de menores y personas vulnerables;
• la promoción vocacional, la formación de los jesuitas y la llamada a los
votos.
Este programa se propone en un marco de oración. El propio P. General ofrece elementos de meditación al comienzo de la sesión; muchos de los intercambios son en forma de conversación espiritual, y el último día es de retiro, dirigido por James Hanvey, del Secretariado para el Servicio de la Fe.
Hemos
recogido los testimonios de tres de los participantes, cuando estaban a mitad
de la experiencia, que se les estaba proponiendo. Aquí está lo que compartieron
con nosotros.
Miran Zvanut, Provincial de Eslovenia
Un año de servicio como Provincial ya me ha dado experiencia... y generado muchas preguntas. Las respuestas las estoy recibiendo en estos días. Pero una de las cosas más importantes para mí es conocer la estructura del liderazgo de la Compañía y el trabajo de cada uno de los miembros de la Curia; eso me da una visión del conjunto del trabajo de la Compañía. Un aspecto me ha conmovido especialmente esta semana: la Compañía de Jesús es un cuerpo universal que respira en el maravilloso espectro de las diferentes culturas, naciones y lenguas. Esta riqueza y belleza de la diversidad me inspira y despierta en mí la gratitud de ser miembro de esta maravillosa entidad al servicio de Dios.
Durante
la semana, he conocido a muchos compañeros jesuitas en la Curia, que vienen de
diferentes partes del mundo, trabajan bien juntos y hablan el mismo “lenguaje
jesuita”. Sin duda me llevaré esto a mi Provincia. Me inspira ver que también
en mi Provincia tengo que mirar a cada jesuita en su singularidad, enriquecido
con tantos talentos diversos que puede utilizar en la construcción de la
Compañía de Jesús.
Stany Koppola Abraham, Provincial de Andhra
Mi comprensión de la Compañía de Jesús se ha profundizado; la riqueza de su historia, cultura, tradiciones, lenguas, gobierno, espiritualidad y contribución a nuestra madre la Iglesia y al mundo en general es maravillosa. El compartir y la interacción entre nosotros me han consolado y me han ayudado a experimentar las gracias y los frutos recibidos del Señor en nuestro servicio de liderazgo. Las presentaciones han profundizado mi conocimiento sobre las sutilezas del gobierno y funcionamiento de la Compañía. La conversación espiritual y el discernimiento en común me han ayudado a estar en contacto con el movimiento de espíritus para el gobierno espiritual.
El
estilo de vida en la Curia refuerza el sentido de la Compañía universal. He adquirido
un conocimiento más profundo de la Curia y de sus funciones. Me doy cuenta de
que ya no soy el mismo después de haber llegado a ser Provincial. Mi papel y
mis funciones tienen que ser guiados por Dios en el espíritu de nuestro
fundador San Ignacio. La comunicación con el P. General es un elemento esencial
que debe fluir de mi comunicación con Jesucristo.
Hermann Rodríguez Osorio, Provincial de Colombia
Una de las cosas más importantes que he descubierto en este “Coloquio” ha sido tomar conciencia de la importancia de posibilitar que las comunicaciones al interior de nuestras comunidades, obras apostólicas, encuentros cotidianos, se puedan convertir en espacios en los que podamos encontrarnos en profundidad.
El P. General comenzó su intervención diciendo: “La comunicación es un elemento esencial para la unión del cuerpo universal de la Compañía de Jesús. Es una intuición de Ignacio desde la fundación de un cuerpo religioso y apostólico unido por la obediencia al Espíritu Santo, para quien la comunicación es clave. La comunicación con Jesús, cabeza de la Iglesia y del cuerpo de la Compañía, está en el centro de nuestra vida”.
Solo
así podemos hacer realidad lo que Ignacio soñó: transformar la tierra de
sombras que habitamos, en tierra de luz. Este es el camino de la Pascua que
llevó al pueblo esclavizado a caminar por el desierto hasta una tierra de
libertad. Este es el camino de Emaús en el que se hace presente el Resucitado
para invitarnos a dejar atrás la tristeza y el fracaso, y correr al encuentro
de la comunidad que se hace comunión de fragilidades.