Por el Jesuit Communications Team, Provincia de Indonesia
[De la publicación "Jesuitas 2021 - La Compañía de Jesús en el mundo"]

«Esta noche rompo el ayuno en la iglesia», afirma Eli Yudoyono, un musulmán que dirige un vecindario en Semarang, en la zona centro de Java. Por la noche, junto con otros muchos musulmanes, participó en un evento que organizan los jesuitas todos los años, durante el Ramadán, en la parroquia de St. Theresia en Bongsari, Semarang. El párroco, P. Eduardus Didik Chahyono, junto con sus parroquianos, se había esforzado en preparar para sus invitados musulmanes itfars, la comida que hacen los musulmanes al caer la noche para romper el ayuno del día durante el Ramadán. En el local reinaba una atmósfera cálida y esperanzada, con católicos y musulmanes mezclados, comiendo juntos y compartiendo historias.

Durante el Ramadán es fácil encontrar eventos similares a lo largo de las obras de los jesuitas en Indonesia. Aloysius Adi, miembro de la pastoral juvenil de otra parroquia jesuita, St. Yusuf, en Ambarawa, en la zona centro de Java, considera que estos eventos son expresiones genuinas de fe. Para él: «Organizar un acto con otros grupos religiosos, como el invitar a los musulmanes a estas cenas, no es solamente una expresión de respeto hacia otros, es, además, una forma de celebrar la diversidad que Dios nos ha dado como un don para toda la humanidad».

Para los jesuitas indonesios y sus colaboradores, este don de la diversidad, tan hermoso como frágil, ha formado siempre parte de la trama de su existencia, tanto en sus narrativas personales como en sus obras apostólicas. En un momento en el que a menudo se atizan la intolerancia y la división para obtener ventajas políticas, las obras jesuitas de Indonesia siguen ofreciendo espacios en los que las diferencias no solo son aceptadas sino celebradas. Con cierta frecuencia, la cálida bienvenida y la experiencia de encuentro con la diversidad en nuestras instituciones dan lugar a transformaciones.

Los 12.000 alumnos de Sanata Dharma University, la universidad jesuita de Yogyakarta, proceden de casi todas las provincias del vasto archipiélago de Indonesia. Como parte de su formación, a menudo se les pide reflexionar acerca de su experiencia de encontrarse con gente de diferentes culturas y tradiciones religiosas. Al principio, a muchos les resulta algo intimidante. Sin embargo, después de la semana de orientación, sus impresiones empiezan a cambiar. En lugar de miedo, perciben belleza.

Anak Agung Istri Sari Ning Gayatri, una estudiante hindú procedente de Bali, compartía esta reflexión: «Llevo solo tres meses en Sanata Dharma, pero me he enamorado de esta universidad. Me encanta su clima de tolerancia que brilla como una joya en una corona. Amo la manera en que la gente aquí trata la diversidad como un tesoro precioso. Para mí, Sanata Dharma es un reflejo de Indonesia. Por todas partes te encuentras diferentes etnias, religiones, razas, culturas y tradiciones. Percibes tolerancia por todo el campus».

Estas historias nos dan luz acerca de cómo hacer avanzar en Indonesia la tercera Preferencia Apostólica Universal (PAU). Acompañar a los jóvenes en la construcción de un futuro lleno de esperanza es una llamada a convertirnos en lo que el Papa Francisco llama «custodios de maravillas». En Indonesia, una de esas maravillas es precisamente cómo el Espíritu creativo de Dios sigue reuniendo a personas de distintos orígenes religiosos y culturales para compartir el don de la vida. Para que florezca este sentido de asombro, nuestros ministerios también tienen que mostrar que el camino de Dios (la primera PAU) puede pedirnos a veces abrazar a «los religiosamente otros».

Las PAU nos demandan que ayudemos a los jóvenes a discernir, de forma que las historias de las diferencias puedan ser contempladas como historias de la infinita diversidad del mismo Dios. Hay experiencias que nos muestran que ofreciendo espacios para que jóvenes de diferentes religiones se impliquen en un diálogo respetuoso podemos ayudarlos a crecer en su conocimiento de Dios. Se ven expuestos a nuevas historias, que permitirán a los ojos de sus corazones ver que el rico tapiz de nuestra humanidad es aún más hermoso cuando se abraza la diversidad. Estas historias permiten que crezca la esperanza y, en bastantes ocasiones, hacen que nazcan iniciativas comunes para caminar con los pobres y los marginados o para proteger la tierra.

Al mismo tiempo que los jóvenes de todo el mundo empiezan a estar a la altura de este desafío y a verse a sí mismos como defensores del medio ambiente, los jóvenes indonesios también escuchan la llamada a comprometerse en la misma dirección. Gracias a su familiaridad con las distintas plataformas digitales, son capaces de ver las fronteras como caminos. Con su dinamismo juvenil se unen a sus compañeros para difundir historias que promueven la unidad entre las diversidades, la solidaridad con los pobres y los marginados, así como el cuidado del medio ambiente. A la vez que sus historias se difunden, sus estilos de vida se transforman.

Las PAU están enraizadas en los retos del presente. Se han convertido en una llamada a toda la Compañía de Jesús a discernir la presencia de Dios en un mundo oscurecido por tantas preocupaciones. Sin embargo, la vibrante presencia de Dios nos permite hacer que la esperanza sea la narrativa dominante. Mientras los jesuitas de Indonesia y sus colaboradores siguen los caminos marcados por las PAU, nuevas historias de esperanza continúan apareciendo y favoreciendo transformaciones. Estas son las historias que creamos juntos.