Por las religiosas y consagradas – El Video del Papa
Reconocimiento y oración por las religiosas
El vídeo del Papa de febrero de 2022 y la Jornada Mundial de la Vida Consagrada
El 2 de febrero, la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Es una oportunidad para reconocer el compromiso de tantas mujeres y hombres consagrados, religiosos y laicos, tanto dentro de la Iglesia como en otros ámbitos. Por su elección de vida, estas mujeres y hombres -miembros de institutos religiosos, monásticos, contemplativos o sociedades de vida apostólica- buscan seguir a Jesús dedicando toda su vida a su misión salvadora.
Y para el mes de febrero, el Papa Francisco, a través de la Red Mundial de Oración del Papa, propone rezar “por las religiosas y las consagradas”. El Santo Padre se pregunta: “¿Qué sería de la Iglesia sin las religiosas y las laicas consagradas? No podemos entender la Iglesia sin ellas.”
Nos invita a rezar para apoyar a estas mujeres, especialmente en su trabajo con los pobres y marginados. Pero, más ampliamente, a rezar también para que ellas puedan manifestar la belleza del amor y la compasión de Dios, ya sean catequistas, teólogas o guías espirituales.
Con la franqueza que le caracteriza, Francisco añade que las religiosas deben luchar cuando son tratadas injustamente dentro de la Iglesia o cuando son reducidas a un estado de servidumbre, a veces por los hombres del mundo clerical.
Viviendo su vocación, seguirán dando a conocer la bondad de Dios no sólo en sus obras apostólicas, sino sobre todo a través del testimonio de su consagración.
No hay monjas jesuitas, pero entre las más de 1.900 congregaciones de religiosas, que suman unas 630.000 mujeres, varias han optado por basarse en las Constituciones de la Compañía de Jesús y en la tradición ignaciana. A su manera y según sus propios carismas, pueden ciertamente inspirar a los jesuitas y a los miembros de la familia ignaciana, especialmente en el modo de vivir la opción preferencial por los pobres.
Vea
el vídeo del Papa: escuche su mensaje, déjese conmover por las imágenes que
muestran a las religiosas, en todo el mundo, acompañando a los pueblos autóctonos,
con los niños de la calle, en las clínicas sanitarias, junto a las víctimas de
la trata de seres humanos, pero también en las universidades y en las reuniones
internacionales sobre la protección del medio ambiente.
Este mes, rezaremos de manera especial por las mujeres religiosas, las mujeres consagradas.
¿Qué sería la Iglesia sin las religiosas y laicas consagradas? No se puede entender la Iglesia sin ellas.
Animo a todas las consagradas a discernir y a elegir lo que conviene para su misión frente a los desafíos del mundo que estamos viviendo.
Las exhorto a seguir trabajando y hacer incidencia con los pobres, con los marginados, con todos los que están esclavizados por los traficantes; especialmente les pido que hagan incidencia en esto.
Y recemos para que puedan ellas mostrar la belleza del amor y la compasión de Dios como catequistas, teólogas, acompañantes espirituales.
Las invito a luchar cuando, en algunos casos, son injustamente tratadas, incluso dentro de la Iglesia; cuando su servicio que es tan grande se lo reduce a servidumbre. Y a veces por hombres de la Iglesia.
No se desanimen. Sigan dando a conocer la bondad de Dios a través de las obras apostólicas que hacen. Pero sobre todo a través del testimonio de consagración.
Recemos por las mujeres religiosas y consagradas, agradeciéndoles su misión y valentía, para que sigan encontrando nuevas respuestas frente a los desafíos del tiempo actual.
Gracias por lo que son, por lo que hacen y por cómo lo hacen.
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