Escuchar con los oídos del corazón
56 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
Es éste un objetivo muy importante para nuestras relaciones interpersonales. Un estupendo objetivo para todos los que trabajan en el campo de la comunicación... y nos incluimos también los que formamos el equipo de comunicación de la Curia General de la Compañía.
“Escuchar con los oídos del corazón” es el título del mensaje que ha dirigido el Papa Francisco no sólo a los cristianos sino, como suele hacerlo, a toda mujer y todo hombre de buena voluntad. Subraya el Santo Padre que, cuando intentamos curar heridas espirituales, caemos en la cuenta de que la necesidad más imperiosa del ser humano es ser escuchado. Y concluye que escuchar es un deber y una responsabilidad para muchos: padres y maestros, pastores y agentes de pastoral, todos aquellos que se dedican a servicios sociales, a la política o, por supuesto, los que ejercen el oficio de transmitir información.
La
espiritualidad ignaciana presta amplia atención al escuchar. Escuchar en primer
lugar al Señor, al que podemos oír en las múltiples formas como nos “habla” en
las más variadas circunstancias. Lo que nos recuerda el lema del Año Ignaciano
cuando invita a los acompañantes espirituales a escuchar sin desfallecer a los
que van de camino, y ayudándoles a que ellos a su vez escuchen la voz del
Señor.

El Padre Arturo Sosa, en su presentación de la tercera de las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía, “Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador”, repite que para acompañar bien a los jóvenes de hoy, antes que nada hay que escucharlos. Debemos dar lugar a que los jóvenes se expresen, e incluso aprender mucho de ellos, comenzando por la experiencia nueva que pone ritmo a su vida - y que es ante todo la experiencia de una comunicación global e instantánea.
Por otra parte, ¡necesitamos tanto escuchar con el corazón el clamor de nuestra tierra, de nuestra Casa Común! Queremos responder como Orden religiosa a la emergencia ecológica, de la que nos habla la propia naturaleza, y a propósito de la que nos interpelan los que trabajan en numerosas organizaciones nacionales e internacionales. Es éste un tema en el que la ciencia coincide con el corazón, si sabemos escuchar.
Entre
tanto tenemos todos que esforzarnos por ejercitarnos en el arte de “escuchar
con los oídos del corazón”. Volvamos a las palabras del Papa Francisco que nos
recuerda que “Jesús pide a sus discípulos que verifiquen la
calidad de su escucha: «Presten atención a la
forma en que escuchan» (Lc 8,18);
los exhorta de ese modo después de haberles contado la parábola del sembrador,
dejando entender que no basta escuchar, sino que hay que hacerlo bien. Sólo da
frutos de vida y de salvación quien acoge la Palabra con el corazón “bien
dispuesto y bueno” y la custodia fielmente (cf. Lc 8,15).” Francisco añade: “Sólo prestando atención a quién escuchamos, qué escuchamos y cómo
escuchamos podemos crecer en el arte de comunicar, cuyo centro no es una teoría
o una técnica, sino la «capacidad del corazón que hace posible la proximidad»
(Exhort. ap. Evangelii gaudium, 171).