Francisco Javier este compañero de Ignacio en la fundación de la Compañía de Jesús, este gran misionero a Oriente, este intrépido viajero...

Aquel gigante de la historia misionera cristiana pasó por momentos difíciles. Los obstáculos le hacían dudar a veces, la noche y sus sombras parecían llevárselo. Sólo le quedaban los lazos de corazón que le unían a sus compañeros jesuitas en Europa. Por encima de todo, no le quedaba más que la oración.

Podemos unirnos a él en la oración recordando, por ejemplo, que mientras trataba de dar a conocer el Evangelio en Japón, tuvo que enfrentar la nieve y el frío de un viaje interminable. Rezó al “Padre de la Luz”.

[Foto: Estatua de San Francisco Javier, Centro espiritual Javier, Ciudad de México, México]

Padre de la Luz

Padre de la luz brilla sobre todos nosotros
Dador de sabiduría, te buscamos
Muéstranos el camino, muéstranos tu voluntad
Cuando todo lo que podemos decir es “te necesitamos”

Acércanos a tu corazón
A través de todo el viaje
Nunca te separes; sé todo lo que vemos
Por encima de todo y junto a nosotros
Para proporcionar siempre un camino para el peregrino
Un lugar para que su alma habite

Señor de todo, Dios inmutable
Roca de todos los tiempos, te buscamos
Amor, amor perfecto, tuya es la llama
Tuya es la verdad que buscamos

Padre de la luz brilla sobre todos nosotros