Cuando los delegados de la 71ª Congregación de Procuradores se reúnan este mes de mayo, lo harán en el Santuario de Loyola, en España. El santuario alberga un moderno espacio de reuniones, un centro de espiritualidad, un albergue juvenil, una basílica del siglo XVIII, un museo, una biblioteca y el castillo de la familia Loyola. Es un campus cargado de historia, repleto de oportunidades para la reflexión y el aprendizaje, y diseñado para que el lugar sea accesible a visitantes de todo tipo. Sin embargo, describir Loyola como un lugar turístico, un centro de investigación académica, un centro de convenciones o una iglesia es ignorar su significado para los jesuitas de todo el mundo -pasado, presente y futuro. Para los jesuitas, Loyola no es sólo el lugar natal del fundador de la Compañía de Jesús, ni es sólo parte de la historia de Ignacio - donde experimentó por primera vez la conversión mientras convalecía de su herida casi mortal sufrida en Pamplona -, sino que Loyola es un lugar donde reconocemos el pasado para mirar hacia el futuro.

No es de extrañar, pues, que la 71ª Congregación de Procuradores reúna en Loyola a jesuitas de todo el mundo, dándoles acceso a las gracias del Santuario, mientras disciernen y discuten el futuro de la Compañía de Jesús. Pero esas gracias no se limitan a los delegados y a los asistentes a esta reunión internacional con implicaciones apostólicas a nivel mundial. Loyola es un lugar de peregrinación, donde todos pueden buscar, y posiblemente encontrar, consuelo, conversión, inspiración y el don de las lágrimas.

Sunny D’Costa, un escolar jesuita de la Provincia de Calcuta que será ordenado sacerdote el próximo año, realizó recientemente una peregrinación a Loyola. Mientras Sunny pasaba tiempo rezando, contemplando y discerniendo en los mismos lugares en los que lo hizo Ignacio hace cientos de años, capturó una serie de imágenes que cree que representan de manera inspiradora su experiencia de este espacio sagrado. En el siguiente reportaje fotográfico, compartimos esas imágenes con vosotros, con la esperanza de que también os aporten gracia e inspiración.