En Colombia, una escuela dedicada al gobierno y la ética pública
En
la Javeriana, la universidad jesuita de Bogotá, nos llamó la atención un
programa de gran relevancia en el contexto colombiano... pero cuya temática
podría dar que pensar en tantas otras facultades universitarias del mundo. Se
trata de la Escuela Javeriana de Gobierno y Ética Pública (EJG). Entrevistamos
a su director, el jesuita Luis Fernando Álvarez Lodoño. Es magistrado de la
Corte Constitucional y miembro honorario de la Academia Colombiana de Derecho
Internacional, un hombre comprometido con la promoción de un Estado de Derecho
que incorpore la dimensión humana.
Luis Fernando Álvarez, usted es el director de una “escuela universitaria” bastante peculiar en la Javeriana, la universidad jesuita de Bogotá. ¿Cómo podría presentar brevemente su proyecto?
Ante los crecientes y
apremiantes desafíos éticos que surgen en nuestra comunidad en torno al
desarrollo sostenible, la justicia y la democracia, la lucha contra la
corrupción, los derechos humanos, la transformación digital y la
ciberseguridad, entre muchos otros temas con relevancia local, regional y
global, concebimos la Escuela Javeriana de Gobierno y Ética Pública como un foro permanente entre sociedad civil,
opinión pública, Iglesia, academia, Estado y organismos internacionales. Es
un espacio para conocer, analizar y desarrollar modelos de gobernanza y
políticas públicas con valores éticos. Se realiza mediante unidades académicas
de la Universidad Javeriana y la cooperación con organismos nacionales e
internacionales.
¿Quiénes son los estudiantes y cuáles son sus motivaciones? ¿Son principalmente colombianos?
Como la Escuela es un foro abierto a la comunidad global que aborda temas pertinentes desde una perspectiva de vanguardia, se ha despertado interés en todo tipo de estudiantes y actores de sectores públicos y privados, provenientes principalmente de Latinoamérica. Generar conocimiento y contribuir a superar las crisis de nuestras sociedades es una gran motivación para ellos.
¿Ustedes tuvieron o tienen un interés particular con el trabajo de la Comisión de la Verdad para encontrar la paz y la reconciliación en Colombia?
Este
contexto particular, en el que la Universidad Javeriana ha participado de
manera activa y continua como fuente de reflexión y mediación, nos ha brindado
una mayor comprensión del conflicto, sus repercusiones y las potenciales vías
de reparación. La EJG parte de este hito y busca el diálogo entre los actores
de la sociedad para integrar a la dinámica del posacuerdo los valores
culturales de la Nación y una perspectiva de paz, comprometida con la oportuna
y transparente aplicación de la ley y los ordenamientos constitucionales.
En muchos países, la percepción de los hombres y mujeres que participan en política no es positiva. Además, el tejido democrático se ha debilitado en muchas partes del mundo. ¿Cómo esperan invertir estas tendencias?
Conscientes de estos tránsitos en el imaginario colectivo hacia la desconfianza en la democracia y el ejercicio de la función pública, planteamos debates centrados en una filosofía práctica para examinar el fondo ontológico de la gobernanza y la ética, fortalecer la democracia mediante modelos de participación que visibilicen las problemáticas y empoderen a sus actores, y humanizar los dictámenes que afectan a la sociedad en general. Es una gran apuesta por la formación, el acceso, la transparencia, el control colectivo y el desarrollo permanente.
Las
buenas prácticas se suelen desdibujar ante las presiones del sistema y las
limitaciones. No obstante, la EJG piensa una sociedad en donde la moral, la
ética y la norma sean los principios de las acciones y donde lo público genere
compromiso, un proyecto de Nación y un destino común, no como respuesta a un
modelo coercitivo sino con voluntad y pertenencia.
Para concluir, ¿cómo considera que su compromiso se relaciona con la espiritualidad ignaciana o con las Preferencias Apostólicas Universales (PAU) que guían a la Compañía de Jesús?
La
EJG está inspirada en la Misión de la Universidad: “se propone la formación integral de personas que sobresalgan por su alta calidad humana, ética,
académica, profesional y por su responsabilidad social, y la creación y el
desarrollo de conocimiento y de cultura en una perspectiva crítica e
innovadora, para el logro de una sociedad justa, sostenible, incluyente,
democrática, solidaria y respetuosa de la dignidad humana”. La apuesta por la
reflexión y el discernimiento, la formación oportuna, la articulación de voces
y proyecciones, la visibilización de todos los actores, particularmente de las
víctimas y las minorías, y el cuidado de la casa común son los principios
fundamentales que orientan y dan valor a nuestra gestión.