Pastoral universitaria en Colombia: identidad ignaciana y servicio comunitario
La Javeriana es el nombre de la universidad jesuita de Bogotá (Colombia). Quizá olvidemos que el nombre viene de San Francisco Javier. Para que los estudiantes lo recuerden, el centro pastoral de la universidad está claramente identificado como “Centro Pastoral San Francisco Javier”. Aprovechando la visita del Padre General a Colombia, conocimos al director del centro, Andrés Hernández. Joven sacerdote jesuita ordenado en 2020, así es como describe su misión.
Creo
que la Pastoral es la que infunde el espíritu de “camino”, propio de nuestra
espiritualidad ignaciana, a la propuesta pedagógica de la Compañía en la
Universidad. Nuestra misión, por este mismo motivo, es “acompañar”, ayudar a
descubrir caminos, a tomar decisiones, a levantar a los que cayeron, a
descubrir horizontes en ese camino, cuidar a otros que acompañan, en fin, a
hacernos también camino, como el Señor mismo se hizo para nosotros (Jn 14, 6),
pues esta es la manera como compartimos la Buena Noticia. Esta es nuestra
misión, la de un equipo de 26 personas que nos sentimos misioneros, como
Francisco Javier, dentro de este inmenso mundo que es la Universidad, lleno de
“tierras nuevas” por caminar junto con otros, que estamos desarrollando no solo
con experiencias sino también con una estrategia de comunicación, que está en
permanente revisión. Utilizando el voz a voz, se va dando a conocer el
tipo de experiencias que proponemos y lo que puede aportar a la vida de los
jóvenes.
¿Qué servicios ofrece el Centro Pastoral?
El Centro tiene dos líneas estratégicas, una que trabaja en temas relativos a la identidad ignaciana y otra que expresa esa identidad en términos de misión. Buscamos formar personas que hablen de la naturaleza de la Universidad desde su experiencia personal, esto es, que lleven a la persona a la raíz de su vivencia espiritual o le ayuden a expresarla por medio del servicio. Nuestra apuesta es experiencial y transita desde el reconocimiento del amor que llevamos dentro en la búsqueda de Dios a través de los Ejercicios Espirituales, la experiencia comunitaria, el liderazgo ignaciano, entre otros, hasta el servicio compartido con comunidades y territorios desafiados por las problemáticas sociales y políticas de nuestro país, que leemos desde categorías socio-ambientales.
¿Cuál es el nivel de sensibilidad religiosa de los jóvenes universitarios?
Es muy recurrente escuchar “Dios si, Iglesia no”, “espiritualidad si, religión no”. Son pocos los que se declaran ateos y percibo más bien un creciente escepticismo e indiferencia, respecto de la vida en general, que me parece todavía más preocupante. Los vacíos de los jóvenes, ocasionados por múltiples motivos, pueden generar dos actitudes, una escéptica-indiferente y otra de búsqueda de vida interior y de fe, todo depende de cómo ofrecemos esperanza a sus inquietudes, por medio de qué personas y qué experiencias que abran posibilidades para reconocer el sentido de su existencia.
La
Javeriana cuenta con un Medio Universitario (experiencia formativa integral)
muy rico que explicita el sentido de esta Universidad, progresivamente: miles
de estudiantes intuyen que detrás de un curso-taller, de unos Ejercicios
Espirituales, de un entrenamiento de baloncesto, de un ensayo de danza hay una
apuesta por ellos, como personas, que es cuando comienzan a descubrir en qué
Universidad se encuentran y muchos llegan a descubrir el origen espiritual que
esto tiene.
Testimonios de estudiantes:
Lo que encontré en Misión es que mi vocación precisamente es el servicio, que me apasiona acompañar comunidades, aprender de ellas realmente. Porque en eso uno no va a instruir, sino que uno va más a recibir amor y agradecimiento.
Realmente me di cuenta de que la espiritualidad ignaciana forma parte de nuestro diario vivir. Temas como las pausas ignacianas son una forma de realmente acercarse a los demás. Entonces siento que a partir de mi formación en el voluntariado y de mi acercamiento en el centro pastoral tuve la oportunidad de poder agregar estas características que te hacen ser más humano y más en conexión hacia los demás.
Llegué al PLIUL buscando nuevas experiencias que le dieran sentido a mis acciones, lo cual he logrado (...) Me permitió conectarme más conmigo misma, con los demás y con mi entorno, además de cosechar la Espiritualidad Ignaciana en mi diario vivir para dejar mi granito de arena en la construcción de un mundo mejor. La experiencia me recordó que dentro de los motores de vida que tengo están el amor y el servicio, estar disponible para servir con amor siempre, incondicionalmente.