Beato Tiburcio Arnaiz Muñoz

Beato Tiburcio Arnaiz Muñoz

Tiburcio Arnaiz Muñoz

Beato

  • Death: 18/07/1926
  • Nationality (place of birth): España

Tiburcio Arnaiz nació el 11 de agosto de 1865 en Valladolid (España). A los 13 años entró en el Seminario Menor de esta diócesis, recibiendo a los 25 la ordenación sacerdotal. Tras haber sido enviado a diversos pueblos en las provincias de Valladolid y Ávila, se doctoró en Teología en Toledo en 1896. En 1902, fallecida su madre, llama a las puertas del noviciado de Granada para cumplir su deseo de ser jesuita. Durante los años siguientes a sus votos se queda en Granada estudiando humanidades, filosofía y teología, al tiempo que comienza a dirigir tandas de Ejercicios espirituales y se adiestra en las misiones populares.

El P. Arnaiz es un incansable evangelizador de buena parte de España, usando, entre otros instrumentos apostólicos, las misiones populares. Su apostolado se centra sobre todo en Andalucía y, más en concreto, en la provincia de Málaga, en zonas rurales y urbanas, en las que dejó siempre su original impronta. En los suburbios de Málaga, en los llamados “corralones”, casas de vecinos con un patio común, organizó eficazmente para quienes allí malvivían, un sistema de promoción cultural y de catequesis.

Desde la residencia de la Compañía en Málaga, el P. Arnaiz no dejaba de dar Ejercicios, de ofrecer dirección espiritual, de atender al Seminario Diocesano, y de promover la Congregación Mariana, el Apostolado de la Oración, la Adoración Nocturna o las Conferencias de San Vicente de Paúl. Su corazón le llevaba una y otra vez a visitar a los presos en la cárcel y a enfermos en sus casas y en los hospitales. Los malagueños lo veían frecuentemente atender a los niños de la calle, acudir a su confesionario en nuestra iglesia o salir a dar misiones populares. Convencido de la urgencia de difundir la educación, impulsó la creación de escuelas, la fundación de una librería católica, un sistema de recogida de medicinas y la construcción de casas de acogida para personas menesterosas. Su actividad incesante le llevaba a decir al final de su vida: “Me he dado prisa en vivir, he trabajado cuanto he podido, ya me recogerá el Señor”.

En nuestros días es mucho lo que podemos aprender de lo que él hacía en su tiempo, dando así pleno sentido al quehacer de operario, que tantos jesuitas ostentan con orgullo. En modos adaptados a los contextos actuales, pueden ser puestas en práctica varias de las ricas cualidades del P. Arnaiz: su prontitud para detectar y atender urgencias estructurales, su enérgica determinación para emprender nuevas obras y perseverar en ellas, su hábil capacidad de atraer y juntar a personas de distinto origen social para socorrer a los pobres, su admirable fortaleza a la hora de afrontar las contrariedades, su valiente afán evangelizador incluso en épocas y circunstancias difíciles, su convencida confianza en la providencia, su firme amor personal a Jesucristo, o su amistad, generosidad y afabilidad con toda clase de gente.

Carta del P. Arturo Sosa, SJ, Superior General, el 11 de octubre de 2018

Lea: “Buscad no vuestros intereses sino los de Jesucristo” (Tiburcio Arnaiz, SJ)

arnaiz-ph1