San Edmundo Campion

San Edmundo Campion

Edmundo Campion

San

  • Death: 12/01/1581
  • Nationality (place of birth): Inglaterra

El más famoso de los mártires ingleses, Edmundo Campion (1540-1581) renunció a una prometedora carrera en Oxford y a una invitación de entrar al servicio de la reina Isabel, para hacerse sacerdote católico y servir as los católicos, que estaban muy abandonados y con grandes deseos de recibir los sacramentos.

nacido en Londres de padres católicos que luego se hicieron protestantes. Estudio en el St. John’s College de Oxford, donde llegó a tener fama de buen profesor y vio nacer un grupo de seguidores que se daban a sí mismos el nombre de “campionitas”. A los 26 años tuvo un discurso de saludo en latín a la reina Isabel que visitaba Oxford, e hizo tal impresión en la reina que tanto ella como los lores Cecil y Leicester intentaron llevárselo para el servicio real. Probablemente juró el Acta de Supremacía y fue ordenado diácono en la Iglesia Oficial. Pero cuanto más estudiaba para ser sacerdote más se convencía de que era la Iglesia Católica la que tenía la verdadera fe. El año 1569 se trasladó a Dublín, en un intento por encontrar un lugar donde pudiera vivir como católico. Pero la capital irlandesa mostraba tal sentimiento anticatólico que le hizo volverse a Londres. En junio de 1571 abandonó Londres para ir a Douai, en Bélgica, donde se hallaba el Colegio Inglés, de reciente fundación, que formaba seminaristas para Inglaterra.

Campion obtuvo su graduación final en 1573 y pronto se puso en camino hacia Roma con intención de hacerse jesuita. Un mes después de su llegada a Roma era aceptado en la Compañía. Como en aquel momento no existía aún la provincia inglesa ni había una misión de Inglaterra, lo asignaron a la provincia de Austria, y fue enviado a Praga y Brno para hacer allí el noviciado. Se quedó en Praga tras hacer los votos y allí fue ordenado, con la expectativa de permanecer el resto de su vida enseñando en aquella ciudad. Escribió y dirigió obras de teatro para sus estudiantes y se ganó la reputación de ser buen orador.

Pero su vida dio un súbito viraje cuando el Superior General de Roma tomó la decisión de abrir una misión en Inglaterra. El P. Campion fue uno de los primeros en ser destinados a ella. Se detuvo en Roma a su vuelta hacia Inglaterra, y allí se le unieron el P. Robert Persons y el H. Ralph Emerson. Salieron en dirección al norte y se les fueron uniendo otros destinados a la nueva misión en Saint Omer, Flandes. Espías ingleses en Flandes tenían conocimiento de su inminente partida, y pasaron la información a los puertos ingleses de entrada, que se pusieron alerta. Campion y Emerson dejaron el continente la tarde del 24 de junio. Campion iba disfrazado de “Mr. Edmonds”, comerciante de joyería. Las autoridades portuarias albergaron sospechas, pero las respuestas de Campion como comerciante fueron tan verosímiles que le permitieron la entrada.

Habían pasado ocho años desde que Campion dejara Inglaterra. Se quedó en Londres un breve espacio de tiempo escribiendo el manifiesto sobre su misión que ha pasado a conocerse con el nombre de “Campion’s Brag”, “el alarde de Campion”.

El argumento central era que la misión era religiosa, no política. Estaba tan bien escrito y con tal potencia, que se hicieron copias a las que se dio amplia distribución para confirmar a los católicos en su fe. Campion viajó hasta Berkshire, Oxfordshire, Lancashire y Yorkshire. Se quedaba en alguna casa de católicos una o dos noches, o visitaba otras familias que tenían empleados católicos. Normalmente llegaba de día, predicaba y oía confesiones por la tarde, y por fin celebraba la Misa por la mañana antes de salir para su siguiente destino. Seguía escribiendo y compuso un libro dirigido al mundo académico titulado Rationes decem (“Diez razones”), que daba argumentos probatorios de la verdad del catolicismo y de la falsedad del protestantismo. A finales de junio de 1581 ya estaba impreso. Muchas de las 400 copias que se imprimieron se colocaron en los bancos de la iglesia de Santa María de la universidad de Oxford. Campion era todavía lo suficientemente conocido como para el que libro fuese leído con avidez.

Pero la libertad de que disfrutaba Campion para ayudar a los católicos acabó pronto. El julio dejó Londres y se detuvo junto a la familia de los Yate en el Berkshire. Los vecinos católicos de la familia oyeron que el sacerdote jesuita había estado allí y rogaron a los Yate que lo invitaran de nuevo. La señora Yate envió aviso a Campion, que desgraciadamente volvió en un momento en que un profesional de la caza de sacerdotes se había apresurado a dar cuenta a las autoridades, que rápidamente fueron a la casa, donde no encontraron sacerdote alguno. Los guardias no se movieeron de aquel lugar, a la escucha de cualquier sonido que revelase actividades anormales. Oyeron que un grupo abandonaba una reunión organizada por Campion. Volvieron a registrar la casa, y esta vez encontraron a Campion y otros dos sacerdotes.

Los tres fueron llevados a la Torre de Londres el 22 de julio. Allí pusieron a Campion en una celda tan pequeña que no podía ponerse de pie ni tumbarse. Después de tres días en aquel lugar lo llevaron al palacio de Leicester, donde tuvo una segunda entrevista con la reina Isabel. Ésta le dio la oportunidad de renunciar a la fe católica y hacerse ministro protestante, con la posibilidad de gran promoción personal. Lo rechazó y le devolvieron a su celda; cinco días más tarde lo torturaban en el potro. Mantuvo cuatro disputas con teólogos anglicanos, algo que él mismo había pedido en su libro rationes decem, pero no concluyeron nada, en parte porque la primera se tuvo poco después de la tortura. El gobierno decidió que debía ser ejecutado, pero necesitaba una acusación más sólida que la de ser simplemente sacerdote católico. El 14 de noviembre llevaron a los sacerdotes a Westminster Hall donde le presentaron cargos de haber conspirado contra la vida de la reina, de haber instigado una invasión del país por parte de fuerzas extranjeras y de haber entrado en Inglaterra con la intención de fomentar una rebelión de apoyo a los invasores. En este juicio, seis días más tarde, pidieron a Campion que levantase la mano derecha y pronunciase un juramento: era incapaz de hacerlo por la tortura reciente, de modo que otro de los sacerdotes tuvo que hacerlo en su lugar. Campion intentó defender a todos los sacerdotes señalando que su motivación era religiosa y no política, pero todos fueron declarados culpables de alta traición y condenados a ser ahorcados, arrastrados y descuartizados. Ellos al escuchar la sentencia entonaron el Te Deum.

Campion permaneció encadenado aún 11 días, y después fue arrastrado por las calles llenas de barro de Londres, hasta Tyburn. Con él se hallaban Briant y el padre Ralph Sherwin, sacerdote diocesano. Cuando Campion perdonó a los que le habían condenado le fue quitado el banquillo sobre el que estaba en pie, y quedó colgando. El verdugo lo descolgó y le sacó el corazón y los intestinos antes de descuartizarlo. Briant había sido condenado un día después que Campion, pero fue ejecutado inmediatamente después de él. Lo descolgaron aún vivo para vaciarlo y descuartizarlo. Tenía sólo 25 años.

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Originalmente compilado y editado por: Tom Rochford, SJ

Traducción: Luis López-Yarto, SJ