Desde el 7 de febrero Haití vive una nueva crisis social generalizada. La reunión de los jesuitas encargados del “Proyecto Caribe”, que debía realizarse estos días en Puerto Príncipe, tuvo que ser cancelada necesariamente a pesar de que la mayoría de los participantes ya habían llegado. De hecho, el nivel de tensión estaba aumentando al punto tal que el Superior de Haití, Jean Denis Saint Félix, y el Presidente de la CPAL (Conferencia de Provinciales de América Latina), Roberto Jaramillo, optaron por reenviar a la gente a su país de origen cuando todavía era posible llegar al aeropuerto y salir del país. Los haitianos exigen la dimisión del Presidente Jovenel Moïse debido a que la situación social se ha venido deteriorando de manera alarmante, especialmente en los últimos dos años. El sufrimiento de la gente es palpable y su exasperación está conduciendo ya a la violencia.

Las autoridades del país no han hecho ninguna declaración pública y ni siquiera se sabe si el Presidente y el Primer Ministro siguen en el país. Por su parte, la Conferencia Episcopal de Haití (CEH) emitió una breve nota el miércoles 13 de febrero, en la que los obispos deploraban la violencia y hacía un llamado por el respeto de la vida humana y de la propiedad, al tiempo que exhortaba a las autoridades a sacrificarse por los intereses más importantes de la nación.

Los jesuitas haitianos siguen compartiendo el sufrimiento de sus conciudadanos y a los miembros del Proyecto Caribe que no pudieron regresar a sus hogares (especialmente los de la vecina República Dominicana), les ofrecieron también techo en el Centro de Espiritualidad Manresa pues las carreteras se encuentran cerradas.

En una carta abierta (que pueden leer haciendo clic aquí), Jean Denis Saint Félix describe la situación y subraya que el papel de los jesuitas es, sin duda, mantener la esperanza en el corazón de esta difícil situación. Concluye así su mensaje: “Permanecemos confiados en el Señor de la vida para que Él nos dé la gracia de discernir la mejor manera de estar presentes entre Su pueblo para que la esperanza pueda brotar finalmente en esta tierra.”

Oremos por el pueblo haitiano y, en solidaridad con todos ellos, permanezcamos unidos con nuestros hermanos jesuitas y con aquellos con quienes están buscando alimentar la esperanza de éste pueblo en medio del caos que están atravesando.