La misión de reconciliación del JRS en la República Centroafricana
La reconciliación es un eje prioritario del marco estratégico del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS). Esta prioridad apostólica es palpable en la República Centroafricana (RCA), un país devastado por varios años de guerra civil y que sufre de una pobreza extrema. En su histórica visita a la RCA en noviembre de 2015, el Papa Francisco lanzó una llamada al trabajo por la paz y a la reconciliación en el país. El JRS ha respondido activamente a esa llamada desarrollando actividades de educación para la paz en sus zonas de intervención: la región meridional de Lobaye; la capital, Bangui; y la región central de Bambari. Estas actividades son multiformes: cohesión social entre desplazados internos y comunidades de acogida, cohabitación pacífica entre diferentes comunidades sociorreligiosas, formación de líderes en prevención y resolución pacífica de conflictos, acompañamiento psicosocial y formación profesional de niños soldados desmovilizados.
En Lobaye, la cohabitación entre las diferentes comunidades está
gangrenada por las graves tensiones entre las familias de acogida cristianas,
las poblaciones centroafricanas desplazadas (en su mayoría musulmanas) que han
vuelto al redil y, por último, los refugiados congoleses. Las heridas del
pasado están todavía a flor de piel, así como la desconfianza y el odio entre
las comunidades musulmanas y cristianas. En este sentido, los talleres sobre la
reconciliación ponen el acento en la necesidad del perdón, la identificación y
el reconocimiento de los prejuicios nocivos para la convivencia, la tolerancia,
la aceptación y el respeto al otro más allá de la diferencia de religión.
En Bangui, el JRS interviene en los barrios sensibles, como Fátima y Boeing, donde el conflicto entre musulmanes y cristianos se ha cobrado muchas víctimas humanas y ha causado destrucciones de viviendas. Tanto antiguos verdugos como víctimas, cristianos y musulmanes, reflexionan juntos sobre las causas y las consecuencias destructoras del conflicto que los enfrenta. Estos talleres de formación tienen como objetivo principal formar agentes de paz: conocer los valores de las otras religiones, participar activamente en la lucha contra las violencias y las discriminaciones entre cristianos y musulmanes y contra otras formas de conflictos para una paz duradera.
En Bambari, en el centro de la República Centroafricana, las fracturas
entre las diferentes comunidades son intensas y profundas, y se ven
continuamente exacerbadas por los ataques de grupos armados, que se dicen unos
del islam y otros de la religión cristiana. Un aspecto crucial de nuestra
misión es el seguimiento y la formación de antiguos niños soldados
desmovilizados. En la RCA existen unos 12 500 niños y niñas soldados,
enrolados por la fuerza en los grupos
rebeldes. En la mayoría de loscasos
los drogan, abusan de ellos y losempujan a cometer crímenes, incluso en
sus círculos familiares o en su pueblo, con el objetivo de vincularlos
definitivamente a los grupos rebeldes. Mediante el acompañamiento psicosocial,
el JRS ayuda a los niños soldados desmovilizados a reconciliarse consigo
mismos, trabajando con ellos sobre sus traumas y proponiéndoles una inserción
escolar o el aprendizaje de un oficio, la alfabetización y la formación en
actividades que puedan generar ingresos. El camino de la sanación consta de varias
etapas: restablecer la autoestima y la confianza en sí mismos a pesar de las
violencias que hayan cometido con otros; aprender a controlar los
comportamientos violentos para la reinserción social; ir a la escuela o
aprender un oficio con el fin de recobrar una vida social.
Es conmovedor el testimonio de Grace, una niña soldado desmovilizada que pudo beneficiarse del seguimiento psicosocial y del aprendizaje de la costura: «Cuando estalló la guerra, tenía 13 años. Mataron a mi padre y a mi madre delante de mí. Entonces, decidí unirme al grupo armado de los Anti-Balaka para vengar a mis padres. Un día llegué a Bambari junto con mi grupo armado; oí hablar de una jornada de sensibilización del JRS para los niños soldados y me acerqué a ver. Allí nos proponían una vida nueva; eso me hizo reflexionar, mi cólera disminuyó un poco y decidí dejar las armas y aprender un oficio. Con la formación he logrado perdonar y he intentado seguir un camino mejor. Si me hubiera quedado en el grupo armado, no habría sobrevivido ni habría aprendido un oficio. Ahora sé que estoy en el buen camino».
El testimonio de Grace, así como otros testimonios vivos, son la razón
esencial por la que el JRS continúa con la misión en la RCA, a pesar de los
miedos y los traumas. Creemos firmemente que Dios está actuando en el corazón
de este país, y nuestra misión consiste en colaborar con ardor en su obra de
reconciliación y de justicia, acompañando con Cristo, en la fe y en la
esperanza, a las personas vulnerables, rotas y heridas en su dignidad.
[Artículo de la publicación "Jesuitas - La Compañía de Jesús en el mundo - 2020", por Eric Goeh-Akue SJ, Paul Marie Bouda SJ y Laura Lora Ballesta]