Por Herminio Rico SJ, Socio de la Conferencia Jesuita de los Provinciales Europeos (JCEP)

Europa: en el mapa, un pequeño continente en el extenso mundo, y en dicho continente, naciones y países numerosos, idiomas más diversos que en la torre de Babel y una enorme variedad de culturas. Diferencias que son riqueza. Y la Europa jesuita nos muestra una diversidad no menor. Además, es custodia de los lugares del inicio de la historia ignaciana: Loyola y Manresa, París y Roma, incluso Jerusalén pertenece al territorio de la Conferencia Jesuita de Europa. Y goza de un tesoro de tradición que todos deseamos prolongar y aumentar. Las Provincias, desde las más grandes hasta las más pequeñas, con estructuras institucionales más fuertes o más débiles, buscan nuevas formas de sostener sus obras principales y continuar sirviendo a su misión a largo plazo. Todas se ven confrontadas al desafío de una rápida disminución del número de jesuitas. Esta realidad ha llevado a la Conferencia a una mayor apertura hacia una colaboración más estrecha y a una mayor cesión de responsabilidades. El sentido de misión común, aunque vivido en contextos religiosos y eclesiales muy diferentes, y la experiencia de pertenecer a un cuerpo apostólico más amplio han sido también fruto de las recientes reuniones de la Conferencia.

La última Asamblea General, que tuvo lugar del 9 al 13 de octubre, en ocho sesiones de dos horas por videoconferencia, ha sido un buen paso adelante. En su conclusión - un último tiempo sereno de evaluación orante - la experiencia de consolación fue unánime: ánimo, entusiasmo, optimismo, mayor apertura al cuerpo universal, energía y compromiso, inspiración, pertenencia... fueron los sentimientos compartidos después del tiempo juntos, escuchando y discutiendo, tomando decisiones, compartiendo la oración y la vida. Un resultado un tanto sorprendente, contra todo pronóstico. La Conferencia precedente había sido la Asamblea de Zagreb en octubre de 2019. Ahora, de los 19 Superiores Mayores, siete eran nuevos; la agenda era múltiple y exigente; hora tras hora con los ojos fijos en la pantalla del ordenador, intentando identificar a quien tenía la palabra dentro del mosaico de rostros, o siguiendo un PowerPoint en la mitad de la pantalla. Y todo en inglés, un idioma quesólo para dos de los veintitrés participantes es la lengua materna. Sin embargo, el Espíritu compensó con consuelo y entusiasmo para el futuro. Aunque algunos hechos contundentes pueden ser preocupantes y muchos números deprimentes, el camino a seguir es dejarse guiar por el Espíritu, a través, pero también por encima, de la cara más adusta de la realidad.

El Padre General participó en una de las sesiones e instó a todos a tomar en serio el trabajo de la promoción vocacional. La Asamblea aprobó los objetivos prioritarios del Plan Apostólico de la JCEP y el primero es, precisamente: “apoyar y dotar de recursos una vigorosa promoción de la vocación jesuita en Europa”. Una votación confirmó los nuevos Estatutos de la Conferencia que ahora han pasado al despacho del P. General para su aprobación definitiva. Hubo tiempo para los informes de los directores de las principales obras y redes de la Conferencia: Centro Social Jesuita Europeo; JRS-Europa con el JRS Internacional y el JRS-Próximo Oriente y Norte de África; educación primaria y secundaria (JECSE), educación superior (Red Kircher). Otros temas a mencionar: cuentas y presupuesto, necesidades de personal para la Conferencia, centros de formación, Tercera Probación europea y cuidado de los jesuitas mayores.

Gracias a un arduo trabajo, pero sobre todo a la acción del Espíritu, la Asamblea ha sido un paso adelante exitoso en la construcción de la unidad de corazones y mentes entre los Superiores Mayores de la Conferencia Europea.