Música, oración, interiorización – Semana Santa de los escolares del Gesù
El tiempo de la pandemia con sus confinamientos puede proporcionar espacios de creatividad. La comunidad del Collegio Internazionale del Gesù, en Roma, formada principalmente por escolares jesuitas que estudian teología, está viviendo la Semana Santa de forma intensa. Nos ofrecen acompañarles por medio de vídeos cortos.
Cada día, desde el Jueves Santo hasta el lunes de la Octava de Pascua, recibirán enlaces a sus presentaciones. Día por día iremos añadiendo uno más al final de este artículo.
Primero, un tiempo de meditación con un Kyrie, acompañado de imágenes de obras de arte de la iglesia del Gesù.
El
P. Rosario Taormina, guía espiritual y prefecto de los aposentos ignacianos,
nos presenta dichas obras.
Al principio, en la “Capilla del Crucifijo”, esta obra de autor desconocido que inspira amor misericordioso y que sobrevoló el altar de San Ignacio entre finales del siglo XVI y mediados del XVII. Miembros del coro, a través de la oración y el canto, expresan sus sentimientos de alabanza a la misericordia del Señor, como acostumbran a hacer al comienzo de las liturgias eucarísticas y en sus coloquios de oración personal.
A continuación, nos hallamos en la “Capilla de la Pasión”, donde el pintor contemporáneo bosnio Safet Zec creó “El Descenso de la Cruz del Señor”, con una vibrante participación de la Compañía de Jesús representada en la parte superior por San José Pignatelli, que restauró la Compañía tras la supresión, en el centro por el P. Jan Roothaan, que inspiró renovación espiritual y estabilidad, y en la parte inferior por el P. Pedro Arrupe, la figura carismática y misionera del cristianismo post-conciliar.
Finalmente,
en lo alto del templo, vemos el interior de la Cúpula, pintado por G.B. Gaulli,
conocido como Baciccia, que representa en una visión de gloria, a los santos
Ignacio y Francisco Javier presidiendo sus respectivos altares, rodeados de
personas y ángeles que glorifican a Cristo Resucitado y Glorioso con su cruz,
todos vueltos hacia el Padre de la Misericordia y de la Gloria, inspirados y
transformados desde lo más alto por el Espíritu Santo en forma de paloma.