Por una cultura de la promoción de las vocaciones

El Padre General quiere reavivar la llama de la promoción vocacional en la Compañía de Jesús. El 12 de abril, escribió a todos los superiores mayores. En su carta les invita a hacer nuevos esfuerzos por activar la promoción vocacional. El Superior General desea que éste sea uno de los principales temas que traten las Congregaciones Provinciales previstas para finales de este año y la Congregación de Procuradores que se celebrará en Loyola el año 2022.

En concreto, ¿cuál es el pensamiento del P. General? En primer lugar, que la promoción de las vocaciones no puede depender sólo de unas pocas personas encargadas de esa tarea, aunque estén muy comprometidos con ella. Necesitamos todos, jesuitas y compañeros de misión, energía y compromiso, para alcanzar una verdadera “cultura de promoción vocacional”.

Nuestra tradición espiritual, en opinión del padre General, pone en nuestras manos instrumentos particularmente útiles para esta tarea de acompañamiento: el hábito de escuchar las llamadas del Señor y la capacidad para discernir su invitación en las circunstancias más dispares. Porque la vocación jesuita puede adoptar muchas formas y ser a la vez muy específica. Estamos ante una oportunidad para reinventar nuestra promoción de la vocación del hermano jesuita, testimonio de vida consagrada sin vinculación con el ejercicio del sacerdocio. La vocación de hermano jesuita ofrece ahora múltiples alternativas de incorporación al apostolado según la edad de los candidatos, sus cualidades y su historia personal.

El padre Sosa pide a los superiores que definan un plan concreto de promoción vocacional y que se preocupen de dedicar a ello un equipo a tiempo completo. Los miembros de este equipo deben disponer de tiempo suficiente para la parte esencial de su tarea que es el acompañamiento personal asiduo de los candidatos. Este plan debe estar vinculado a la pastoral juvenil de la Provincia o Región, y eso de forma creativa e imaginativa. Sólo así se puede hablar de una “cultura de la promoción vocacional”.

El Padre General describe dos campos específicos en los que todo jesuita puede responder a esta llamada suya. El primero es orando, volviendo a orar una y otra vez, orar todos los días, en privado y en comunidad, para mantenerse en sintonía con los que el Señor pueda llamar a la Compañía. Y en segundo lugar contribuyendo a crear espacios de encuentro y acogida en las comunidades: reforzando el sentido de la hospitalidad, y mostrando un estilo de vida en el que cada persona refleje la felicidad de su vocación. Todo joven que entre en contacto con nosotros debería sentir cómo surge en él la pregunta: “La forma de vida de la que dan testimonio los jesuitas, ¿es la vida que deseo para mí?”

En definitiva, la cultura de la pastoral vocacional y del discernimiento vocacional debe poner el acento en nuestra amistad en el Señor y en nuestra manera de ser compañeros de Jesús buscando cómo servir mejor a la Iglesia y al mundo.

Por último, para que su llamada a la oración no sea sólo teórica, el General propone el texto de una oración para uso diario que encontrará a continuación.

Eterno Señor de todas las cosas, elegiste a Ignacio para reunir compañeros a tu servicio y formar una Compañía que lleva tu nombre.

Abriste sus corazones a la inspiración de tu Espíritu Santo para que pudieran servir más y mejor a tu Iglesia y llevar a todos los hombres y mujeres del mundo el consuelo de tu amor que sana y redime.

Los llamaste a seguirte en pobreza y humildad, bajo el estandarte de la Cruz, con una fe inquebrantable y un corazón generoso, al precio que fuere.

Nunca has abandonado tu amor providente a tu Compañía ni has dejado de abrirle caminos siempre nuevos a tu servicio.

Señor, te pedimos que continúes llamando para esta Compañía servidores a tu misión. En este Año Ignaciano, mientras pedimos “ver nuevas todas las cosas en Cristo”, concédenos la gracia de acompañarles con el don del discernimiento.

Concédenos la discreta caridad para que sepamos proponerles este camino no sólo con palabras, sino con la integridad, la alegría de nuestra vida y la presencia del Espíritu Santo en nuestra misión.

Concédenos la apertura y la generosidad para recibirlos en nuestras comunidades, para que sepan que realmente estás entre nosotros y que somos tus amigos reunidos y listos para ser enviados a donde y cuando Tú quieras llamarnos.

Sobre todo, que demostremos en nuestra vida y en nuestro trabajo que éste es un camino seguro hacia ti, en el servicio amoroso a tu Iglesia y al mundo. Amen.

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Publicado por Communications Office - Editor in Curia Generalizia
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