Acompañar a los jóvenes en una montaña rusa
Caleb
Mwamisi - Director de Comunicación e Investigación - AJAN - Nairobi, Kenia
[De la publicación “Jesuitas 2022 - La Compañía de Jesús en el mundo”]
Una iniciativa para educar y capacitar a los jóvenes africanos para que puedan vivir con propósito.
Es una soleada tarde de viernes en el este de Nairobi
a principios de diciembre de 2020, cuando un coche que transporta a un equipo
de formadores de la African Jesuit AIDS
Network (AJAN – Red Jesuita Africana contra el Sida) serpentea por un camino
embarrado hasta una escuela primaria. Los disparos de armas de fuego rasgan a
menudo el aire de la zona, ya que la policía persigue a los delincuentes que se
retiran a las barriadas marginales densamente pobladas tras sus actividades
ilícitas. Mientras nos recibe la directora de la escuela, nos resume la tarea
que tenemos entre manos, pero subraya el reto al que se enfrentan sus alumnos a
diario: ser reclutados por Gaza. Gaza no tiene nada que ver con Palestina, sino
que es una banda criminal conocida por sus violentos robos, violaciones y otros
delitos en Nairobi y en algunas otras ciudades de Kenia.
La AJAN, dedicada a formar y empoderar a los jóvenes africanos para que no contraigan el VIH y desarrollen el sida, y usen el don de la vida para vivirla con sentido, se inspira en el evangelio de Juan: «Yo vine para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Jn 10,10). Uno de sus programas, AJAN HIV and AIDS Prevention Programme for Youth, «AHAPPY», está destinado a reducir la vulnerabilidad al VIH y el desarrollo del sida entre jóvenes con edades comprendidas entre los 10 y 24 años. Con él, la AJAN trabaja para fomentar el desarrollo integral y el logro del máximo potencial de los jóvenes mediante la cura personalis.
Después de la oración y las presentaciones, el
formador Steve Arodi comienza a involucrar a los estudiantes. «¿Cuántos quieren
compartir los sueños de su vida con nosotros?». Muchas manos se levantan, los
estudiantes expresan su admiración y deseo de seguir carreras como la aviación,
la ingeniería y la salud, entre otras. «¿Qué puede interponerse en el camino de
vuestros sueños?», sigue sondeando. «La pelota», dice un chico, y el resto de
los alumnos rompen a reír, pues la palabra es argot para referirse al embarazo.
Se mencionan muchas otras amenazas para el cumplimiento de los sueños,
como el VIH y el sida, lo que lleva a un debate sobre las causas, la
propagación, los síntomas y las implicaciones de contraer la enfermedad, y
sobre su prevención y tratamiento. Sin embargo, además de dar información sobre
la prevención del VIH, el formador recuerda a los alumnos que es posible que
una persona infectada triunfe en la vida.
«¿Hay alguien aquí que sepa cantar o rapear?», pregunta otro formador. Como los alumnos dudan en responder, lo pregunta de otra forma: «¿Quién es vuestro rapero favorito?». «Tupac Shakur», dice con entusiasmo una chica, a la que se unen otros que gritan el mismo nombre. Esto abre un nuevo debate en el que el formador lleva a los niños a examinar críticamente la vida de dicho rapero. Resulta que Tupac fue abatido a tiros en Las Vegas en 1996, una muerte que se atribuyó a su música agresiva y a sus enemigos mafiosos. Morir de esa manera violenta con solo 25 años, coinciden los estudiantes, es triste y lamentable. «Sus sueños se vieron truncados», observa otra chica. El formador dejó que los jóvenes se expresaran, aprovechando ciertas intervenciones para llevar la conversación a otro nivel.
«¿Hay alguien que creáis que os haya decepcionado o
herido en algún momento de vuestra infancia o incluso más recientemente?»,
preguntó la formadora Rosemary, cambiando de tema. Tras un poco de vacilación,
los alumnos intervinieron, quejándose de sus padres, profesores, novios,
novias, etc. Sus decepciones tienen que ver con la negligencia de los padres,
el abuso físico o simplemente el castigo, el amor no correspondido, etc. A
continuación, la formadora hizo una exposición en la que sugería que puede ser
que lo que los menores consideran amor sea simplemente un encaprichamiento.
Comentó además que un joven necesita comprender su yo emocional y desarrollar
la inteligencia emocional.
Una sesión de curación resumió la jornada. Se permitió a los estudiantes un momento de silencio para revisar sus vidas hasta el momento. A continuación, se les pidió que observaran sus propias acciones y las de los demás y que escribieran sus pensamientos. Lo hicieron individualmente. Posteriormente, se les pidió que consideraran la posibilidad de perdonarse a sí mismos y a los demás. Era un examen personal. Cuando terminaron, hicieron una bola con sus papeles y los arrojaron a un horno para expresar el fin de una era. A continuación, el padre Ismael Matambura, director de AJAN, dirigió una oración en común.
El alcance de AJAN tiene limitaciones. La falta de
consejeros para ayudar a los estudiantes que puedan tener dificultades
psicológicas es un gran problema. El hecho de que los estudiantes pasen la
mayor parte del tiempo en casas inaccesibles para el personal de AJAN es un
reto. «El Covid-19 también ha tenido un impacto negativo en la vida de los
estudiantes, porque estar fuera de la escuela significa pasar tiempo con las
personas equivocadas. Hay un número considerable de casos de embarazos con
algunas situaciones bastante penosas, como que un mismo chico deje embarazadas
a tres adolescentes. Ahora todos tenemos la hercúlea tarea de rescatar las
vidas de los jóvenes cambiando su mentalidad», dijo la Hna. Rose Macharia, de las
Hermanas de la Misericordia de Kenia.
Al final de la sesión, el P. Ismael afirmó que «la sesión de curación permitió a los estudiantes reflexionar y encontrarse a sí mismos y a Dios. Así pudieron comprometerse a vivir una vida decente, temerosa de Dios y con un propósito. Este ejercicio espiritual tiene un efecto purificador en los corazones y las almas de los participantes».
Las visitas de AJAN a las escuelas ponen de relieve la
puesta en práctica de las Preferencias
Apostólicas Universales, que invitan a acompañar a los jóvenes en la
creación de un futuro lleno de esperanza y a caminar con los pobres, los
marginados del mundo, aquellos cuya dignidad ha sido violada, en una misión de
reconciliación y justicia.