La JCAM se reúne en Antananarivo… con la participación del P. General
La Conferencia Jesuita que “abarca" el continente africano tiene un nombre claro: Conferencia Jesuita de África y Madagascar. Entendemos que si la geografía acerca a estos dos territorios, los malgaches tienen su propia identidad y viven a cierta distancia del continente. La reunión de los superiores mayores en octubre, celebrada en Antananarivo, la capital de Madagascar, permite a los Provinciales de las seis Provincias (y una Región) “del gran continente” tener contacto con sus compañeros jesuitas “de la isla”.
Asuntos corrientes
Los cinco días de la reunión se dividen en dos partes distintas. Por un lado, hay reflexiones, decisiones y asuntos que pueden calificarse de “administrativos”. Los Provinciales comparten ciertas responsabilidades, por ejemplo, para la formación de los jóvenes jesuitas. Tienen que proponer al P. General los nombres de compañeros jesuitas que puedan ocupar puestos a nivel continental. Deben aprobar un presupuesto de funcionamiento para la Conferencia. Por último, deben responder a las solicitudes que les hagan otras Conferencias o instituciones de otras partes del mundo.
Hay
que tener en cuenta que, aunque todo esto pueda parecer el orden del día de
cualquier Consejo de Administración, la forma de trabajar viene marcada
fundamentalmente por el “modo de proceder”
de la Compañía (como decía San Ignacio). Esto deja mucho espacio para la
oración y la conversación espiritual, es decir, para escuchar al Señor y a los
demás participantes antes de tomar decisiones.
Con el Padre General
La otra parte del encuentro sigue un proyecto muy querido por el P. General, la reflexión sobre la “pobreza de los jesuitas”. El año pasado, el P. Sosa dirigió un retiro para los superiores mayores de cada Conferencia. Expresó su deseo de que, a lo largo del año, se pida a las comunidades y a los jesuitas que recen y compartan sobre este tema.
Concretamente,
la reunión de la JCAM en Antananarivo comenzó con una jornada de oración para
poner la cuestión de nuestra pobreza en el centro de la reflexión y del
encuentro. Mediante la fórmula ya habitual de la conversación espiritual, los
Provinciales pudieron traer los frutos de los intercambios vividos en sus
respectivas Provincias y dedicar tiempo a escucharse mutuamente. El P. General
estuvo presente en la llamada “tercera ronda” de la conversación espiritual, la
que se centra en la oración, la oportunidad de recoger los frutos del
discernimiento.