Bevalala: Un enfoque de la educación y el desarrollo coherente con la tradición jesuita
Pocas instituciones educativas jesuitas incluyen establos y gallineros. Los jesuitas son más conocidos por la educación general a todos los niveles que por la formación profesional. También en Madagascar, la Compañía de Jesús tiene colegios y programas de educación superior. Sin embargo, en un país como éste, los jesuitas han optado por invertir fuertemente en un centro de formación profesional (CFP) en Bevalala, al sur de la capital, Antananarivo.
Jacques Mananto, jesuita, es el coordinador del CFP de Bevalala. En primer lugar, nos resume la historia de esta institución original.
“El Centro de Formación Profesional de Bevalala se creó en 1973. Se trataba de formar a jóvenes rurales que quisieran convertirse en empresarios de la agricultura y la ganadería. El objetivo era modernizar y profesionalizar las prácticas tradicionales. Por ello, el centro viene ofreciendo diez módulos de formación intensiva de dos semanas cada uno sobre los fundamentos de la agricultura y la ganadería: cultivo de arroz, vacas lecheras, gallinas ponedoras, árboles frutales, horticultura, etc.
En 1985, se creó un nuevo curso: albañilería, que unos años más tarde se convirtió en una escuela secundaria.
Posteriormente, en 1993, en el 20º aniversario, se creó una sección universitaria: incluye la École supérieure professionnelle agricole (EPSA) y la École supérieure de bâtiment et des travaux publics (ESBTP) que forman parte de U-Magis, el proyecto global de la Compañía para la enseñanza superior en Madagascar. Estas escuelas ofrecen formación universitaria hasta el nivel de máster para aquellos que quieran ir más allá.
Se
trata de una escuela de formación profesional y, por lo tanto, como apoyo
pedagógico y financiero, se han creado granjas agrícolas (vacas lecheras,
gallinas ponedoras, una granja de cerdos, una fábrica de quesos, etc.), así
como una cooperativa de construcción. En definitiva, se trata de una escuela en
un entorno productivo que pretende dotar de competencias y empleabilidad a los
que se gradúan.”
Nos preguntamos ¿funciona este modelo? Madagascar es un país donde la pobreza se ha extendido en los últimos años; a los jóvenes les resulta difícil mirar hacia adelante con optimismo. ¿Cuál es el aporte de una institución como este Centro de Formación Profesional al desarrollo del país y a la lucha contra la pobreza? Esto respondió Jacques Mananto:
“Por desgracia, la pobreza está ganando terreno en Madagascar. Esta es la paradoja de un país que no ha conocido la guerra pero que se hunde en la pobreza desde su independencia en 1960. Sin embargo, el país es rico en recursos naturales. Y su población, especialmente su juventud, es su mayor activo.
Creemos en el potencial de desarrollo de Madagascar y apostamos por su juventud y por la riqueza del mundo rural, incluida la agricultura y la ganadería, para que sirvan de palanca de desarrollo. En nuestra opinión, la educación es la clave principal para superar la pobreza y permitir el desarrollo del país. A través del CFP, hemos elegido campos prometedores de producción y desarrollo directo de la riqueza del país. En general, un buen número de escuelas privadas se inclinan por los cursos del sector terciario -comercio, administración, servicios a empresas e instituciones- porque está más de moda sin que ofrezca suficientes oportunidades de empleo.
Nuestra
perspectiva está dando sus frutos: Bevalala es una referencia en el sector
agroalimentario de Madagascar. El mayor reto para nuestros antiguos alumnos es
encontrar los medios financieros para poner en marcha sus propios proyectos, ya
que los bancos siguen siendo inaccesibles para los jóvenes que no tienen aval.”
¿Cómo encaja el CFP Bevalala en el plan apostólico de la Provincia de Madagascar y cómo se inscribe en el marco de las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía?
“Un proyecto como Bevalala, responde el padre Jacques, es una muestra del rostro de la caridad cristiana y del enfoque jesuita de la educación y del desarrollo que consiste en ofrecer a los jóvenes los medios para hacerse cargo de su propio destino. En lugar de dar alimentos, ofrecemos a los jóvenes la posibilidad de producir sus propios alimentos. Así descubren su potencial y la riqueza de nuestro país.
Queremos ser el motor de la Provincia para la aplicación de las Preferencias Apostólicas Universales, en el acompañamiento de los jóvenes y ahora especialmente en la protección del medio ambiente. El año pasado se inauguró un centro de animación espiritual y ecológica que lleva el nombre de nuestro antiguo Superior General, Adolfo Nicolás. Pretende ser un lugar de investigación, formación y divulgación de buenas prácticas en materia ecológica y medioambiental. Está dirigido a las seis parroquias que dirigen los jesuitas, a los seis municipios de los alrededores y a todos los colegios públicos y privados del sur de la capital. Esperamos recibir más de 10.000 visitantes este año.
Así
que, realmente, para los cerca de 800 jóvenes que asisten a nuestros diversos
programas aquí en Bevalala, las PAU ofrecen un marco holístico de formación;
nuestros compromisos con ellos ponen en práctica el espíritu de las Preferencias Apostólicas.”
Vea la galería de fotos de la visita del Padre
General a Bevalala. El padre Sosa recibió una bienvenida excepcional.