Un jesuita vietnamita entre la juventud tailandesa
Pham Ngo Hoang Dung, conocido por todos como Dzung, es un joven sacerdote jesuita vietnamita que se ha comprometido con la Región de Tailandia. Ya había hecho allí su “magisterio” o período de prácticas antes de su ordenación. Volvió el otoño pasado, tan dinámico como siempre. Nos reunimos con él en el Centro Espiritual Seven Fountains, y le preguntamos qué le había llevado a Tailandia.
Ser misionero
Después
de terminar mi filosofía en Vietnam, me enviaron a Tailandia para tres años de
trabajo apostólico, el magisterio. Durante mi estancia aquí, sentí que quería
ser misionero. Los tailandeses me hicieron sentir bienvenido, sobre todo los
jóvenes. Me llevé bien con ellos. Además, la comunidad jesuita es un gran apoyo
y me da la oportunidad de aprender y crecer. En una palabra, es el amor de los
tailandeses lo que me llevó a ejercer mi ministerio en Tailandia. Como joven
sacerdote aquí, la oración silenciosa, el cuidado de la comunidad, y las
sonrisas en la cara de los jóvenes han alimentado mi pasión por trabajar,
acompañar, y estar presente con ellos.
Capellán para todos
Soy sacerdote católico y “capellán universitario”, pero no sólo dedico mis esfuerzos a los estudiantes católicos. Doy la bienvenida a todos los estudiantes de otras religiones, como el budismo y el animismo. Todos son bienvenidos a unirse a nuestras actividades. La mayoría de los estudiantes de nuestra red pertenecen a grupos indígenas como los karen, akha, hmong, lahu y thai yay. Nuestras actividades tienen diversos fines: acompañan a los alumnos en la construcción de verdaderas amistades (por ejemplo, el Día del Deporte), les dan la oportunidad de compartir su amor con los pobres (en Navidad y el Día del Niño) y les proporcionan herramientas para construir su vida espiritual (con tiempos de oración y el proyecto “Retiro en el camino”).
Siendo
muy sincero, podría añadir que noto que a los jóvenes de Tailandia ahora no les
importa mucho la religión. Por ejemplo, asistir a misa no es una prioridad.
Encuentran poco interés en las actividades religiosas como tales. Esto nos
impulsa a ser creativos y a ofrecerles diferentes maneras de apoyarles en el
plano espiritual. En este contexto, los jesuitas de Tailandia creen en la
Pastoral Juvenil y, aquí en la comunidad de Seven
Fountains, la Región envía a nuestros jóvenes sacerdotes a trabajar a
tiempo completo con los jóvenes. Es alentador.
Atención especial a los estudiantes necesitados
Otra de mis responsabilidades es ser el director del “Sponsorship Fund Project” (Proyecto de Fondo de Becas). Es una iniciativa creada por la comunidad jesuita de Seven Fountains. El P. Miguel, Superior Regional para Tailandia, lo creó con expatriados (extranjeros que viven en Tailandia) en 1997. Creció con los años y ahora ayuda a estudiantes, desde el jardín de infancia hasta el nivel universitario, en varios lugares del norte de Tailandia. Ofrecemos becas parciales, por ejemplo, de hasta el 50% de la matrícula, el uniforme, los libros y el material escolar.
Los
beneficiarios se eligen en función de sus condiciones económicas y su deseo de
estudiar. Les apoyaremos si están en situación de pobreza y muestran realmente
su voluntad de estudiar. Estamos creando algo nuevo: un foro para que los
beneficiarios y sus padrinos se conozcan, con visitas a los pueblos y las
escuelas.
Para los líderes del mañana
Reflexionando sobre mi papel como sacerdote jesuita entre los estudiantes -principalmente los que frecuentan la universidad- pienso que la mayor necesidad entre los jóvenes de Tailandia es que conozcan a un buen líder y encuentren un lugar abierto donde alcanzar la felicidad y el sentido de sus vidas. Yo intento ser ese “buen líder”. Significa preocuparme de verdad por ellos, darles la oportunidad de implicarse, aprender y crecer.
El
líder tiene que tener la paciencia suficiente para acompañarles y perdonarles
cuando cometen errores. En cuanto a las actividades, deben estar bien
organizadas, con un objetivo claro, que despierte el interés por participar. En
la medida de lo posible, en cada actividad hay espacio para que los jóvenes
estén entre los organizadores. De este modo, aprenden a
ser los líderes del mañana.