El martes 12 de septiembre, en la Curia General y en presencia de los miembros del Consejo Ampliado del Padre General, pudimos conocer de cerca la situación de los jesuitas en Nicaragua.

La Compañía de Jesús ha sido objeto de repetidos ataques por parte del gobierno sandinista de Daniel Ortega, en particular desde las manifestaciones populares de mayo 2018: retiro del aporte presupuestario a la UCA (Universidad Centroamericana) de Managua y asedio policial del recinto, exilio de su Rector en México al no renovársele su pasaporte, cierre de dos obras en 2021, ataques continuos en los medios de comunicación controlados por el Gobierno. A partir del 10 de agosto pasado los ataques y las expropiaciones serían todavía mayores.

En una primera parte, el Padre Jesús Zaglul, Asistente del Padre General para el Norte de América Latina, presentó una panorámica histórica ilustrada de Nicaragua desde 1936, con los inicios de los 43 años de Dictadura de la familia Somoza hasta nuestros días. Se trata de una historia de tensiones armadas que llevaron al esperanzador triunfo de las fuerzas revolucionarias sandinistas, nacidas en 1961 para combatir la represión y los abusos de la dictadura, pero que no llegaron al poder hasta 1979.

Al principio, la mayoría de los jesuitas apoyaron la revolución sandinista. Pero después igualmente denunciaron los abusos del régimen de Daniel Ortega que se ha vuelto cada vez más autoritario, represivo y corrupto.

El P. Zaglul presentó cómo las agresiones de Daniel Ortega contra la Iglesia católica y muchos grupos de la sociedad civil han ido creciendo exponencialmente a partir de las protestas populares contra el gobierno en abril y mayo 2018. Desde entonces la reacción de las fuerzas de seguridad ha sido sangrienta. Para proteger de las balas a los estudiantes que protestaban en las calles, la universidad jesuita les abrió su campus. Este fue el comienzo de una persecución contra la Compañía de Jesús y, en particular, contra la UCA. Cabe señalar que este movimiento no sólo afectó a la Compañía de Jesús. Miles de ONG fueron expulsadas, incluidas muchas organizaciones religiosas, entre ellas las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa, con el pretexto de no haber respetado las normas fiscales establecidas por el régimen o acusadas de terrorismo.

El 10 de agosto de 2023 el gobierno confiscó las cuentas y los bienes de la universidad; el 15 Daniel Ortega y su esposa ordenaron la expropiación de todas las propiedades y edificios de la UCA; el 19 la policía y la justicia desalojaron a los jesuitas de su residencia; el 23 el gobierno nicaragüense anuló la personalidad jurídica de la Compañía de Jesús.

Tras la presentación de este cuadro histórico, los miembros del Consejo del Padre General y los jesuitas de la Curia pudieron escuchar, en directo desde la Casa Provincial de los jesuitas de América Central, en San Salvador, al Provincial José Domingo Cuesta. Él nos describió con más precisión cómo están viviendo en la actualidad los jesuitas en Nicaragua este difícil momento de su historia. Actualmente hay 11 jesuitas en el país. Algunos de ellos, muy mayores de edad y cuya salud es frágil, han tenido que abandonar el país. A otros jesuitas anteriormente establecidos en Nicaragua el gobierno les impide regresar, incluyendo al mismo P. Provincial.

Aunque la UCA ha sido cerrada, la Compañía tiene otras obras que siguen funcionando: dos colegios, una parroquia y una amplia red de colegios en Fe y Alegría. La moral es buena; los jesuitas quieren ante todo apoyar a los estudiantes y profesores que han sufrido el cierre de la universidad. Por eso han apreciado mucho las muestras de solidaridad recibidas de muchas partes del mundo. Por ejemplo, la Provincia de Hungría, que está muy lejos de Centroamérica, ha ofrecido 100 becas a estudiantes nicaragüenses en sus instituciones. Las universidades jesuitas ya han acogido a estudiantes de la UCA, y se ha lanzado una campaña de solidaridad para recaudación de fondos para pagar las prestaciones a los profesores y el personal que han sido puestos en excedencia forzosa. También buscan ayudar a los estudiantes a convalidar sus estudios en otras instituciones.

Desgraciadamente, el Provincial tuvo que reconocer que la Iglesia en Nicaragua, al igual que todos aquellos que viven en el país, ha sido silenciada, en un ambiente que no tolera la crítica ni la oposición. El Nuncio Apostólico ha sido expulsado. Un obispo, Mons. Rolando Álvarez, quien habiendo sido encarcelado se resistió a ser exiliado, vio aumentada su condena a 26 años. En el sentir del Provincial, la Compañía de Jesús, lo mismo que las voces de la Iglesia y de la sociedad que se han manifestado abiertamente, están pagando el precio de posicionarse a favor de una sociedad más justa y democrática. La fidelidad de los jesuitas a los derechos humanos les ha llevado hoy a dar un testimonio evangélico en un contexto de persecución. Nuestros hermanos lo viven con fe y esperanza.

Al final de su intervención, el Padre Domingo agradeció la oración y la solidaridad que acompañan la situación de crisis que viven nuestros compañeros, el Pueblo y la Iglesia en Nicaragua.