¿Qué lugar ocupa Timor Oriental para los jesuitas? En primer lugar, recordemos que este país obtuvo su independencia dos veces: en 1975 de Portugal, y luego en 2002 de Indonesia, que se lo había anexionado en 1976, sin el reconocimiento de la ONU. Esta independencia costó cara al pueblo, ya que estuvo marcada por masacres y saqueos a gran escala por parte del ejército indonesio. Estos hechos históricos recientes explican por qué Timor Oriental, aunque sólo cuente con unos cuarenta jesuitas, es una región independiente. No sería conveniente que dependiera de la Provincia jesuita de Indonesia.

En relación con esta historia, el Padre General, apenas llegado al país, fue a visitar el Museo de la Resistencia y después -algo poco frecuente en sus visitas- se encontró con el Primer Ministro del país, Sr. Xanana Gusmåo, que fue alumno de los jesuitas.

Estos son algunos datos más sobre la Compañía de Jesús allí: son un poco más de 40 jesuitas, unos diez son aplicados y proceden principalmente de Filipinas, pero también de Japón, Malasia, y Vietnam. Una docena de escolares estudian en el extranjero. El noviciado acoge hasta una decena de novicios, un buen número teniendo en cuenta la población total de 1,4 millones de habitantes. Se debe tener en cuenta que es el único país de la región Asia-Pacífico, junto con Filipinas, donde la mayoría de la población es católica.

La Región (ETR) tiene un nuevo Superior, Erik John Gerilla - más conocido por sus iniciales “EJ” -, que tomó posesión de su cargo el 3 de enero de 2024. Es originario de Filipinas, pero ha trabajado varios años en Timor Oriental. Le hicimos algunas preguntas.

Padre EJ, ¿en qué sentido diría que la región de Timor Oriental es “única” para los jesuitas?

Lo que hace única a esta Región jesuita es su carácter internacional, ya que está formada por jesuitas locales y extranjeros que llevan muchos años trabajando juntos. Otra característica única de la Región es que es joven y emergente como cuerpo apostólico. Los jesuitas llegaron aquí en 1899, pero sólo en las últimas décadas, tras un largo período de guerras militares y civiles, se desarrolló lentamente y pudo definir su misión central en la Iglesia local.

Debo añadir que, en los últimos meses, la Región ha iniciado un proceso de discernimiento en común con la Provincia de Australia. La propuesta de la Curia de Roma era integrar la ETR como Región dependiente de la Provincia de Australia. Pero el resultado de un discernimiento en común y de discusiones propuso una alternativa: un “compañerismo formal” entre la ETR y la ASL. Después de recibir nuestra propuesta, el Padre General nos pide que definamos los términos de referencia de dicha asociación y que establezcamos los objetivos y un calendario para hacerla fructífera para la misión de la Compañía de Jesús.

En este contexto, ¿qué espera de la visita del Padre General?

La visita del Padre Sosa a Australia y Timor Oriental es un signo de su seria intención de hacer que este “compañerismo formal” funcione. Creo que quiere reforzar las capacidades internas de la región de Timor Oriental y, al mismo tiempo, el carácter misionero de la Provincia de Australia. La visita del Padre General a las dos unidades es también una expresión de interés y una ocasión de conocer mejor el contexto de Australia y Timor Oriental. Creemos que su visita inspirará a nuestros jóvenes jesuitas timorenses a entregarse con mayor dinamismo a la misión. Estoy seguro de que la presencia y las palabras del Padre General serán recibidas como mensajes de esperanza y aliento para continuar nuestra lucha por dar vida a la misión entre la población local de Timor.

Como Superior Regional, ¿puede identificar ya algunas fuentes de consuelo?

Asumí el cargo hace sólo unas semanas... Hasta ahora, vivo un “período de orientación”, conociendo más a fondo la Región. No acabo de definir una visión concreta de la Región, de sus miembros y de sus compañeros en la misión. Mi preocupación actual es conocer a cada jesuita y encontrar la mejor manera de servirles como Superior, prestando a cada uno la atención que necesita.

Me consuela la seguridad de que Dios me llama a este tipo de servicio a la Compañía de Jesús; sé que es Dios el que gobierna en última instancia. Mi tarea es ayudar en el discernimiento del que hablé para nuestro futuro, identificando cómo Dios está presente. También me reconforta el apoyo de mis compañeros jesuitas y de mis colaboradores laicos. Mis compañeros jesuitas y algunos colaboradores laicos muestran su disponibilidad y su apoyo, lo que es suficiente para motivarme día a día.

Mi deseo más profundo es que crezcamos juntos en el conocimiento y la práctica del discernimiento dentro de la Región. Sólo discerniendo juntos estaremos unidos por el bien de la misión. Tenemos el ejemplo de los primeros compañeros, el de Ignacio y de los hombres que iniciaron la Compañía de Jesús: sólo a través del discernimiento en común podemos trascender nuestras diferencias y alimentar nuestra pasión común por la misión, haciendo de Cristo el centro de todo lo que intentamos realizar.