Caravana de la Esperanza «Sanemos la Tierra» – Amplificar las voces desde los márgenes
Por Ngonidzashe Edward, SJ |JCED (Centro Jesuita para la Ecología y el
Desarrollo), Malaui, Provincia de África Meridional
[De la publicación “Jesuitas 2024 - La Compañía de Jesús en el mundo”]
En la provincia de África Austral, los jóvenes están respondiendo a la llamada a cuidar de la creación, abogando por la justicia climática y amplificando las voces de los más afectados por el cambio climático.
Desde el ciclón Idai en marzo de 2019, África Austral
ha experimentado continuamente ciclones y tormentas tropicales: Kenneth (2019),
Chalane (2020), Eliose (2021), Ana, Gombe (2022), Freddy (2023). Estos
fenómenos meteorológicos extremos han afectado a más de 3 millones de personas
y han dejado un rastro de destrucción y daños. Malawi, Zimbabue y Mozambique
son los países más afectados del sur de África, siendo Mozambique el más afectado
debido a su situación geográfica junto al océano Índico. En 2022, el Jesuit Centre for Ecology and Development
(JCED – Centro Jesuita para la Ecología y el Desarrollo) reunió a 37 jóvenes de
entre 18 y 25 años para embarcarse en un viaje destinado a captar historias y
sensibilizar sobre los impactos de los desastres climáticos en las comunidades
de primera línea. Este viaje fue bautizado como la «Gira de la Caravana de la
Esperanza “Sanemos la Tierra”» y duró 15 días recorriendo aproximadamente 2.000
km a través de Zimbabue, Mozambique y Malawi.
Queremos justicia climática...
Durante la gira de la Caravana de la Esperanza (CoH) 2022, los jóvenes vieron y experimentaron cómo las comunidades de primera línea están sufriendo las consecuencias del cambio climático. La triste realidad es que estas comunidades son las que menos han contribuido a las causas de esta crisis y, sin embargo, son las más afectadas por el cambio climático. De ahí que el mensaje clave de la Caravana fuera: «¡Queremos justicia climática ya!».
He aquí lo que algunos de los jóvenes tenían que decir sobre la situación:
«No sabía que la gente sufría así. Esta Caravana de la Esperanza me ha inspirado para hacer más como profesor y me comprometo a enseñar y defender la justicia climática y a concienciar a todos de que son administradores de la creación. Cuidar de la creación es responsabilidad de todos», Chaliwa Kaboma, profesor y líder juvenil.
«Es doloroso ver que los más afectados y marginados son los que menos han contribuido al cambio climático. Prometo comprometerme apasionadamente en el cuidado de la creación reconociendo en primer lugar que formo parte del ecosistema», Colleta Kachepa.
«Todos tenemos que actuar ahora y cambiar la situación. Creo que la juventud puede contribuir activamente a la conservación sostenible del medio ambiente para la justicia climática. Me comprometo a amplificar continuamente las voces de los marginados que necesitan una ayuda consciente. Unámonos por esta causa, ya que las generaciones futuras dependen de nuestras acciones de hoy», Shingai Anselmo Nhala, defensor de la justicia climática.
Lo sorprendente es que cada participante asumió un
compromiso personal para el futuro.
El poder del arte y la narración: El artivismo y la defensa basada en historias
El arte es una forma poderosa de movilizar a las comunidades e inspirar la acción. Por eso la Gira Caravana de la Esperanza 2022 utilizó música, danza, poesía y herramientas de circo social para captar historias sobre el clima, facilitar el diálogo y comprometer a las comunidades. También incluyó arteterapia (sesiones de danza y meditación con música mbira) para procesar el trauma y activar la curación. Tatiana, una de las jóvenes líderes y artivistas de CoH dio testimonio del poder del arte diciendo: «Durante la experiencia de inmersión, vi lo poderoso que es el arte para curar a aquellos que han quedado traumatizados por el ciclón. Vi cómo el arte borraba de sus caras la tristeza y la ansiedad; dejamos las comunidades con un futuro lleno de esperanza».
Las historias de las comunidades de primera línea
La CoH proporcionó una plataforma para que los jóvenes viajaran con las comunidades de primera línea y escucharan sus historias. Una de las historias más impactantes que escuchamos durante la Caravana de la Esperanza fue la de un joven de Chimanimani (Zimbabue) llamado Panashe, superviviente del ciclón Idai. Narró cómo una visita intuitiva a casa de su tía le salvó de un peligroso desastre que arrasó a todos los miembros de su familia y a todo el pueblo. Unas 300 personas murieron a causa de las inundaciones que arrasaron todo el pueblo. Lo más doloroso es que los pocos supervivientes no tuvieron la oportunidad de enterrar adecuadamente a sus seres queridos ya que la mayoría de los cuerpos no fueron encontrados. En Mozambique y Malawi escuchamos historias similares de muertes tan espantosas y de pérdidas y daños tan traumatizantes. Estas son el tipo de historias que hay que contar y escuchar en las reuniones de negociación sobre el clima mundial: historias de personas reales, experiencias reales y pérdidas reales.
La
Caravana de la Esperanza continúa y el llamamiento a la justicia climática se
hace más fuerte... y seguimos escuchando el grito de la tierra y el grito de
los pobres.