El padre Valerian, trabajador social itinerante

En el noreste de la India está ubicado el Estado de Assam. Allí, se encuentra la sede de la administración regional jesuita de Kohima, la principal ciudad de este Estado, Guhawati. Fue una suerte encontrar en este lugar a Valerian Castelino, un sacerdote jesuita y trabajador social que trabaja en gran parte del territorio como animador social - algunos incluso lo describen como un "activista social". Como Coordinador del Apostolado Social de la Región jesuita de Kohima, el Padre Valerian está casi siempre " de gira ", recorriendo los cinco estados del noreste de la India que dependen de Kohima. Sin oficina, sin personal, pero con un 4x4 que da acceso a casi todos los rincones del territorio. La iniciativa y la imaginación permiten a este trabajador social itinerante ofrecer a las comunidades rurales las herramientas para hacerse cargo de sus vidas y su entorno. Deje que nos cuente de su trabajo.
"El apostolado social aquí implica acciones concretas a nivel social, investigación e intervenciones legales. Desde el principio, mi enfoque ha sido la promoción de grupos locales de autoayuda. Cuando llego a un pueblo, me encuentro con la gente, especialmente con las mujeres. Paso seguido, los reúno y animo a formar un grupo de autoayuda. Dependiendo del tamaño de la comunidad, pueden haber de 10 a 20 grupos en la aldea. Básicamente lo que hacemos es consolidar un sistema de ahorro, que funciona de la siguiente manera: cada mujer ahorra una cierta cantidad cada mes y les proporcionamos formación para gestionar estos fondos y después de seis meses creamos un programa de micro-financiación que la gente puede utilizarlo según sus necesidades, en particular para proporcionar préstamos para la educación de los niños o para costear problemas de salud.

La gente elige lo que es más importante para ellos, les damos mucha libertad. En efecto, en la mayoría de los casos, las mujeres optan por invertir en la educación de los jóvenes porque entienden que su futuro depende de su ella. Normalmente, el grupo de autoayuda presta 10.000 rupias a la familia: 5.000 rupias se utilizan para educar a un niño y 5.000 rupias para comprar animales, a menudo cerdos pequeños. Tienen que devolver las 10.000 rupias en un año con los beneficios de la venta de los animales. En una aldea, por ejemplo, 16 niños se beneficiaron del programa durante el primer año y todos los préstamos han sido devueltos. Al año siguiente, se inscribieron 40 niños y se cancelaron igualmente todos los préstamos. Siendo así las cosas, éste año podremos inscribir a más de 100 niños en el programa. Ahora, es importante subrayar esto no sólo se trata de una oportunidad para proporcionar educación a los jóvenes, sino también para salvarlos de la explotación del trabajo infantil.
Desde el principio de mi vida jesuita, he sido entrenado para el trabajo rural. Al principio había pensado más en la asistencia legal, pero las circunstancias me orientaron hacia el trabajo social como tal. Ahora soy el único con tal formación en la Región y estoy convencido de que esta es, como jesuitas, la forma de ayudar a las personas más vulnerables. Les ofrecemos la oportunidad de expresarse ellas mismos ante las autoridades, les suscitamos la fuerza que es necesaria para poder exponer sus puntos de vista. Todas nuestras intervenciones señalan la importancia de la educación - formal o no formal - como el único camino que les permitirá tomar las decisiones correctas para sus familias y sus comunidades. Me enorgullece decir que después de tres años y medio de actividad, las mujeres de las comunidades que visitamos se están convirtiendo en verdaderas líderes que contribuyen al desarrollo social y económico de sus comunidades.”
A lo largo de los días en que viajó por las campiñas de Assam, el Padre Valerian se sintió cercano a Jesús quien, a lo largo de su ministerio, fue un predicador itinerante en los pueblos de Galilea. El trabajador social itinerante de hoy en día se hace cercano, como Jesús, a los pobres y a los olvidados de la sociedad. Les abre perspectivas para su futuro, les da valor, les trae la alegría del Evangelio.
