Gratitud y misión renovada
El domingo 27 de septiembre se celebró una oración especial en la tumba de San Ignacio, en la iglesia del Gesù, en Roma. El 27 de septiembre de 1540 fue cuando la Compañía de Jesús recibió su aprobación del Papa Pablo III. El servicio fue presidido por el Superior General de los jesuitas, Arturo Sosa.
“Este día tiene muchas resonancias para los jesuitas y nuestros compañeros de misión” dijo el P. Sosa. “Nos devuelve a lo básico: quiénes somos, a quién servimos, nuestra misión de reconciliar y sanar nuestro mundo y sus pueblos. Este año, hemos querido recordar especialmente a los que murieron a causa de la Covid 19”.
Participaron los escolásticos jesuitas que estudian en Roma, junto con miembros del consejo del P. General, representantes de la familia ignaciana y algunos socios laicos.
Se encendieron velas delante de la tumba de San Ignacio como símbolos de
nuestro deseo y necesidad de la gracia de Dios y para recordar a los que han
muerto durante la pandemia. El servicio terminó con una procesión a la capilla
de la Madonna della Strada y el canto de la Salve
Regina.
El texto del servicio está