Vientos de paz desde Corea
La península de Corea se independizó de 36 años de colonización japonesa el 15 de agosto de 1945, con el fin de la Segunda Guerra Mundial. Pero la alegría de la liberación no duró demasiado. La península fue dividida en dos partes a lo largo del paralelo 38, con el ejército de los Estados Unidos estacionado en Corea del Sur y el ejército de la Unión Soviética en Corea del Norte. Después de los tres años de la Guerra de Corea en la década de los cincuenta, la división de la península coreana ha durado hasta hoy junto con el conflicto intestino entre las dos partes.
En 2010 la Compañía de Jesús en Corea estableció
un Comité para el Apostolado de la Reconciliación Nacional con el fin de llevar
adelante una misión de paz. Yo he presidido este comité desde marzo de 2013,
pero, a causa de las frías relaciones entre el Norte y el Sur, no ha habido
oportunidad de crear lazos con Corea del Norte. Así que decidí hacer un
doctorado en estudios norcoreanos. No fue fácil, pero logré terminarlo en
febrero de 2018. A partir de la cumbre entre el presidente Moon de Corea del
Sur y el presidente Kim de Corea del Norte en abril de ese año, las relaciones
entre el Sur y el Norte han ido mejorando. Así que pienso que fue la voluntad
de Dios la que me guio a hacer el doctorado en un momento tan oportuno. Mi
tesis trata de las características de la Iglesia católica en Corea del Norte.
La Iglesia católica de allí desapareció tras la Guerra de Corea, pero fue restaurada a finales de los años ochenta. En 1988 se estableció la Association of the Catholic Church (Asociación de la Iglesia católica) y se construyó la catedral de Changchung en Pyongyang. Durante los 30 años transcurridos desde entonces, la asociación ha realizado habitualmente una celebración dominical de la liturgia de la Palabra, pero sin la presencia de un sacerdote. En la Iglesia católica de Corea del Sur se discute sobre la fidelidad de la asociación norcoreana a la fe católica, puesto que tanto la asociación como la catedral de Changchung están controladas por las autoridades y cooperan con ellas políticamente. Yo investigué y analicé la sociología de la Iglesia católica en Corea del Norte y estudié métodos efectivos para abordarla.
Tras concluir mi tesis, he recibido invitaciones
para dar conferencias en el Sur sobre Corea del Norte. En el Sur, el sistema
educativo transmitió una visión distorsionada del Norte durante las décadas de
dictadura militar que siguieron a la Guerra de Corea, y algunos periodistas
todavía hoy continúan informando de forma distorsionada sobre la realidad de
Corea del Norte. Por lo tanto, el pueblo coreano necesita entender cuál es la
verdadera situación en el Norte. Por mi parte, intento especialmente mostrar la
situación real de la Iglesia católica en Corea del Norte y doy conferencias a
públicos diversos sobre el papel que la Iglesia católica del Sur puede jugar en
el desarrollo de la Iglesia en el Norte.
En octubre de 2015 tuve la oportunidad de visitar la catedral de Changchung y celebrar allí la misa. Hice la visita con sacerdotes de la Catholic Priests’ Association for Justice (CPAJ - Asociación de sacerdotes católicos por la justicia)de Corea del Sur, que se organizó de manera informal en los años setenta, durante la dictadura militar en el Sur. Nos reunimos con el presidente de la asociación de la Iglesia católica norcoreana, Kang Ji Young (Paul), un fiel laico que había sido recientemente nombrado para el cargo. Visitamos también varios lugares de Pyongyang, como un hospital infantil, un poblado tradicional y un club hípico.
El evento más impactante fue la celebración de
la misa en la catedral de Changchung. En su interior estaban el altar, un
enorme cuadro de Jesucristo y el sagrario, pero este había estado vacío durante
30 años. En los muros en torno al altar había una pintura de la Santísima
Virgen María y una de san José con el niño Jesús en sus brazos, y las
estaciones del viacrucis colgaban a lo largo de las paredes de la iglesia. Las
personas que asistieron a la misa habían sido bautizadas casi todas por el
líder de la catedral debido a la falta de sacerdotes. Siguieron la misa, cantaron
himnos sentidamente y comulgaron con devoción. Lo que me pareció extraordinario
fue que no llevaban puesta la obligatoria insignia de Kim Il-Sung y Kim Jung-Il
durante la liturgia. Esto es algo inaceptable en la sociedad norcoreana. Quien
no lleva la insignia va a prisión. Pero las autoridades norcoreanas han dado
permiso para no usarla dentro de la catedral. Esto demuestra que las
autoridades reconocen en cierta medida la autonomía y el estatus peculiar de la
religión.
El Padre General
Arturo Sosa ha dicho en su carta Discernimiento sobre las preferencias
apostólicas universales: «La Reconciliación es una dimensión intrínseca y
central de la búsqueda de la Justicia, es decir, del esfuerzo por restablecer
el tejido de las múltiples relaciones que constituyen al ser humano según el
designio original del Creador. El fruto maduro de la Reconciliación es la Paz».
Nos recordaba, además, que la Congregación General 36 pone «en el centro de
nuestra vida y misión el servicio a la reconciliación en Cristo que Dios Padre
realiza a través del Espíritu Santo». Aunque la península de Corea es un
territorio pequeño, va a jugar un importante papel en difundir vientos de paz
por todo el mundo, al igual que lo hizo la pequeña ciudad de Belén como lugar
de nacimiento de Jesucristo.
[Artículo de la publicación "Jesuitas - La Compañía de Jesús en el mundo - 2020", por Yon-Su Kim SJ]