Por el Hermano Wenceslao Soto, SJ

Alonso nació hacia 1531 en Segovia, se casó en 1558 y tuvo algunos hijos; la vida le sonreía, pero 9 años más tarde el negocio familiar de lana y paños se había arruinado y habían muerto sus hijos, su mujer y su madre.

Rehízo su vida, ayudado por el rector jesuita de Segovia y pretendió entrar en la Compañía, pero no fue admitido por su débil salud, sus muchos años (más de 37) y sus pocos estudios. No se rindió y siguió a su acompañante espiritual a Valencia, donde retomó los estudios, y volvió a pedir el ingreso, como sacerdote o como hermano. Ingresó el 1 de enero de 1571; en agosto marchó a Palma de Mallorca, donde murió el 31 de octubre de 1617, después de ser sacristán y portero.

El oficio de portero era un encargo de mucha confianza y responsabilidad, pues era el rostro público de la comunidad. Trataba con muchas y diversas personas, incluido el virrey, y orientaba espiritualmente a otras como san Pedro Claver.

Mantuvo una intensa vida interior, de oración y ascética, con experiencias místicas, que, por orden de su rector, describió en la Memoria de algunas de las cosas, las que han acontecido a aquella persona. En su necrológica se destaca su pobreza, penitencia y sentido de la obediencia, además de su vida espiritual y de oración y sus devociones especiales a Jesús, María y los ángeles. Trataba de etiquetar a cada uno con la virtud en la que sobresalía (el servicial, el humilde, el trabajador) y procuraba descubrir a Cristo en todos los que llamaban a la puerta. Fue canonizado por León XIII el 15 enero 1888, junto con su discípulo Pedro Claver y el joven jesuita belga Juan Berchmans.

Fue un religioso no sacerdote como lo es actualmente más del 80 % de las personas de vida consagrada incluyendo a las congregaciones femeninas, si bien en la Compañía de Jesús, no llegan al 7 %, aunque en países como España supera el 16 %.

La Compañía nació con un grupo de sacerdotes graduados en París, que se puso a disposición del Papa para ser enviados en misión. Pero ya, en Venecia en 1536, antes de la fundación (1540), se unió el primer laico: el viudo Esteban de Eguía. Le siguieron otros “servidores”, y en 1546 fueron incorporados los grados de coadjutor espiritual y temporal, para ayudar en tareas espirituales o materiales a los profesos a realizar la misión de la Compañía.

El perfil del coadjutor temporal estaba muy marcado por un sentido utilitarista en continuidad con los empleados, para los trabajos “baxos y humildes”, como la Marta del Evangelio. Por ello, una de las reglas, no derogada hasta 1995,establecía que “no aprendan más letras que las que sabían al entrar”.

San Alonso encarnó de modo heroico esta figura, y muchos hermanos han entregado su vida como servidores anónimos en las casas, cocinas, lavanderías, huertas... si bien otros realizaron trabajos más cualificados como arquitecto, pintor, botánico, profesor, procurador... Baste citar a los pintores Andrea Pozzo y Giuseppe Castiglione, o al botánico Georg Joseph Kamel (que dio su nombre a la flor Camelia).

Tras el Vaticano II, la Compañía comenzó un cambio de mentalidad que desarrolló en la Congregación general 34 (1995): “Todos tenemos una misma misión, compartida por presbíteros y hermanos” de donde se deduce que ya no hay ejecutores de la misión y ayudantes. Hoy, los hermanos son religiosos laicos profesionales que participan de la misión de la Compañía, realizando una gama amplia de tareas, según su capacidad y preparación, menos las estrictamente sacerdotales: Promotor de vocaciones, Director de sección del JRS, ayudante de maestro de novicios, socio y admonitor del provincial, consultor de provincia, profesor (también de Teología), catequista, diácono, mantenimiento, encargado del correo, gerente, administrador director, técnico, servicio/oficios internos, y muchas otras.

Las manos de un Hermano

Vea este vídeo producido por la JCAP (Conferencia Jesuita de Asia-Pacífico) con motivo de la fiesta del patrón de los hermanos jesuitas, el Hno. Alfonso Rodríguez (texto en inglés).

San Alonso Rodríguez, SJ

Vea este vídeo producido por "Voces Esejota" con motivo de la fiesta del patrón de los hermanos jesuitas, el Hno. Alfonso Rodríguez.