El 5 de febrero: nos acordamos del Padre Arrupe
Por Pascual Cebollada, SJ - Postulador
El P. Pedro Arrupe es considerado “Siervo de Dios” desde el momento en que se inició su causa de beatificación, cuya sesión de apertura tuvo lugar en el Vicariato de Roma el 5 de febrero de 2019. El 5 de febrero es el aniversario de su fallecimiento en 1991, hace 30 años hoy. Desde entonces, nosotros, el equipo del Postulador de las Causas de los Santos de la Compañía de Jesús, hemos estado trabajando por la causa del padre Arrupe en conexión con las diferentes secciones del Vicariato.
El tribunal ha entrevistado a más de 50 testigos en Roma y Madrid. A causa de la pandemia, dos veces ha suspendido su viaje a Japón para recoger otros 20 testimonios. Por el mismo motivo, varios jesuitas de procedencias lejanas tuvieron que cancelar su viaje a Roma. En total se deberá llegar a unas 80 declaraciones de personas que, habiendo tratado directamente o no al P. Arrupe, aporten información desde diversas perspectivas.
Varios
“Censores Teólogos” siguen leyendo sus cientos de obras publicadas para dar fe
de la ortodoxia de estos escritos. Uno de estos grupos se encarga de varias
suyas que solo se encuentran en japonés. Los cinco componentes de la Comisión
Histórica se concentran ahora en el archivo de la curia general, examinando los
miles de cartas que escribió como Superior General de la Compañía durante 18
años. Otros archivos vaticanos ya han sido consultados, y su labor se
completará cuando den cuenta de lo que contienen los de los lugares en los que
vivió el padre Arrupe. También revisarán otros documentos que se refieran al
contexto sociológico e histórico de esos años. A partir de este inmenso
material elaborarán una densa relación sobre la personalidad del Siervo de
Dios, tal como resulta de los textos consultados, que acompañarán el informe
que se entrega al tribunal.
Confiamos que la pandemia no retrase más el proceso y podamos depender de nosotros mismos. Si no hubiera contratiempos notables, dentro de un año deberíamos estar muy cerca de la conclusión de esta fase diocesana, de celebrar la sesión de clausura y que todas estas pruebas recogidas fueran enviadas a la Congregación de las Causas de los Santos para su estudio y juicio. Mientras tanto, seguimos rezando por su intercesión:
“Dios, Padre
bueno, que en el bautismo has revestido de Cristo a tu siervo Pedro Arrupe y lo
llamaste a su seguimiento en suma pobreza espiritual en la Compañía de Jesús,
escucha benigno nuestra oración.
Él se entregó a
ti plenamente, como misionero y guía de sus hermanos, tanto en la salud como en
la enfermedad.
Movido por el
Espíritu Santo, lo has puesto al servicio de la fe convirtiéndolo en maestro de
discernimiento y dócil servidor de la justicia del Reino.
Con confianza te
rogamos que, a imitación de Jesucristo pobre y humilde, a quien amó
entrañablemente, el Padre Arrupe pueda ser reconocido como modelo de vida
evangélica y testigo de cómo ser profetas en el mundo, animándonos a ser, en
toda cultura, ‘hombres y mujeres para los demás’.
Por su
intercesión, y para tu mayor gloria, te pido ahora esta gracia particular [...]
que desees concederme para tu servicio y alabanza.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén”.