El interés de San Ignacio por África – Etiopía

Una serie de blogs preparados por el ARSI (Archivo Histórico de la Compañía de Jesús, en Roma) en preparación del Año Ignaciano.

Por Festo Mkenda, SJ - Historiador

2. San Ignacio y el emperador Claudio de Etiopía

La carta de San Ignacio al emperador Claudio de Etiopía (c. 1521-59, r. 1540-59), fechada el 23 de febrero de 1555, es uno de los últimos documentos que el santo preparó para la primera misión de la Compañía en este país del África oriental. En esa larga carta, Ignacio pretendía matar dos pájaros de un tiro.

En primer lugar, la carta servía de presentación, por parte del Superior General, de la misión y de los misioneros que enviaba al monarca etíope. "Todos los sacerdotes que se envían a Vuestra Alteza, particularmente el patriarca y sus dos coadjutores y sucesores, son hombres muy conocidos y probados en nuestra Compañía, practicantes de obras de gran caridad", escribió Ignacio. Teniendo en cuenta la diligencia que se empleó en la puesta en marcha de la misión de Etiopía, hay que dar por cierto lo que aquí dice Ignacio. De los tres prelados principales mencionados, sólo André de Oviedo (1518-77) entró en Etiopía. Oviedo, que más tarde se convertiría en patriarca titular, dirigió un equipo misionero que mantuvo varios encuentros con Claudio entre 1557 y 1559.

En segundo lugar, con su carta, Ignacio también presentó el catolicismo romano a Claudio, aportando argumentos que esperaba que convencieran al emperador de cambiar su lealtad de la sede monofisita de San Marcos en Alejandría a la de San Pedro en Roma. "La Iglesia católica no es más que una en todo el mundo", argumentó Ignacio, añadiendo que "no puede haber una iglesia bajo el pontífice romano y otra bajo el alejandrino". Claudio no se dejó convencer. Cuando se reunió con los jesuitas, les dijo claramente que sus antepasados siempre habían poseído la Cátedra de San Marcos en Alejandría y que no veía ninguna ocasión para perturbar a su pueblo, que estaba tranquilo y satisfecho con su actual patriarca ortodoxo. Para Claudio, el asunto tenía que ver tanto con la política local como con la tradición religiosa.

Puede ser que la carta de Ignacio a Claudio no haya alcanzado sus objetivos inmediatos, pero se destaca como un documento con relevancia más allá de Etiopía. La carta muestra lo que Ignacio sabía sobre Etiopía, incluyendo detalles de las misiones diplomáticas que el predecesor de Claudio, David II (1496-1540, r.1508-40), había enviado a Roma y Lisboa. En estos detalles, Ignacio revela un impresionante grado de paridad diplomática entre Etiopía (y, por extensión, África) y sus homólogos europeos, que lamentablemente disminuyó y acabó desapareciendo en las décadas y siglos siguientes, a medida que el comercio de esclavos se hizo cada vez más dominante en las relaciones entre Europa y África.

De los documentos existentes de San Ignacio o atribuidos a él, es la carta a Claudio la que ofrece la visión más clara de la comprensión que tenía San Ignacio de la naturaleza de la Iglesia, fuertemente centralizada y con el Papa situado en su cúspide. En opinión del filósofo Harry R. Burns SJ (1922-90), la carta es la mejor exposición de lo que podríamos llamar una eclesiología ignaciana. Fiel a la época y a lo que el historiador jesuita John W. O'Malley ha calificado de "proclividad jesuita a extender el alcance de las prerrogativas papales", esa eclesiología era similar a la que otros miembros de la Compañía defendieron en el Concilio de Trento. Así pues, Etiopía había impulsado a Ignacio a sacar lo mejor de su acervo teológico al describir la Iglesia en los mejores términos posibles dentro del contexto del siglo XVI.

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Fig. 2.1. El emperador David II de Etiopía, predecesor del emperador Claudio, que envió embajadores a Lisboa y Roma solicitando misioneros y apoyo militar. (Retrato de Cristofano dell'Altissimo, 1525-1605).

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Fig. 2.2. Detalle de un mapa de Abisinia de 1706 del cartógrafo holandés Pieter van der Aa (1659 -1733), inspirado por los jesuitas Hieronymo Lobo y Manoel Almeida y que representa el encuentro de los dos misioneros con un emperador etíope.

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Fig. 2.3. San Ignacio de Loyola imaginado como un Etíope. (Retrato de 2012 del P. Kevin O'Mahoney (1930-2015), misionero de África, historiador y artista 1930-2015).

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Fig. 2.4. El Patriarca André de Oviedo.

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Publicado por Communications Office - Editor in Curia Generalizia
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