“Es Cristo quien os reúne y os envía mar adentro”

Arturo Sosa, Superior General, para el encuentro de Marsella, 1º de noviembre de 2021

Ha sido una ocasión única, un momento intenso de fraternidad, el haber reunido a tantas personas: jesuitas, por supuesto, pero también miembros de la CVX de Bélgica, Francia y Luxemburgo, estudiantes de instituciones educativas jesuitas, equipos de jóvenes y jóvenes profesionales de Magis, miembros del MCC (Movimiento Cristiano de Ejecutivos y Líderes), familias con niños. En total, cerca de 7.000 personas se habían reunido en el Palacio de Congresos de Marsella, en el Parque Chanot.

El Padre Arturo Sosa, Superior General de la Compañía de Jesús, tuvo la rara oportunidad de dirigirse a un numeroso público francófono en este “Encuentro de la Familia Ignaciana” organizado por la Provincia EOF - Europa Occidental Francófona. Fue al final del encuentro, antes de la misa de clausura de la fiesta de Todos los Santos, en la que él quería honrar a la “innumerable multitud” de quienes han sido testigos vivos y luminosos de Cristo. Como el Padre General tuvo que marcharse de Marsella a causa de la muerte de su madre, el Secretario de la Compañía, el P. Antoine Kerhuel, fue quien leyó su mensaje a la asamblea, un mensaje que invitaba a la alegría y a la esperanza.

2021-11-02_marseille_kerhuel

¡Qué placer para ustedes, escribió el Padre Sosa, poder estar juntos, reunirse después del aislamiento causado por la pandemia, y experimentar lo que significa estar en relación, diferentes pero unidos gracias a la experiencia de San Ignacio de Loyola hace 500 años! Añadió que había sido una gran audacia la organización de este encuentro, haberse propuesto emprender un viaje y mirar “mar adentro con Ignacio” -según el tema del congreso- y responder así al deseo del Papa Francisco de participar en la realización de una “Iglesia en las afueras”, ¡abierta al mundo y al diálogo!

El Padre General recordó cómo la experiencia de fracaso de Ignacio cuando fue herido por una bala de cañón en Pamplona, cómo ello había abierto el camino a mucho más de lo que Ignacio había podido imaginar. Fue un lento trabajo de conversión que también nosotros estamos llamados a hacer siguiendo las huellas de Ignacio, incluso cuando la tormenta está en su peor momento.

2021-11-02_marseille_mass

A continuación, habló extensamente del terremoto que han vivido recientemente los cristianos en Francia: la divulgación del informe de la investigación sobre los abusos de los que eran culpables sacerdotes y religiosos. No es sólo la Iglesia de Francia la que ha quedado herida, sino la Iglesia universal. Agradeciendo la presencia en la asamblea de quienes han sufrido abusos sexuales o espirituales, les habló de la indignación de la Compañía de Jesús, de su petición de perdón y de su deseo de abrir caminos de futuro y de fe que permitan superar la desesperación o el desánimo.

Los ignacianos, decía el Padre General, no se instalan en la comodidad espiritual. Su fe les lleva a comprometerse a servir la misión de Cristo, cada uno a su manera, según el carisma del grupo al que pertenece. Pero juntos, los miembros de la familia ignaciana se comprometen hoy en el espíritu de las cuatro Preferencias Apostólicas Universales, que recordó una vez más. Ellas fueron definidas tras la última Congregación General: mostrar el camino hacia Dios, caminar con los pobres y los excluidos, acompañar a los jóvenes y colaborar en la protección de la Casa común.

2021-11-02_marseille_mass2

En conclusión, el P. Arturo Sosa animó a todos los participantes en el Encuentro a seguir trabajando juntos, a poner en común sus respectivos talentos y medios, a insertarse en el mundo y a no vivir fuera de él. Les agradeció, de forma muy personal, la energía espiritual que le había proporcionado este encuentro. En una última llamada a la esperanza, afirmó: “Ser ignaciano es vivir, como pecadores perdonados, la alegría del Evangelio”.

A continuación, se puede leer el texto completo del discurso del Padre General.

Mar adentro con Ignacio

Todos los Santos 2021 en Marsella

Queridas amigas. Queridos amigos,
Queridos compañeros jesuitas,

Me siento muy feliz de compartir estos días con ustedes en Marsella. Contento de ser testigo de la alegría que les ha producido encontrarse “en familia”, los miembros de la CVX, las religiosas de inspiración ignaciana, los miembros del Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ),y otros movimientos y comunidades, los jóvenes de las instituciones educativas, los compañeros jesuitas… en fin la amplia y rica familia ignaciana. Comparto plenamente esa alegría.

Este sentimiento se ve multiplicado por las numerosas frustraciones de los últimos 18 meses: ¡cuántos encuentros se perdieron o se hicieron imposibles por la pandemia! Los intercambios por skype, whatsapp o zoom han sido valiosos, pero no alcanzan a colmar nuestro deseo de “formar cuerpo”, todos unidos. No hay nada que sustituya el estar juntos, conocerse y experimentar lo que significa relacionarse siendo muy diferentes y capaces de unirse.

Estoy gratamente impresionado de la audacia que esta familia ignaciana ha tenido para organizar un encuentro como éste en plena pandemia, en medio de estrictas medidas sanitarias, incluso el confinamiento. Es impresionante, también, que tantos de ustedes se hayan atrevido a ponerse en camino para venir aquí a Marsella, cuando continúan los riesgos sanitarios. Sin duda, es una demostración de la importancia que tiene para cada uno de ustedes formar parte activa de esta familia ignaciana.

A eso se suma el hecho de que en la ciudad de Marsella se encarna el deseo del Papa Francisco de una “Iglesia en salida”, una Iglesia abierta al mundo, una Iglesia en diálogo con otras religiones,y filosofías... que entiende y vive la diversidad cultural como riqueza humana.

Los que estamos aquí presentes, en este formidable encuentro, somos una muestra de esa rica variedad. Basta voltear la mirada a nuestro alrededor para percibir esa riqueza. Tenemos, además, algo en común que nos identifica como grupo: la inspiración de la experiencia espiritual de Ignacio de Loyola que nos ha llevado a buscar, encontrar y elegir una vida según la voluntad de Dios.

Es Cristo quien nos reúne y envía mar adentro.

Cuando decidimos hacer memoria de los 500 años de aquella bala de cañón en la batalla de Pamplona que destrozó la pierna y los sueños de Íñigo, no podíamos ni siquiera imaginar que también nosotros veríamos frustrados muchos de nuestros planes y nuestros sueños estarían a riesgo. Hemos pasado 18 meses de angustias, renuncias, enfermedades, duelos, cuarentena... ¿Quién podía prever todo esto hace dos años?

La pandemia ha puesto delante de nosotros la fragilidad de nuestras sociedades y de las estructuras políticas internacionales. Ha agravado las causas de las injusticias que generan tanta pobreza, migraciones forzadas, violencia, guerras... No caigamos en la tentación de cerrar los ojos a las realidades que hemos visto con mayor claridad. No nos dejemos engañar por un falso “regreso a la normalidad”.

Parafraseando la experiencia Pascual de Jesús podemos decir “feliz cañonazo” que permitió a Ignacio iniciar un camino de conversión. Sin aquella bala de cañón difícilmente estaríamos hoy aquí. Pero la bala de cañón y la herida no lo son todo: sólo fueron la ocasión para el inicio de un camino de conversión, un largo proceso por el que Ignacio se dejó transformar por el Señor y llego a ver nuevas todas las cosas en Cristo. Un proceso de conversión que, para quien se abre a él, dura toda la vida. Una conversión que nos compromete en la compleja tarea de transformar el mundo, contribuyendo a la reconciliación y la justicia que abran la puerta a una vida digna para todos los seres humanos.

He aquí el reto que se presenta a cada uno de nosotros: ¿cómo aprovechar la experiencia vivida, con sus frustraciones, para avanzar en nuestro proceso de conversión? Podemos hacerlo inspirados en la fe que nos anima, nos une y nos trajo hasta aquí. Esa fe por la que creemos que el Señor quiere lo mejor para nosotros y para este mundo que Él tanto ha amado, tanto como para entregar su vida para liberarlo del pecado, la injusticia y la muerte.

Cuando, mar adentro, la tormenta está en su punto más crítico nos damos cuenta de lo que significa dejar que el Señor tome el timón de nuestras vidas y sueños para poder convertirnos en colaboradores efectivos de su misión de construir un mundo acorde con su diseño de amor.

No ha sido sólo la pandemia lo que nos ha sacudido a todos. La revelación de los abusos por parte de sacerdotes y religiosos nos estremece y avergüenza, especialmente a partir de la revelación de los resultados de la investigación hecha hace pocas semanasde la CIASE (Comisión Independiente sobre Abusos Sexuales en la Iglesia). No es sólo la Iglesia de Francia, sino la Iglesia universal la que toma conciencia del sufrimiento infligido en su seno. Los hombres que fueron llamados a ser “corderos enviados entre lobos” se han comportado como lobos entre corderos.

Hay entre nosotros, aquí mismo, personas que han sufrido abusos sexuales o espirituales. De corazón gradezco su presencia. Con dolor reconozco que tantos otros nopueden estar presentes, sea porque ya noestán entre nosotros, o porque su sufrimiento es tan insoportable, que les resulta insoportable compartir el mismo espacio. Todas estas personas han sido abusadas y traicionadas en la confianza que depositaron en nosotros. Quisiera rendirles homenaje compartiendo con ellos la tristeza, vergüenza e indignación que me producen lo que hombres de la Iglesia, los jesuitas en particular, han sido capaces de hacerles. Sinceramente les pido perdón por todas las veces que la Compañía de Jesús no ha actuado bien a la hora de reconocer y detener a estos depredadores. Les pido perdón a quienes sufrieron por no haber acogido su palabra, su testimonio, cuando tuvieron el valor de decirnos la verdad.

Hoy reconocemos humildemente que, gracias a la insistencia de algunaspersonasvíctimas que no se desanimaron, sino que siguieron dando testimonio y alertando, estamos avanzando. ¡Gracias! Ustedes nos ayudan a avanzar con determinación hacia la verdad del pasado. Ustedes nos invitan a poner toda nuestra energía en reparar la Iglesia y hacerla un hogar seguro para todos, especialmente para los más pequeños.

Esta crisis de abusos en la Iglesia, al igual que la pandemia, podría derrotarnos. Sin embargo, pedimos de nuevo con insistencia el don de la fe que nos lleve al encuentro con el Señor para que, como la bala de cañón que hirió a Ignacio, se reavive nuestra esperanza y nuestra fe se haga creativa, capaz de superar la desesperación o el desánimo, una fe que nos comprometa en obras de reconciliación y justicia, movidos sólo por el amor que lleva a entregar la vida para que otros la tengan en abundancia.

Como ignacianos estamos llamados a vivir la fe que nos desinstala de cualquier clase de comodidad espiritual. Estamos llamados a vivir nuestra fe poniéndonos generosamente al servicio de la misión de Cristo. Cada uno de los grupos, comunidades, congregaciones, movimientos... aquí presentes está invitado a discernir espiritualmente y en común la mejor manera de colaborar a esa misión.

Como Compañía de Jesús recibimos del Papa la confirmación de un discernimiento en común, pedido por la Congregación General 36ª, realizado durante muchos meses por todo el cuerpo apostólico universal, jesuitas, compañeros y compañeras en la misión. El papa Francisco ha confirmado y aclarado cuatro preferencias apostólicas para el decenio 2019-2029 que vale la pena recordar:

• Mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento de espíritus.

• Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, las personas vulneradas en su dignidad... en una misión de reconciliación y justicia.

• Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador.

• Colaborar, con profundidad evangélica, en la protección y renovación de la Casa Común.

Pueden ver que los desafíos son enormes. Están formulados de forma muy activa: mostrar, caminar, acompañar, colaborar... Me alegra mucho ver cómo estas preferencias apostólicas han marcado este encuentro, especialmente a través de algunos de los talleres en los que tantos han participado. Esto me asegura que son bien acogidas y aplicadas en todo el ámbito de la provincia EOF. Me demuestra cómo jesuitas, religiosas, laicos y laicas colaboran en la misión compartida y crecen en el trabajo en red.

Hay aquí unos cuantos centenares de jesuitas en medio a miles de otras personas de la familia ignaciana, comprometidas en la misma misión de Cristo que es la misión de la Iglesia. Los animo a seguir en ese camino, trabajando juntos, confiando los unos en los otros, corrigiéndose mutuamente cuando sea necesario, poniendo en común sus respectivos talentos y recursos. Crezcan en su compromiso personal, comunitario, global e institucional con el mundo, no de una manera superficial, ilusoria o buscando salir de él, sino con el mundo concreto, multiforme, real en el que estamos insertos.

En modo especial no olvidamos, en este día, a nuestro hermano Philippe Demeestère que, junto condos otras personas, se encuentran en huelga de hambre para hacernos conscientes de la situación de los refugiados en Calais.

Estos días en Marsella hemos sido tocados, sin duda, al menos por dos dimensiones de la experiencia vivida: sentirse parte de una familia ignaciana rica, feliz en su diversidad y la renovación de la alegría, la esperanza, que proviene de la experiencia pascual, incluso en medio a grandes dificultades. ¡Ustedes lo han probado durante estos días! Ser ignacianos es vivir, como pecadores perdonados, la alegría del Evangelio y ser enviados mar adentro.

Les agradezco toda la energía que he recibido durante este encuentro. Seré testigo de ello en mi regreso a Roma.

Arturo Sosa, SJ

Comparte este artículo:
Publicado por Communications Office - Editor in Curia Generalizia
Communications Office
El Servicio de Comunicaciones de la Curia General publica noticias de interés internacional sobre el gobierno central de la Compañía de Jesús y sobre los compromisos de los jesuitas y sus partenarios. También se encarga de las relaciones con los medios de comunicación.

Noticias relacionadas