Hoy, 12 de septiembre, ha dado comienzo una de las tres reuniones anuales del Consiglio Allargato, Consejo Ampliado, del Padre General. Reúne -esta vez ya en la Curia General- no sólo a los Asistentes, sino también a los Secretarios de los sectores apostólicos y a los Presidentes de las seis Conferencias territoriales.

Como tema principal tiene uno de los que más han ocupado el primer plano en los últimos años; podríamos precisar incluso que a lo largo de los últimos veinte años. El padre Sosa quiere que sus asesores arrojen luz sobre cómo vivir “la identidad católica de nuestra misión educativa, en el presente contexto contemporáneo, mundial y sociopolítico”. Se trata de preguntarnos cómo expresar esta identidad tanto a nivel de las propias instituciones como en los programas que ellas ofrecen. Por lo que toca al contexto que nos obliga a emprender una reflexión profunda sobre el tema, hay que mencionar la secularización, que va haciéndose presente incluso en aquellas partes del mundo donde era más desconocida, el auge del nacionalismo y sus consecuencias en varios países, y las consecuencias de ciertas tendencias como el populismo, la polarización de las masas y la creación de un universo de “pos-verdad”.

Los miembros del Consejo Ampliado reflexionarán, en un ambiente de oración y discernimiento, acerca el impacto que las tendencias sociopolíticas actuales ejercen sobre nuestro compromiso apostólico con la educación. Se preguntarán, por tanto, por el modo cómo la tradición ignaciana y sus seculares orientaciones pedagógicas pueden iluminar nuestra reflexión y nuestra acción y cómo nos permiten responder a los complejos desafíos que plantea el contexto específico de nuestros días.

El Consejo hará uso, sin duda, de importantes documentos que han hecho luz sobre el pensamiento de la Compañía de Jesús en materia de educación, como son los discursos del padre Arrupe y del padre Kolvenbach, así como de extractos de la encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco. Tras haber dedicado tiempo a la oración personal y comunitaria, y usando el método de la conversación espiritual en pequeños grupos, todos los participantes estarán en condiciones de contribuir de forma plena, de escuchar y ser escuchados.

El programa precisa, siguiendo el método ignaciano, la “gracia que se quiere y desea alcanzar” al comienzo de cada día. Hace a continuación unas valiosas indicaciones sobre el espíritu que ha de animar toda la sesión:

• Que nos abramos para ver, discernir e interiorizar las luces, las sombras y el impacto que las grandes tendencias sociopolíticas ejercen sobre nuestro mundo y sobre nuestro apostolado educativo.

• Que crezcamos en gratitud y aprecio por el don de la tradición ignaciana, tal como ha ido desarrollándose, en general, en el apostolado educativo de la Compañía.

• Que nos hagamos cada vez más conscientes de la importancia de proponer la experiencia de la trascendencia (la experiencia de Dios) a los niños, adolescentes y jóvenes a cuya vida tenemos acceso en nuestras obras educativas.

• Que seamos cada vez más conscientes de que nuestro apostolado educativo debe ser un instrumento de cambio para la mejora del mundo; y que todos y cada uno debemos sensibilizarnos y ser capaces de aceptar con generosidad esta llamada de Dios.

• Habiendo meditado y teniendo en cuenta el reciente documento del Vaticano “La identidad de la escuela católica para una cultura del diálogo”, pedimos a Dios que su Espíritu nos inspire paz, esperanza y amor, y nos conceda la gracia de un auténtico “Sentire cum Ecclesia” (de sentirnos en comunión con la Iglesia).

Estamos invitados a acompañar al Padre General y a sus consejeros con nuestras oraciones durante esta semana.