Madagascar: Un noviciado floreciente y lleno de vida

El número de novicios de la Compañía en todo el mundo varía mucho de una región a otra. Pero la Conferencia de África y Madagascar es la región en mayor crecimiento. Y dentro de este marco positivo destaca Madagascar. Para un único país, 17 novicios son una hermosa manifestación de dinamismo dentro de la Compañía. El Padre General ha visitado el noviciado de Analamahitsy, en la región de Antananarivo, capital del país. Tuvo ocasión de hablar con estos jóvenes malgaches que han optado por la Compañía de Jesús, y con el equipo de sus formadores.

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El Padre General rezó con los novicios en la capilla del noviciado.

Transcribimos algunos testimonios. En primer lugar el del maestro de novicios, Arthur Niry Lanto.

Es una gracia de Dios para nuestra Provincia recibir en el noviciado un número relativamente alto de jóvenes. Proceden de diversas regiones, de hecho pertenecen a nueve diócesis, que van de norte a sur de la isla. Normalmente su contacto con jesuitas ha sido en parroquias rurales - de “la brousse”, como decimos aquí. En una palabra, que lo que da fruto es el testimonio de cada jesuita. Era así en la historia de la Compañía de este país y lo es en nuestra misión actual. Algunos de ellos vienen de parroquias urbanas, pero es raro que recibamos jóvenes que hayan pasado por nuestros colegios.

No les faltan retos a estos jóvenes en el camino hacia la vida religiosa. El noviciado les ayuda con un acompañamiento permanente y formándoles en fidelidad a la oración. Somos conscientes de que, siendo Madagascar un país marcado por la pobreza, el hecho de entrar en una orden religiosa internacional puede ser vivido como una forma de escapar a las difíciles condiciones de vida. Puede suceder que algunos jóvenes acudan a nosotros buscando una forma de acceder al estudio y de construirse un futuro personal. Los formadores, tenemos que dedicar tiempo a cada candidato y conocerlo bien antes de que entre en el noviciado. Este es el objetivo del seguimiento que les ofrecemos y de los dos años de prenoviciado. Esos dos años significan una oportunidad para que maduren sus motivaciones. Para los formadores, dan ocasión a un discernimiento de los candidatos, para comprobar si existe fundamento sólido para suponer una verdadera vocación.

Una vez en el noviciado, quiero subrayar que el enfoque espiritual que proponemos acerca a los novicios a la realidad malgache y no les aleja de ella. Realmente cultivan el amor preferencial por los pobres, los enfermos y los afligidos.

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Donald Ramiandrisoa, novicio de segundo año; Michel Fanambinantsoa, novicio de primer año.

Dos novicios han compartido también sus vivencias con nosotros.

Puedo decir, sin dudar, que mis días en el noviciado están efectivamente marcados por la vida espiritual. De hecho, lo que más me ha impactado, lo que más me ha tocado, lo que más me ha transformado, son los Ejercicios Espirituales, y luego la experiencia - la prueba - del hospital. Estas dos experiencias me han permitido conocer quién soy realmente. He podido también caer en la cuenta de la importancia del sacramento de la reconciliación y del lugar que ocupa la devoción en la vida espiritual. Humildemente, creo que tengo predilección por los enfermos. Creo que lo que he vivido hasta ahora será eficaz en el futuro.

Donald, novicio de segundo año

Estoy feliz de haber vivido mi primer año de noviciado y lo considero una gracia. Implicarme seriamente en las tareas que lleva consigo la comunidad, junto al acompañamiento de los formadores, han marcado realmente mi vida. Las prácticas espirituales del noviciado me están moldeando para ser un religioso santo y alegre, que encuentra su felicidad en el seguimiento de Cristo. La dimensión comunitaria, la dimensión apostólica y la dimensión intelectual me ayudan a crecer en madurez para poder dar testimonio de Jesús tanto en la vida cotidiana como en la misión a la que seré enviado en el futuro.

Michel, novicio de primer año
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Los novicios de segundo año dan un mini espectáculo al final de la comida con el Padre General.

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Publicado por Communications Office - Editor in Curia Generalizia
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