El mundo de los jesuitas utiliza un vocabulario a veces no muy accesible para los de fuera. Por ejemplo, la palabra “Socio”. El Provincial siempre tiene un “Socio”, como el Maestro de novicios. Del 6 al 11 de noviembre, en la Curia General, se ha convocado una reunión para Socios de varias Provincias. Uno de ellos era Guy Savi, de la Provincia de África Occidental francófona. Le hemos formulado dos preguntas.

Guy Savi, ¿cómo entiendes tu función como “Socio del Provincial”?¿Cómo ves este cargo aparte de lo “burocrático”?

Gracias por esta oportunidad de compartir algo sobre mi misión. Quiero empezar agradeciendo a nuestro Provincial, el padre Mathieu Ndomba, que haya confiado en mí llamándome para que le ayude como Socio en la misión que la Compañía le ha encomendado. Después de un año en este puesto, y aparte de aparato administrativo, voy dándome cuenta, cada vez más, de que mi misión tiene que ver sobre todo con la lealtad. Me parece que es lo más importante. Concibo esta lealtad y trato de vivirla en el marco de la fidelidad creativa. Más concretamente, creo que se trata de escuchar cada día al Espíritu Santo, que nos enseña el verdadero discernimiento necesario para la misión de Cristo.

Como Socio, también soy Consultor de la Provincia - asesor del Provincial en las decisiones que tiene que tomar - y Admonitor del Provincial - un apoyo a nivel más personal. La lealtad entendida y vivida a la luz de la fidelidad creativa me ayuda a tener en cuenta algunos principios clave de la Fórmula del Instituto: servir sólo a Dios y al Pontífice Romano como su vicario en la tierra (Fórmula del Instituto, n°1).

En definitiva, la lealtad que intento vivir en mi vida diaria como Socio me invita a ayudar al Provincial a alcanzar los objetivos que persigue la Compañía, para en todo servir mejor al Señor, bajo el Romano Pontífice.

Durante esta sesión de información y de formación, ¿qué te ha sorprendido, animado o ayudado? ¿Y qué te llevas de Roma a África... útil para tu trabajo, o quizá también para tu corazón?

Esta pregunta me sugiere una palabra: desmitificación. Recuerdo el día que llegué a la Curia General. Era la madrugada del sábado 5 de noviembre. Hacía frío. El padre Barnabé Ramahatradraibe, secretario para la Asistencia de África y Madagascar, me recibió calurosamente a la puerta de la Curia. Sentí que me envolvía el calor en una Roma que está ya a las puertas del invierno. Luego me invitó a desayunar, y allí me encontré frente al Padre General. Era la primera vez que tenía oportunidad de verle. Creo que no había esperado encontrármelo, al menos en un contexto tan poco solemne como el desayuno. Me impresionó su sencillez. Esto es lo que creo que desmitificó la idea consciente o inconsciente que, hasta ese momento, podía tener de la Curia General. Este sentimiento de sencillez en las relaciones se ha mantenido durante toda esta semana de formación. Al llegar, pensaba que, sobre todo, tendríamos que repasar el Practica Quaedam, una especie de manual, y su larga lista de procedimientos y normas administrativas. Pero a partir de la primera sesión con el padre Antoine Kerhuel, Secretario de la Compañía, entendí que lo que había que hacer era más bien sumergirse en el espíritu de “nuestro modo de proceder”.

Estoy muy contento de haber participado en esta reunión, que me ha puesto en la pista para ir respondiendo a la pregunta que se ha instalado en mí desde que soy Socio: la identidad jesuita. Más allá de los procedimientos, es un espíritu, un modo de proceder de la Compañía propio de nuestra identidad-misión. Vuelvo a mi Provincia, en África, con la idea de que mi misión ante el Provincial es trabajar más en la misión y la unión de corazones, los dos grandes temas que recorren nuestras Constituciones de punta a punta.