Con la colaboración de Pascual Cebollada, SJ, Postulador General
y Federico Lombardi, SJ, editor de la Positio

Se hizo esperar, y el sábado 17 de diciembre el Papa Francisco autorizó la firma del decreto que reconoce las “virtudes heroicas” del famoso jesuita Matteo Ricci. Ahora está incluido en la lista de “venerables” reconocidos por la Iglesia; se le reconoce por su testimonio de fe.

La figura de Matteo Ricci ocupa un lugar especial en la historia de la cultura humana como uno de los principales protagonistas del encuentro entre diferentes culturas. Junto con Marco Polo, es una de las dos únicas figuras no chinas incluidas en la gran representación de la historia china en el Monumento del Milenio de Pekín. Fue el primer no chino en recibir el honor de ser enterrado en la propia capital, en un terreno especialmente asignado por decreto imperial.

Sin embargo, el reconocimiento, ya casi universal, de los méritos de Ricci en cuanto al encuentro entre culturas no ha ido acompañado hasta ahora de una atención y valoración tan considerable de la grandeza de su figura espiritual y de sus virtudes. Por ello, el reciente decreto del Papa Francisco pone de manifiesto la calidad espiritual de este intelectual, esencialmente un misionero.

Recordemos algunos elementos biográficos:
• 1552 (6 de octubre): nacimiento en Macerata, en la Región de las Marcas (Italia)
• 1571 (15 de agosto): entra en el noviciado de los jesuitas
• 1577 (18 de mayo): sale de Roma, con destino a la misión de Oriente
• 1578 (13 de septiembre): llega a Goa; vive en la India hasta 1582
• 1582 (7 de agosto): llega a Macao, estudia la lengua china
• 1595 (28 de agosto): llega a Nanchang donde vive como “literato” confuciano; publicación del “Tratado de la Amistad”
• 1597 (4 de agosto): es nombrado Superior de la misión de China
• 1598 (7 de septiembre): primera llegada a Pekín, sin poder presentarse al Emperador
• 1601 (24 de enero): nueva llegada a Pekín, encuentro con el Emperador; permiso para establecerse en la capital
• 1610 (11 de mayo): muere en Pekín
• 1611 (1 de noviembre): entierro solemne en el cementerio de Zhalan por decreto imperial

Una figura misionera elocuente hoy en día

La importancia actual de la figura de Matteo Ricci y la oportunidad de proponerlo como modelo de vida cristiana son evidentes en varios aspectos. Podemos destacar tres en particular:

1 La importancia de China, el pueblo y la cultura china para la humanidad, el diálogo y la paz. La importancia de Ricci como modelo de amistad y diálogo entre los pueblos, capaz de construir puentes entre las culturas y la paz en el mundo.

2 La nueva visión de la misión de la Iglesia: la evangelización en relación con las diferentes culturas: la “inculturación”. Ricci como modelo de inculturación de la fe y de la vida cristiana para toda la Iglesia.

3 La relación entre la Iglesia Católica y la China. La vitalidad de la Iglesia católica en China, plenamente china y plenamente católica. Ricci como maestro y modelo para que los católicos chinos sean plenamente chinos y plenamente católicos.

La amistad como “estilo misionero”

Añadamos a este artículo la visión desarrollada por el antiguo Superior General de la Compañía, el P. Adolfo Nicolás. En una ponencia sustancial pronunciada en Milán en 2010, presentó a Matteo Ricci como el jesuita que había desarrollado un estilo misionero particular, el de la apertura a través de la amistad. Tras definir la misión como la ayuda a las personas para buscar y encontrar a Dios en todas las cosas, el P. Nicolás dice que el misionero está llamado a mirar el mundo como lo mira Dios. Esto lleva a la amistad con todos. En esta perspectiva, Matteo Ricci pudo proponer el encuentro entre el Evangelio y la cultura china. Fue un pionero y un maestro en la “inculturación”, en la inculturación del Evangelio.

En cuanto a la forma de evangelizar de Matteo Ricci, no tenemos pruebas explícitas de su predicación. Prefirió más bien el camino del encuentro, de la conversación amistosa, de la relación personal con el otro, buscando sobre todo captarlo a través de su cultura, es decir, de su propia manera de ver el mundo. El reconocimiento por parte del Dicasterio de las Causas de los Santos y del propio Papa del ejemplo de “santidad” ofrecido por Matteo Ricci confirma la pertinencia de este enfoque para nuestro tiempo.

Última hora:

El obispo de Hong Kong, el jesuita Stephen Chow, envió una nota al Postulador de la causa de Matteo Ricci, el P. Pascual Cebollada, en la que señalaba:

El representante del gobierno chino en Hong Kong me ha informado de que el anuncio se ha difundido ampliamente en China, donde se ha acogido favorablemente este merecido reconocimiento.