Mirar más allá de lo imposible
Una colaboración de Juan Andrés Quintero, SJ
En el marco de la visita que el Padre General Arturo Sosa realizó a la Provincia de Venezuela, el miércoles 28 de junio se dio cita en la ciudad de Caracas un encuentro y tiempo de oración de jóvenes con el General, animado desde la Oficina de Juventud y Vocaciones y un equipo conformado por distintos agentes pastorales.
La presencia y compañía del General ha ayudado a
recrear y reforzar el apostolado y la misión del trabajo con los jóvenes. El
hecho de organizar la visita supuso el desafío de preguntarnos ¿qué queremos
presentar? ¿Qué queremos compartir con el Padre Arturo? Nada sencillo cuando
estamos envueltos en las dinámicas del acompañamiento juvenil en una realidad
cada vez más variada, compleja y apresurada.
Una idea tuvimos clara desde el inicio, hacer sentir al General que estaba “en su casa”. No en vano el encuentro se realizó en la sede del Instituto Técnico Jesús Obrero de Fe y Alegría en la comunidad de Catia, al oeste de Caracas. Un lugar que no le era ajeno, pues durante su vida dentro de la Provincia tuvo diferentes momentos en los que compartió y se vinculó con dicho Instituto y comunidad.
En el encuentro participaron más de 130 jóvenes pertenecientes a las distintas instituciones y organizaciones juveniles ignacianas que hacen vida en Caracas. No obstante, siempre tuvimos presente que la realidad juvenil excede las propias fronteras geográficas de la capital y se expanden a todo lo largo y ancho del país. De allí la importancia de este espacio como una oportunidad para vincularnos a la misión y trabajo de la Compañía en su sentido más universal.
Así, desde una pequeña pero representativa parte, tuvimos la oportunidad de compartir con el padre Arturo. El tono del encuentro fue hacer de ese espacio y tiempo una oración ignaciana guiada. De esa manera, tomamos el esquema de la oración para presentar diversos momentos en los que, entre la pacificación, cantos y recitar alguna oración en conjunto, iban siendo planteadas preguntas al General como materia de la oración, terminando el espacio con unas palabras y bendición final del padre Arturo como coloquio.
Las preguntas rondaban sobre la experiencia vocacional del General. De sus palabras se transparentaba el testimonio de vida y la experiencia de Dios de un hombre que le ha tocado liderar la Compañía en estos tiempos. Todo se convierte en desafío y puede ser motivo o justificación para desistir o caer. Pero, como bien señalaba el padre Arturo, estamos llamados a vivirnos desde “la apertura y la sensibilidad” sintiéndonos acompañados por Dios, por tanto, “no nos quedemos mirando las dificultades, lo que parece imposible, como si nos hubieran abandonado (...) todo lo contrario, el Señor también dice que ‘yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo’”.
Para concluir, el Padre General llamaba a los jóvenes a que se involucraran en la misión de
Jesús, ya que todos “tenemos la responsabilidad de hacer lo que él inició. Que
eso es posible, porque, así como él lo hizo, lo podemos hacer nosotros, porque
estamos acompañados por él. Cuando nos bendecimos, cuando hacemos la señal de
la cruz, cuando recordamos a ese Señor, recordamos que somos nosotros los que
podemos hacer realidad ese sueño de Dios de un mundo fraterno, de un mundo
justo, de un mundo mucho más humano”.