La CVX y los jóvenes: encuentros comunitarios en el camino de la sabiduría
Daniela
Ochoa-Peralta; James O’Brien - Jóvenes miembros del Consejo Ejecutivo Mundial
[De
la publicación “Jesuitas 2023 - La Compañía de Jesús en el mundo”]
Por todo el mundo, desde América Latina hasta Corea, los jóvenes adultos se reúnen para reflexionar, escuchar y compartir. A través de este contacto con la comunidad CVX, cada persona experimenta sabiduría y ánimo para el camino.
En América Latina, la CVX es un espacio solidario para celebrar la vida
Es un espacio familiar, donde no hay críticas ni discriminación, donde es posible nombrar la presencia de Dios. Es un hogar para acoger e incluir a todos, caminar juntos como amigos y compartir la vida con los demás.
Cuando los jóvenes adultos de CVX se reúnen,
reflexionan sobre sus alegrías y sus dificultades en pequeñas comunidades
locales. A través de dos o tres rondas de intercambio auténtico y escucha
profunda, los jóvenes CVX comparten cómo les va en su viaje, reflexionan sobre
su oración y perciben la acción de Dios en su experiencia cotidiana. La experiencia
comunitaria de la bondad de Dios equipa a los jóvenes para afrontar los
momentos difíciles de la vida con esperanza. La comunidad CVX local ha sido,
durante los años de pandemia, un bálsamo para el alma y una ayuda para la salud
mental, donde cada persona reaccionaba de manera diferente a las medidas de
protección impuestas. En Colombia, algunas comunidades CVX de jóvenes se
reunían con más frecuencia para acompañar a los que estaban solos. En Guatemala
y Paraguay, las comunidades de jóvenes buscaron ayudar a los más necesitados.
«A nivel espiritual, [CVX] me ayuda a sentirme más cerca de Dios y a amarlo de una manera más transparente, para mejorar mis relaciones familiares, laborales y de amistad» (una persona de Colombia, miembro de CVX, 24 años).
Juntos, los jóvenes de CVX se experimentan a sí mismos como amados por Dios y así descubren su verdadero ser. Como dice un joven colombiano, «la CVX es un espacio de tranquilidad y paz que te ayuda a encontrarte a ti mismo». De hecho, la experiencia CVX ayuda a la persona a descubrir su vocación personal y así sentirse más orientada en la vida. Un miembro de Guatemala, de 22 años, dice que la CVX le ayudó a encontrar «quién soy, qué quiero ser y hacer en este mundo».
En esta perspectiva la formación al interior de la
comunidad ofrece un espacio para aprender a ayudar a los demás. Por el hecho de
pertenecer a la CVX, los miembros ya aprenden una manera de acompañarse
mutuamente a través de los distintos momentos, etapas y circunstancias de la
vida. Sin embargo, más allá de esto, la reflexión que tiene lugar en un círculo
CVX sirve de impulso para la acción transformadora en el estudio, el trabajo y
la sociedad en general. De hecho, los jóvenes de CVX ven sus vidas como algo
que ocurre en el contexto mayor del reino de Dios que se hace presente en el
mundo. Mientras recogía ropa y alimentos para las inundaciones de Asunción,
Pilar y Ciudad del Este, un miembro de la CVX de Paraguay «se dio cuenta de que
nuestra presencia en el mundo es importante». Esta toma de conciencia, a la que
se llega a través del amor y el servicio, va dando forma a la actitud de la
persona hacia la misión en la vida ordinaria.
En Corea, los graduados de las escuelas HOPE de la CVX se han estado reuniendo con miembros mayores de la CVX para reflexionar sobre sus vidas
Las tres escuelas HOPE son una misión corporativa de la CVX en Corea, basada en el deseo de servir y acompañar a jóvenes en situación de pobreza que necesitan atención y apoyo. Reuniendo a un grupo muy diversos de estudiantes de un contexto multirreligioso cada tarde y noche, la primera escuela HOPE fue fundada en Seúl (2012), luego se fundó otra en Yongin (2014) y una tercera en Busan (2015).
Las escuelas HOPE tienen como objetivo ayudar que los estudiantes desfavorecidos vuelvan a encontrar un camino de esperanza en su trayectoria de aprendizaje y de vida. La CVX de Corea quería capacitar a los jóvenes para que consiguieran grandes cosas en sus vidas. Los alumnos, que han vivido una infancia difícil, suelen sentirse agradecidos por las escuelas, y algunos se convierten en profesores voluntarios. Quieren compartir el don del estímulo que ellos mismos han recibido.
En los últimos años, la CVX en Corea ha visto la
necesidad creciente de reunir a los que ya se han graduado y caminar con ellos.
El equipo de formación de jóvenes de la CVX ha llevado a cabo programas para
jóvenes adultos en las escuelas HOPE. Esta iniciativa tiene tres objetivos: 1)
que los jóvenes se sientan plenamente amados y respetados; 2) que salgan y
compartan con otros el amor que han recibido; 3) que lleguen a marcar la
diferencia en la vida de los pobres y necesitados de su barrio.
En Yongin, los miembros de CVX organizaron una reunión con jóvenes graduados y trabajadores a tiempo parcial de la escuela HOPE, compartiendo su interés por estar con ellos y apoyarlos. Entre todos discernieron que debían iniciar un club de lectura semanal para compartir la vida a partir de sus lecturas. El grupo se reunió durante nueve semanas, y los miembros de la CVX equiparon a los jóvenes para que adoptaran un lenguaje de sabiduría para reflexionar sobre sus vidas.
Crear una comunidad mundial
Los jóvenes son una parte esencial de la Comunidad de
Vida Cristiana. Como comunidad mundial acogemos a los jóvenes, desde Colombia
hasta Corea, en su búsqueda de la plenitud de vida. Buscamos escuchar a los
jóvenes con apertura, para encontrar juntos un lenguaje de sabiduría, y así ir
recorriendo el camino. Al compartir el compromiso comunitario, en la
experiencia de la espiritualidad y la conversación, los jóvenes adultos
descubren su propio papel en la misión de renovar el mundo de Dios. Cada
persona tiene un fuego sagrado en su corazón, y la CVX le ofrece una forma de
encenderlo.